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¿Con qué llenarían el espacio los medios de comunicación si las personas creyendo en Jesús abandonaran la multifacética violencia?

Violencia: Actitud innata

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Era el último día del curso Fabianne Terral, maestra de 34 años no podía imaginar que sería el último de su vida. Una madre airada la apuñaló hasta matarla ante unos niños de 5 y 6 años. La agresora de 47 años con antecedentes policiales por haber abandonado a una menor de 15 años. Parece ser que la causa de la agresión mortal se debió a que la maestra había amonestado a la madre por los numerosos retrasos de su hija.

La violencia es tema de gran preocupación hoy por su imparable incremento debido a que no se encuentra manera de ponerle freno. Se manifiesta en las manifestaciones de fútbol base cuando los padres increpan las decisiones arbítrales y a los entrenadores porque los hijos no juegan. Los jugadores de elite la exponen con mordiscos y juego sucio. Desde las graderías insultando a los jugadores por el color de la piel, por su origen nacional y tendencias políticas. Está presente cuando se amenaza con el envío de la Brunete y el encarcelamiento de políticos por desafectos al Gobierno y por destruir la Democracia. En las familias cuando las diferencias se zanjan a gritos, amenazas, golpes y en casos extremos navajazos y, utilizando a los hijos para ponerlos de parte de uno de los progenitores y en contra del otro. Las manifestaciones violentas son tantas y variadas que no se pueden detallar en un breve escrito.

El activista norteamericano Malcon X nos explica porque la violencia está tan extendida: “Sé pacífico, sé cortés, obedece la ley, respeta a todos”, hasta aquí nada que objetar. Lo que sigue sí que es bueno: “pero si alguien te pone la mano encima, mándalo al cementerio”. Deberían ser palabras de profunda meditación las que escribe Santiago: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (4:1-3).

Refiriéndose al caso del albañil de Olot que mató a cuatro personas, el psicólogo criminalista Vicente Garrido dijo: “Una situación de enorme angustia que le provocó una ira incontrolable y ésta se convirtió en un acto violento para destruir a las personas que representaban el origen el mal”. Según el psicólogo, el comportamiento indeseable del albañil fue la consecuencia de una situación externa que le produjo la enorme angustia que le condujo a cometer el crimen múltiple, “le produjo una ira incontrolable…”. Es decir, el responsable de los cuatro asesinatos fue una situación externa, el albañil no es responsable de lo que hizo. Pero la Biblia dice: “del malvado sale la maldad” (1 Samuel 24:13).

El periodista Joaquín Rog le pregunta al poeta Jerome Rothemberg: -¿Sigue creyendo que en todo hombre se encuentra un asesino? La respuesta que recibió es la que sigue: “Sí. Otra de las cosas que vuelve es la glorificación de la violencia. No me gustan estos actores de cine que el público considera hombres muy machos cuando actúan. No es verdad, es un error y no sé porque se da esta glorificación de la violencia”. Lo que Rothemberg ignora la Biblia lo esclarece: “Y como no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia…maldad, llenos de envidias, homicidios, contiendas, engaños, malignidades…desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia, quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo lo hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:28-32).

La evidencia es que para muchos Dios ha muerto, no existe, y se utiliza su Nombre para hacer todo que el apóstol Pablo denuncia en el texto bíblico citado. Dada nuestra inclinación natural a hacer el mal no debe extrañarnos que Paulino Castells escriba: “A manera de síntesis de estas ideas, la experiencia me confirma que las simientes de la violencia se siembran en los primeros años de la vida en el seno del hogar y después se llega a la adolescencia, etapa crucial que comparo con el final de una melodía que se empezó a susurrar en la cuna el recién nacido), después estas simientes se cultivan en un medio social que estimula la incompatibilidad entre aspiraciones y oportunidades de los jóvenes que crecen avivadas por valores culturales que glorifican soluciones agresivas de los conflictos entre personas”.

Si desde la cuna se enseñase que “con el temor del Señor el hombre se aparta del mal” (Proverbios 16:6) las cosas nos irían e otra manera. La prensa escrita ahorraría mucha tinta y papel.

