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Etiquetas | Entrevista | Eduardo Alberto Nico | Escritor | Poeta | Argentina
Entrevista al escritor argentino en la que nos habla de su visión sobre la vida, la literatura y su nuevo poemario titulado “Servidumbres”

Eduardo Magoo Nico: el oficio de escribir como método de resistencia

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Parece ser, que este hermoso oficio de escribir toma desde diferentes vertientes en la América Latina y nos lleva por rumbos en los que nos podemos reencontrar y cavilar casi de manera diaria. Es así que, surge por ejemplo la poesía como verdadera lanza para combatir esta terrible posmodernidad y sus atroces caminos.


Foto del autor


El día de hoy, nuestra entrevista nos lleva a conocer al escritor Eduardo Alberto Nico nacido en la Argentina el 22 de marzo de 1956 en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, República Argentina. Fundador junto a Roberto Barandalla del TIC (Taller de Investigaciones Cinematográficas) bajo la dictadura militar genocida, junto con el cual participa del legendario festival “Alterarte” en San Pablo, Brasil (1981). Publicó en Argentina su primer libro de poemas, “La Polaca” (Ediciones Cronopio Azul, 1995), el relato “Resurrección” en el diario Perfil (Buenos Aires, 6/1/2008) y el libro de poemas “Puros por Cruza” (Editorial El fin de la noche, 2011). 


Víctima de la crisis económica que en el 2001 asola a la Argentina, se traslada a Trieste, Italia, donde trabaja en el ámbito del proceso de desmanicomialización y restitución de los derechos civiles a las personas con disturbios mentales, iniciado por Franco Basaglia. En Italia ha publicado la fotonovela “Escuela de Sirenas” en el suplemento semanal de “El diario Il Manifesto” (Alias, 9.02.2002). En el 2012 es convocado por el Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofía de Madrid para la muestra colectiva “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina” curada por Ana Longoni (25 de octubre de 2012 – 11 de marzo de 2013) cuyo catálogo incluye (pág. 69 a 72) una entrevista a Eduardo Magoo Nico realizada en Trieste por Ana Longoni y Jaime Vindel. Recientemente ha editado el poemario “Servidumbres” (La Cartonera edizioni, Roma, 2022, PDF).


Dicho lo anterior, pasen a conocer un poco más su visión sobre la vida, la literatura y su nuevo poemario titulado “Servidumbres” una obra que me parece a mí para leer, mientras estos años convulsos nos invaden y tratan de consumir la poca esperanza que nos va quedando como humanidad y, a nuestro ennegrecido planeta tierra.Sean entonces, bienvenidos a esta entrevista que hemos preparado para conocer al autor de tan exquisito y bien logrado poemario.


¿Desde cuándo escribe Eduardo Magoo Nico?

Comencé a escribir en torno a los seis años en la escuela, normalmente. ¡Ja! ¡Ja! Y con algún intento precedente, de modo catártico y casi convulsivo, poco antes del golpe militar de 1976.


¿Qué o quién lo llevó a conocer el oficio de escribir?

Una primera puerta al gran mundo de la escritura la abrió mi profesora de literatura de cuarto año del liceo, pero por entonces mi cabeza se abría también en otras direcciones, la historia, la política. Yo fui parte de la generación que se radicalizó a partir de la derrota del imperialismo yankee en Vietnam y que en la Argentina se expresó en la lucha contra la dictadura militar (la del 66-73) que tuvo su gran bautismo de fuego con el Cordobazo (1969). Es la generación que en buena medida fue destrozada, desaparecida, sucesivamente. Por entonces una compañera del colegio me había hecho conocer a Alejandra Pizarnik, y por entonces, ya estaba allí instalada la lírica de Luis Alberto Spinetta (un poeta rockero, con influencias de Rimbaud, Artaud, etc.) que tuvo un fuerte impacto en mí, así como poco más tarde la tuvieron los poetas surrealistas y los beatniks. 


Nunca pensé que la poesía pudiera concebirse como un oficio y lo sigo pensando. Aunque pienso sin embargo la poesía, en mi casi madurez, como una manualidad, una laboriosa artesanía en la que no se puede no ser autodidacta. Todo lo demás (títulos académicos, erudiciones varias) está de adorno. Lo que cuenta es una potente e interiorizada experiencia del mundo y el trabajo de gubia sobre el lenguaje, que es la arcilla, el material sobre el cual, y con el cual, nos expresamos.


DSCF3565


¿Cuántos libros ha publicado y sobre que temas versan?

