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El “Clásico” del fútbol español se desplaza este fin de semana al estadio de La Cartuja y la de este próximo sábado será la octava final de Copa del Rey que disputarán ambas escuadras. Han pasado once años desde la última celebrada en Valencia, y Sevilla será la sede del primer Real Madrid-Barcelona en las 123 ediciones de la competición. Una final sin un favorito claro, aunque quizá el momento anímico de la entidad blaugrana es sensiblemente superior al de su adversario.
La gabarra "Athletic" está feliz, puesto que por fin verá finalizada su inactividad de tanto tiempo. Todo ello porque los bilbaínos pusieron fin a su maldición de cuarenta años sin ser campeones de la Copa del Rey, con seis finales perdidas, cinco en los últimos 15 años. El equipo de Valverde debió esperar a la tanda de penaltis para vencer a un combativo Mallorca y alcanzar la gloria, pero esta Copa, "su" Copa más deseada, por fin podrá lucirla ante su gente por la ría de Bilbao.
Una Copa para el Madrid, la 20ª de su historia; una Copa para Rodrygo Goes, MVP y autor de los dos goles que vuelven a dar el título copero a los blancos, nueve años después de aquel recordado triunfo en Mestalla frente al Barça. Y, a la vez, un subcampeonato, el segundo de su historia, con honores de campeón para Osasuna.
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