Ya que tenemos nuevo papa (León XIV) me parece oportuno recordar a otro, muy importante para mí. En los primeros días de abril se cumplieron 20 años de la muerte de san Juan Pablo II, quiero recordar por que fue un papa que ha marcado en lo más profundo a millones de católicos de todo el mundo, como el Obispo de Roma encargado de “introducir a la Iglesia en el tercer milenio”. Su pontificado fue extraordinariamente largo y fecundo. Y reformador, no tanto quizá porque estos años supusieran una renovación doctrinal, que también, sino porque Karol Wojtyla, él mismo un padre conciliar, se encargó de llevar a todos los rincones del planeta la novedad del Vaticano II, poniendo así en marcha una serie de procesos sin los que hubieran resultado hoy impensables en la Iglesia dinámicas como la sinodalidad o las alianzas con otros grupos sociales que, en el contexto de sociedades plurales, colaboran hoy con las comunidades católicas en múltiples objetivos comunes en defensa del bien común.
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