He publicado tres libros: “La Polaca” (Ediciones Cronopio Azul, 1995), “Puros por Cruza” (Editorial El fin de la noche, 2011), y el poemario “Servidumbres” (La Cartonera edizioni, Roma, 2022, PDF) por el cual he firmado un contrato con Amargord Ediciones para su publicación en España. Tengo un cuarto libro por publicar “Treinta y seis grados” que se editará próximamente.


Para la segunda parte de la pregunta recurriré a los prólogos, pues implicaría (para mí) un enorme trabajo de revisión y síntesis que no deseo, por ahora, afrontar. Veamos… Tal vez no hagan falta.


“La Polaca” es el relato, en prosa poética, del recorrido ciudadano de una desnuda durmiente, que sale a la calle portando una lámpara… Al cual siguen unos cuantos poemas (de amor de locura y de muerte, digamos, tanto por decir algo).


En “Puros por cruza” la oportunidad de la lectura, es la de desparramarse entre sirenas, anguilas sonrientes, ballenas mancas, lunas con pechos y ancas de agua. Ocasión de celebrar la espuma de los charcos y al son de un boyero corajudo, jinetear alegres: De sirena y de anguila / Es el vientre de mi caballo / Panza de nave en un surco / Espuma de bruma en un charco.


Se dice en el prólogo de “Servidumbres” (del doctor en lingüística Adrián Pablo Fanjul) que: “El escribir se encaja en los procesos naturales, como un gotear monótono de las páginas, un insecto que pide cuentos, y puede volverse un puente de tablas para que el poeta sea contado por otros. Es también ambiente cuando la tierrita se amadreselva con los gerundios del aire.” O como digo, con voz propia, en un poema inédito: El mayor afán / De mi involuntaria servidumbre / Es haber dado una palabra al poema / (Que nos sujeta y escribe) / Y que en la sublime justicia del desastre / Ya no pertenece a nadie.


¿Qué ha hecho la poesía por usted?

Me ha salvado la vida y ha evitado que me vuelva loco.


¿Por qué decidió ser poeta y no pintor o narrador?

Hubo un tiempo en que podría haberlo hecho todo, pero carecía de la madurez necesaria. Yo me formé en la cinematografía, luego de la política fue mi gran pasión, y allí estaba ya el narrar por imágenes, el color, la escritura, la música y el teatro, en un mecanismo de reproducción dinámica. Mis maestros han sido Buñuel, Godard y Pasolini en ese campo. Y es lo que intento yo, salvando las distancias y con una enorme modestia de recursos, con mi poesía.


¿La poesía nos puede salvar o nos puede hundir?

La poesía nos salva hundiéndonos (en el marasmo interior de cada cual, que es el de la humanidad de nuestro tiempo) y enseñándonos a respirar hasta debajo del agua.


¿Cuánto tiempo le llevó escribir “Servidumbres”?

Según dice el prólogo, once años desde la edición de “Puros por cruza”. Pero yo creo que me ha llevado toda la vida.


¿Es “Servidumbres” su mejor poemario o hay otro que usted valore con más cariño?

A “Servidumbres” le tengo algo de cariño, porque me ha enseñado mucho y me ha llevado a ser leído por mucha gente. Pero el mejor es el último, sin duda alguna: “Treinta y seis grados” (Una antología del amor solar), que espero poder editar el próximo año.


Magoo en Trieste


¿Qué poética podemos encontrar en “Servidumbres”?

¡Eso deberías decírmelo tú! ¡Ja! ¡Ja! Hay un poco de todo como en botica. En estos veinte años de exilio, he trabajado como un cretino (incluso de noche) para sobrevivir, y criado a una hija en buena parte solo, pues su madre falleció cuando tenía apenas diez años. De manera que cada uno de mis poemas (o al menos muchos de ellos) podría haber sido el fundador, o el primero de la fila, de uno de esos libros manantial, que corren en el cauce de su propia poética, a la manera de Juan L. Ortiz. Yo nunca he podido trabajar de ese modo, por falta de tiempo. De manera que lo mío, salvo raras excepciones, ha sido trabajar, reelaborar, y remendar fragmentos, retazos, como en un patchwork, y en él (como mis abuelos maternos, que eran bordadores) inserir perlitas. Yo, como digo en algún poema, soy sobre todas las cosas, un bordador de perlas.


¿Qué podría decirle a la nueva generación de autores que lee su obra y descubre en ella un universo nuevo?

Que la vida es maravillosa y merece la pena jugarse por defenderla, y vivir.


