Muere la noche asesinada por la mañana. Pero no hay por qué entristecerse por este hecho, sino que es motivo de alegría: la noche es sinónimo de descanso, mientras que el día, lo es de trajín. Además, hoy se celebra la X andada “No os olvidamos”, y eso es mayor motivo para sentir emoción.
¡Venga! Hoy es un día para unirse, para pronunciar palabras afectuosas, para recordar a personas queridas... Mientras la oscuridad cierra los ojos, con delicadeza, el cielo da de beber a las macetas de Casetas. Un café con leche calienta mis manos y me toma a pequeños sorbos. La calle nos acoge entre sus brazos, nos acuna y nos alienta a caminar. Recorremos el rompecabezas callejero, para entrar en los puzzles de pistas flanqueadas por huertos, granjas y masías. Espolvoreados por acá y acullá del camino, desconfiados los charcos nos miran sin despegar un ojo de encima. Nubes grises resplandecen. Árboles con pijamas otoñales brillan. Y los patos reverberan en las aguas de los galachos de Juslibol. Siempre traviesa, la lluvia se divierte dibujando ondas en los folios de cualquier laguna. Una cigüeña nos mira y aplaude con el pico desde lo alto del campanario de Nuestra Señora de la Asunción.
Llegamos a la plaza de la Esperanza y se hace un silencio sobrecogedor. Perico deposita unas flores en el monumento dedicado a las víctimas del terrorismo. Un señor pronuncia unas palabras preñadas de emoción. El cura dice la misa y todos rezamos. