Después del covid se ha hablado de posible conveniencia de la privatización de la sanidad. Tras las elecciones y en pre nueva campaña del tema se volverá a hablar. Las prestaciones sanitarias por parte de entidades privadas o de entidades sociales no significan que haya una privatización. Hay, eso sí, una gestión privada a través de conciertos. No es un modelo, a priori, de izquierdas o de derechas. De hecho, lo han utilizado gobierno de uno y otro signo.
Ahora el Gobierno ha impulsado una ley de equidad sanitaria, que está en el Congreso, con la que pretende limitar los conciertos.
Las evaluaciones sobre el sistema de conciertos son escasas y poco sistemáticas. No hay datos homogéneos. Pero los estudios reflejan que el éxito o fracaso de cada modelo depende de cómo se aplique y dónde se aplique. El entorno administrativo e institucional, la cultura de los centros sanitarios, las condiciones de los contratos y la supervisión son determinantes. No se puede establecer un a priori ideológico sobre qué es más conveniente.
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