¿Cree que más poesía sea lo que le falta a nuestra humanidad?

La belleza está allí para goce y disfrute de la humanidad, que la concibe y contempla, desde que el primate se ha hecho hombre. La poesía es una pequeña puerta que se abre hacia ella en todas las artes humanas (es decir, en todo lo que el hombre “hace” en pensamiento u obra). Para que la poesía pueda ser hecha por todos, como profetizaba Lautréamont, todos deberían poder comer, tener sus necesidades básicas cubiertas, y disponer de tiempo libre para ir a jugar. Todo el resto viene por añadidura. Es esto lo que le hace falta a la humanidad, pues al bien común se lo han apropiado unos pocos, que someten a sangre, fuego, y propaganda a las mayorías, mientras se empeñan en destruir sistemáticamente la vida en el planeta tierra. 


¿Cómo ven ustedes desde la Argentina la poesía de México y Centroamérica?

Con profundo respeto. La literatura mexicana, por su potencia editorial, nos es mucho más conocida, pero desde que existen librerías en el país se ha seguido con pasión la literatura de los grandes autores del Caribe y Centroamérica. Hoy el mundo es mucho más pequeño y es mucho más fácil acceder, gracias a las nuevas tecnologías, a lo que se escribe y publica contemporáneamente, casi en tiempo real, y esto implica también una gran confusión y una falta de jerarquización (como fenómeno global) por la profusión de material que llega a los que deben hacer una lectura crítica, en primer lugar, y a los lectores en general. Debemos ser pacientes. El tiempo suele dar la razón a quien la tiene.


¿En Sudamérica hay nuevas voces de la poesía? ¿Cree usted que los poetas Sudamericanos están dejando su huella?

Sudamérica es la gran usina cultural de occidente, la vida que bulle en ella se transmuta continuamente en nuevas voces que han dejado y seguirán dejando, en modo creciente su huella, en todas las artes, en los tiempos por venir.


¿En cuáles plataformas podemos leer su poemario?

“Servidumbres” puede descargarse en forma gratuita desde Perro Gris, en el siguiente enlace de descarga: https://drive.google.com/.../10UieHt0.../view...


Mientras que “Puros por cruza” se encuentra en Amazon:

https://www.amazon.es/Puros-cruzar-Eduardo-Magoo-Nico/dp/9871491336

Eduardo Magoo Nico: el oficio de escribir como método de resistencia

Entrevista al escritor argentino en la que nos habla de su visión sobre la vida, la literatura y su nuevo poemario titulado “Servidumbres”
Omar Cruz
sábado, 10 de junio de 2023, 12:29 h (CET)

Parece ser, que este hermoso oficio de escribir toma desde diferentes vertientes en la América Latina y nos lleva por rumbos en los que nos podemos reencontrar y cavilar casi de manera diaria. Es así que, surge por ejemplo la poesía como verdadera lanza para combatir esta terrible posmodernidad y sus atroces caminos.


Foto del autor


El día de hoy, nuestra entrevista nos lleva a conocer al escritor Eduardo Alberto Nico nacido en la Argentina el 22 de marzo de 1956 en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, República Argentina. Fundador junto a Roberto Barandalla del TIC (Taller de Investigaciones Cinematográficas) bajo la dictadura militar genocida, junto con el cual participa del legendario festival “Alterarte” en San Pablo, Brasil (1981). Publicó en Argentina su primer libro de poemas, “La Polaca” (Ediciones Cronopio Azul, 1995), el relato “Resurrección” en el diario Perfil (Buenos Aires, 6/1/2008) y el libro de poemas “Puros por Cruza” (Editorial El fin de la noche, 2011). 


Víctima de la crisis económica que en el 2001 asola a la Argentina, se traslada a Trieste, Italia, donde trabaja en el ámbito del proceso de desmanicomialización y restitución de los derechos civiles a las personas con disturbios mentales, iniciado por Franco Basaglia. En Italia ha publicado la fotonovela “Escuela de Sirenas” en el suplemento semanal de “El diario Il Manifesto” (Alias, 9.02.2002). En el 2012 es convocado por el Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofía de Madrid para la muestra colectiva “Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina” curada por Ana Longoni (25 de octubre de 2012 – 11 de marzo de 2013) cuyo catálogo incluye (pág. 69 a 72) una entrevista a Eduardo Magoo Nico realizada en Trieste por Ana Longoni y Jaime Vindel. Recientemente ha editado el poemario “Servidumbres” (La Cartonera edizioni, Roma, 2022, PDF).


