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Acabo de leer que “El PP remitirá a La Moncloa 1.136 cartas de ciudadanos con sus problemas reales", algo que, por mucho que Feijóo apareciera el lunes 29 intentando desacreditar a Sánchez, avala los cinco días de reflexión que el presidente había anunciado en su carta de 1.050 palabras, dirigida también a quienes no votan al PSOE. De hecho, la convocatoria del PP se titulaba “en legítima correspondencia”.
Veo en esta acción tres fracasos evidentes de Feijóo y un riesgo añadido.
El primero, porque es contrario a la estrategia política lo de criticar al adversario porque haya hecho algo y a continuación proponer a otras personas que hagan lo mismo. Los coches que vienen en sentido contrario tienen tanto derecho a circular como el nuestro.
El segundo, porque esas 1.136 personas han “reflexionado” mientras escribían, por lo que Feijóo las ha colocado ante el teclado en una actitud similar a la de Sánchez. En este planeta, quienes comparten los mismos estados de ánimo tienen más fácil comprenderse entre ellos.
En tercer lugar, el que un partido político con tanto poder como el PP convoque a escribir lo que le dirías al presidente y solo consiga 1.136 textos solo se puede considerar un fracaso sin paliativos. Hay foros de noticias que consiguen más comentarios y muchos están muy bien elaborados.
Y un riesgo.
Feijóo ha proporcionado una oportunidad de triunfar a un Sánchez que ha demostrado ser capaz de casi cualquier cosa y a quien, antes o después, le saldrán imitadores de categoría en lo de retirarse a reflexionar.
Como, en “legítima correspondencia”, el presidente del Gobierno decida pedir autorización para publicar en la web de La Moncloa sus mensajes a los autores de esos 1.136, y a todos los que le han escrito sin seguir consignas de ningún partido, a Feijóo se le van a enredar las neuronas mientras grita por dentro para que la tierra se lo trague.
Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.
Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.
Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.
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