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​La nueva esclavitud

José Medina Pedregosa, Córdoba
Lectores
sábado, 22 de marzo de 2025, 11:50 h (CET)

El mundo creía yo que estaba loco y yo era una de estos enfermizos. Dándole vueltas a mi alocada mente he observado que no existía en mí este pensamiento. Yo creía, o al menos, me parecía que, la esclavitud ya no existía, es decir, ser esclavo de alguien, hay pruebas eficientes de que este vasallaje, aunque siempre he oído y se ha dicho que hay muchas formas de esclavitud. Vemos películas donde el comprador alardeaba con sus aliados de haber comprado un buen ejemplar o una joven-casi siempre de color negro para recreo y para solaz diversión de entretenimiento.


Los jugadores de fútbol son esclavos y vendidos al mejor postor e incluso conllevados, eso sí y que remedio les queda contra estos mayoristas y especuladores de esclavos, nuevos y amparados  por leyes  tramperas y fuerzas obligadas. 

    

La esclavitud como moneda de cambio, podría tener dos caras iguales, una en el anverso y la otra en el reverso. También tenemos la esclavitud y mafias, donde cada día vemos como unos inmigrantes, sean de donde sean, buscan a expensas de otras personas o por ellos mismos, buscando otros lugares para vivir mejor. Estos son esclavos buscados por estas personas. Muchos de ellos dejando la esclavitud de sus inicios para meterse en otras sin saber cómo son la mayoría, estos siguen siendo los llamados esclavos de solemnidad.


Tampoco olvido a los esclavos de los partidos políticos, estos son los esclavos de la palabra y de sus propias ideologías, muchos de estos se tienen que masticar los acuerdos de sus digámosle, jefes del mismo barco el cual un día y bajo un buen sueldo se achantan diciendo “sí, mi amo”. Así podríamos diagnosticar otras muchas variedades de esclavitud, seguro que las tendrán.


Estando este último verano en Palmones, San Roque, (Cádiz), estaba yo tendido bajo la lona del parasol, boca abajo, cuando mis ojos se vieron de frente a una joven, esta llevaba todo su cuerpo tatuado de libros. Era una biblioteca andante todo tatuado. Iba desnuda al completo. Esta criatura, en sus mamas, en una de ellas, llevaba el nombre del Kama Sutra, y la otra mama, la izquierda, se me nubló la vista. No distinguía lo que era. Y más abajo, llevaba otro libro marcado con el nombre, El libro del buen amor en letras más pequeñas llevaba grabado, más abajo: La cueva de Alibaba y los cuarenta ladrones. Una vez que pasaba por mi lado, me volví y miré a lo lejos al cielo diciendo: Esclava de su propio destino.  


Esta mañana he visto y oído, tanto em la tele como en algunos periódicos un reparto de inmigrantes, esos niños que les llaman menas. Junts, el patrón de los fachosos sediciosos catalanes ha negociado, comisionado como si fuese este el amo una vez más, a Sánchez, jefe comunista social del gobierno de España, es decir, su lacayo. 


Junts y el nefasto gobierno se han repartido las menas como si fuesen esclavos, para Cataluña y el resto de España. Estos han mercadeado y distribuido como si fuesen estos menores vendidos al mejor postor. A Cataluña le dan 30 menas y a Madrid 700. Ellos se lo guisan y nosotros, los demás, nos los comemos.  


Un reparto justo y equitativo, si señor. Las regiones, he leído que, salen beneficiadas los socios de esta compra-venta, tanto las comunidades del PS como las de los traficantes y sediciosos vendedores de esos “esos esclavos votos” que se venden al mejor postor. La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.

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Stefhan Hessel exdiplomático y excombatiente ya publicó una obra que llevaba por título el tema de esta pequeña reflexión, “Indignaos”. Y es que es claro y patente indignarse en medio de una sociedad actual, con bastantes valores en entredicho, y con la carestía de la vida y la inflación real por las nubes, o el precio imparable del coste la vivienda.

El "y tú más" es una expresión utilizada para desviar la atención de una crítica o acusación hacia la otra persona, evitando así asumir responsabilidad por un error o comportamiento. Esta frase se emplea comúnmente en situaciones de conflicto, como en discusiones entre parejas, en el ámbito político o en contextos escolares, donde se busca justificar o excusar el propio comportamiento al señalar una supuesta falta similar en la otra parte.

No sé quién dijo esta frase: “A España no la va a conocer ni la madre que la parió” no sé qué, adivino manifestó esta frase, si la dijo para bien o para mal. España está triunfal, raro es el día que recibimos cosas serias, con más condimento. Los WhatsApp y demás cachondeos, donde los ramplones, nos atiborran con recaditos en los móviles, nos los tragamos todos.

 
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