Dicho lo anterior, pasen a conocer un poco más su visión sobre la vida, la literatura y su nuevo poemario titulado “Servidumbres” una obra que me parece a mí para leer, mientras estos años convulsos nos invaden y tratan de consumir la poca esperanza que nos va quedando como humanidad y, a nuestro ennegrecido planeta tierra.Sean entonces, bienvenidos a esta entrevista que hemos preparado para conocer al autor de tan exquisito y bien logrado poemario.


¿Desde cuándo escribe Eduardo Magoo Nico?

Comencé a escribir en torno a los seis años en la escuela, normalmente. ¡Ja! ¡Ja! Y con algún intento precedente, de modo catártico y casi convulsivo, poco antes del golpe militar de 1976.


¿Qué o quién lo llevó a conocer el oficio de escribir?

Una primera puerta al gran mundo de la escritura la abrió mi profesora de literatura de cuarto año del liceo, pero por entonces mi cabeza se abría también en otras direcciones, la historia, la política. Yo fui parte de la generación que se radicalizó a partir de la derrota del imperialismo yankee en Vietnam y que en la Argentina se expresó en la lucha contra la dictadura militar (la del 66-73) que tuvo su gran bautismo de fuego con el Cordobazo (1969). Es la generación que en buena medida fue destrozada, desaparecida, sucesivamente. Por entonces una compañera del colegio me había hecho conocer a Alejandra Pizarnik, y por entonces, ya estaba allí instalada la lírica de Luis Alberto Spinetta (un poeta rockero, con influencias de Rimbaud, Artaud, etc.) que tuvo un fuerte impacto en mí, así como poco más tarde la tuvieron los poetas surrealistas y los beatniks. 


Nunca pensé que la poesía pudiera concebirse como un oficio y lo sigo pensando. Aunque pienso sin embargo la poesía, en mi casi madurez, como una manualidad, una laboriosa artesanía en la que no se puede no ser autodidacta. Todo lo demás (títulos académicos, erudiciones varias) está de adorno. Lo que cuenta es una potente e interiorizada experiencia del mundo y el trabajo de gubia sobre el lenguaje, que es la arcilla, el material sobre el cual, y con el cual, nos expresamos.


DSCF3565


¿Cuántos libros ha publicado y sobre que temas versan?

He publicado tres libros: “La Polaca” (Ediciones Cronopio Azul, 1995), “Puros por Cruza” (Editorial El fin de la noche, 2011), y el poemario “Servidumbres” (La Cartonera edizioni, Roma, 2022, PDF) por el cual he firmado un contrato con Amargord Ediciones para su publicación en España. Tengo un cuarto libro por publicar “Treinta y seis grados” que se editará próximamente.


Para la segunda parte de la pregunta recurriré a los prólogos, pues implicaría (para mí) un enorme trabajo de revisión y síntesis que no deseo, por ahora, afrontar. Veamos… Tal vez no hagan falta.


“La Polaca” es el relato, en prosa poética, del recorrido ciudadano de una desnuda durmiente, que sale a la calle portando una lámpara… Al cual siguen unos cuantos poemas (de amor de locura y de muerte, digamos, tanto por decir algo).


En “Puros por cruza” la oportunidad de la lectura, es la de desparramarse entre sirenas, anguilas sonrientes, ballenas mancas, lunas con pechos y ancas de agua. Ocasión de celebrar la espuma de los charcos y al son de un boyero corajudo, jinetear alegres: De sirena y de anguila / Es el vientre de mi caballo / Panza de nave en un surco / Espuma de bruma en un charco.


Se dice en el prólogo de “Servidumbres” (del doctor en lingüística Adrián Pablo Fanjul) que: “El escribir se encaja en los procesos naturales, como un gotear monótono de las páginas, un insecto que pide cuentos, y puede volverse un puente de tablas para que el poeta sea contado por otros. Es también ambiente cuando la tierrita se amadreselva con los gerundios del aire.” O como digo, con voz propia, en un poema inédito: El mayor afán / De mi involuntaria servidumbre / Es haber dado una palabra al poema / (Que nos sujeta y escribe) / Y que en la sublime justicia del desastre / Ya no pertenece a nadie.


¿Qué ha hecho la poesía por usted?

Me ha salvado la vida y ha evitado que me vuelva loco.


¿Por qué decidió ser poeta y no pintor o narrador?

