| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
|
|
Estamos ante un momento de desorientación y pérdida de vínculos, en gran medida alentado por una cultura individualista. En esta situación es fácil que aparezcan formas sustitutivas de una convivencia social sana.
Algunos líderes y movimientos políticos explotan una afirmación reactiva de la identidad, una identidad sin tradición real, marcada por el resentimiento, el rechazo del otro y la nostalgia de un supuesto mundo perdido. Es un fenómeno a menudo alimentado por formas de religiosidad irracional que pretenden deducir de los textos sagrados reglas para la convivencia sin tener en cuenta la libertad y la autonomía de lo temporal.
Este caldo de cultivo nutre un mesianismo de izquierdas o derechas, rechaza que la política es necesariamente limitada, el equilibrio de las instituciones y la naturaleza deliberativa de la democracia.
EH Bildu estaría integrada por militantes de Aralar, Alternativa, EA e Independientes, todos ellos fagocitados por la estrella-alfa Sortu, cuyo ideólogo sería el actual candidato a Lehendakari, Pello Otxandiano, quien decidió revisar la anterior estrategia de Bildu e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica.
El pasado martes mientras limpiaba uno de los patios de colegio que me toca dos veces a la semana, una niña intentaba proteger a una abeja que no podía volar cogiéndola con una hoja y la apartó para que nadie la pisara estando pendiente para ver si se podía recuperar a lo que se sumaron una compañera y un compañero. Gestos que demuestran más empatía que muchos adultos.
En la colosal vorágine de los tiempos modernos, nos encontramos enredados en un tejido de deseos y ansias desbocadas. Nos hemos convertido en una sociedad dominada por la avaricia, un apetito voraz que desemboca en la insaciabilidad. La hambruna crónica de la insatisfacción. Más y más por el mero más y más. Lejos queda la capacidad personal y colectiva de detenernos a pensar quiénes somos y echar la vista atrás para recapitular de dónde venimos.
|