Violencia: Actitud innata

¿Con qué llenarían el espacio los medios de comunicación si las personas creyendo en Jesús abandonaran la multifacética violencia?
Octavi Pereña
martes, 15 de noviembre de 2016, 00:09 h (CET)
Era el último día del curso Fabianne Terral, maestra de 34 años no podía imaginar que sería el último de su vida. Una madre airada la apuñaló hasta matarla ante unos niños de 5 y 6 años. La agresora de 47 años con antecedentes policiales por haber abandonado a una menor de 15 años. Parece ser que la causa de la agresión mortal se debió a que la maestra había amonestado a la madre por los numerosos retrasos de su hija.

La violencia es tema de gran preocupación hoy por su imparable incremento debido a que no se encuentra manera de ponerle freno. Se manifiesta en las manifestaciones de fútbol base cuando los padres increpan las decisiones arbítrales y a los entrenadores porque los hijos no juegan. Los jugadores de elite la exponen con mordiscos y juego sucio. Desde las graderías insultando a los jugadores por el color de la piel, por su origen nacional y tendencias políticas. Está presente cuando se amenaza con el envío de la Brunete y el encarcelamiento de políticos por desafectos al Gobierno y por destruir la Democracia. En las familias cuando las diferencias se zanjan a gritos, amenazas, golpes y en casos extremos navajazos y, utilizando a los hijos para ponerlos de parte de uno de los progenitores y en contra del otro. Las manifestaciones violentas son tantas y variadas que no se pueden detallar en un breve escrito.

El activista norteamericano Malcon X nos explica porque la violencia está tan extendida: “Sé pacífico, sé cortés, obedece la ley, respeta a todos”, hasta aquí nada que objetar. Lo que sigue sí que es bueno: “pero si alguien te pone la mano encima, mándalo al cementerio”. Deberían ser palabras de profunda meditación las que escribe Santiago: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (4:1-3).

Refiriéndose al caso del albañil de Olot que mató a cuatro personas, el psicólogo criminalista Vicente Garrido dijo: “Una situación de enorme angustia que le provocó una ira incontrolable y ésta se convirtió en un acto violento para destruir a las personas que representaban el origen el mal”. Según el psicólogo, el comportamiento indeseable del albañil fue la consecuencia de una situación externa que le produjo la enorme angustia que le condujo a cometer el crimen múltiple, “le produjo una ira incontrolable…”. Es decir, el responsable de los cuatro asesinatos fue una situación externa, el albañil no es responsable de lo que hizo. Pero la Biblia dice: “del malvado sale la maldad” (1 Samuel 24:13).

El periodista Joaquín Rog le pregunta al poeta Jerome Rothemberg: -¿Sigue creyendo que en todo hombre se encuentra un asesino? La respuesta que recibió es la que sigue: “Sí. Otra de las cosas que vuelve es la glorificación de la violencia. No me gustan estos actores de cine que el público considera hombres muy machos cuando actúan. No es verdad, es un error y no sé porque se da esta glorificación de la violencia”. Lo que Rothemberg ignora la Biblia lo esclarece: “Y como no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia…maldad, llenos de envidias, homicidios, contiendas, engaños, malignidades…desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia, quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo lo hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:28-32).

La evidencia es que para muchos Dios ha muerto, no existe, y se utiliza su Nombre para hacer todo que el apóstol Pablo denuncia en el texto bíblico citado. Dada nuestra inclinación natural a hacer el mal no debe extrañarnos que Paulino Castells escriba: “A manera de síntesis de estas ideas, la experiencia me confirma que las simientes de la violencia se siembran en los primeros años de la vida en el seno del hogar y después se llega a la adolescencia, etapa crucial que comparo con el final de una melodía que se empezó a susurrar en la cuna el recién nacido), después estas simientes se cultivan en un medio social que estimula la incompatibilidad entre aspiraciones y oportunidades de los jóvenes que crecen avivadas por valores culturales que glorifican soluciones agresivas de los conflictos entre personas”.

Si desde la cuna se enseñase que “con el temor del Señor el hombre se aparta del mal” (Proverbios 16:6) las cosas nos irían e otra manera. La prensa escrita ahorraría mucha tinta y papel.

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