La actual actitud y compromiso fuerte del militante que gusta a los grandes y más antiguos partidos, se identifica con ellos porque comulga con el ideario del partido, porque se expresa y participa a través de la estructura del partido, porque reconoce la autoridad del líder..., pero luego están los activistas, que anteponen la actitud independiente y el compromiso débil con la sociedad civil. Este activista se expresa y participa a través de coaliciones ciudadanas y reconoce (no siempre, casi nunca) la autoridad del que mayor méritos hace.
En España estamos en un momento estupendo para procurar un cambio de rumbo en todos los ámbitos: la ciudadanía debería tener la ilusión para llevar a cabo una regeneración democrática que nunca llega. Las redes e internet propician y nos brindan la aparición de plataformas para coordinar acciones políticas con cara y ojos (no como el maloliente 15-M del año 2011). Muchos partidos políticos no tan grandes y creados a partir del 2010 tienen la oportunidad de iniciar ese cambio de rumbo.
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