Hubo un tiempo en que podría haberlo hecho todo, pero carecía de la madurez necesaria. Yo me formé en la cinematografía, luego de la política fue mi gran pasión, y allí estaba ya el narrar por imágenes, el color, la escritura, la música y el teatro, en un mecanismo de reproducción dinámica. Mis maestros han sido Buñuel, Godard y Pasolini en ese campo. Y es lo que intento yo, salvando las distancias y con una enorme modestia de recursos, con mi poesía.


¿La poesía nos puede salvar o nos puede hundir?

La poesía nos salva hundiéndonos (en el marasmo interior de cada cual, que es el de la humanidad de nuestro tiempo) y enseñándonos a respirar hasta debajo del agua.


¿Cuánto tiempo le llevó escribir “Servidumbres”?

Según dice el prólogo, once años desde la edición de “Puros por cruza”. Pero yo creo que me ha llevado toda la vida.


¿Es “Servidumbres” su mejor poemario o hay otro que usted valore con más cariño?

A “Servidumbres” le tengo algo de cariño, porque me ha enseñado mucho y me ha llevado a ser leído por mucha gente. Pero el mejor es el último, sin duda alguna: “Treinta y seis grados” (Una antología del amor solar), que espero poder editar el próximo año.


Magoo en Trieste


¿Qué poética podemos encontrar en “Servidumbres”?

¡Eso deberías decírmelo tú! ¡Ja! ¡Ja! Hay un poco de todo como en botica. En estos veinte años de exilio, he trabajado como un cretino (incluso de noche) para sobrevivir, y criado a una hija en buena parte solo, pues su madre falleció cuando tenía apenas diez años. De manera que cada uno de mis poemas (o al menos muchos de ellos) podría haber sido el fundador, o el primero de la fila, de uno de esos libros manantial, que corren en el cauce de su propia poética, a la manera de Juan L. Ortiz. Yo nunca he podido trabajar de ese modo, por falta de tiempo. De manera que lo mío, salvo raras excepciones, ha sido trabajar, reelaborar, y remendar fragmentos, retazos, como en un patchwork, y en él (como mis abuelos maternos, que eran bordadores) inserir perlitas. Yo, como digo en algún poema, soy sobre todas las cosas, un bordador de perlas.


¿Qué podría decirle a la nueva generación de autores que lee su obra y descubre en ella un universo nuevo?

Que la vida es maravillosa y merece la pena jugarse por defenderla, y vivir.


¿Cree que más poesía sea lo que le falta a nuestra humanidad?

La belleza está allí para goce y disfrute de la humanidad, que la concibe y contempla, desde que el primate se ha hecho hombre. La poesía es una pequeña puerta que se abre hacia ella en todas las artes humanas (es decir, en todo lo que el hombre “hace” en pensamiento u obra). Para que la poesía pueda ser hecha por todos, como profetizaba Lautréamont, todos deberían poder comer, tener sus necesidades básicas cubiertas, y disponer de tiempo libre para ir a jugar. Todo el resto viene por añadidura. Es esto lo que le hace falta a la humanidad, pues al bien común se lo han apropiado unos pocos, que someten a sangre, fuego, y propaganda a las mayorías, mientras se empeñan en destruir sistemáticamente la vida en el planeta tierra. 


¿Cómo ven ustedes desde la Argentina la poesía de México y Centroamérica?

Con profundo respeto. La literatura mexicana, por su potencia editorial, nos es mucho más conocida, pero desde que existen librerías en el país se ha seguido con pasión la literatura de los grandes autores del Caribe y Centroamérica. Hoy el mundo es mucho más pequeño y es mucho más fácil acceder, gracias a las nuevas tecnologías, a lo que se escribe y publica contemporáneamente, casi en tiempo real, y esto implica también una gran confusión y una falta de jerarquización (como fenómeno global) por la profusión de material que llega a los que deben hacer una lectura crítica, en primer lugar, y a los lectores en general. Debemos ser pacientes. El tiempo suele dar la razón a quien la tiene.


¿En Sudamérica hay nuevas voces de la poesía? ¿Cree usted que los poetas Sudamericanos están dejando su huella?

Sudamérica es la gran usina cultural de occidente, la vida que bulle en ella se transmuta continuamente en nuevas voces que han dejado y seguirán dejando, en modo creciente su huella, en todas las artes, en los tiempos por venir.


¿En cuáles plataformas podemos leer su poemario?

“Servidumbres” puede descargarse en forma gratuita desde Perro Gris, en el siguiente enlace de descarga: https://drive.google.com/.../10UieHt0.../view...


Mientras que “Puros por cruza” se encuentra en Amazon:

https://www.amazon.es/Puros-cruzar-Eduardo-Magoo-Nico/dp/9871491336

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