En su visita a Hungría, hace aproximadamente un mes, el Papa Francisco animó a acoger los desafíos del presente, dialogar, responder y hacerlo desde una Iglesia unida y en comunión, estas deben ser las claves pastorales de una Iglesia que no solo se ve desafiada externamente, sino también desde dentro.
La escasez de vocaciones sacerdotales y la sobrecarga pastoral, así como la reflexión serena sobre la evangelización son un telón de fondo. Pero lo realmente determinante es el anuncio de Cristo y el testimonio profético del Evangelio, algo que los católicos húngaros han encarnado históricamente. La resistencia a la persecución durante el comunismo estuvo animada por la Fe, que es quien guía la historia y la abre al futuro.
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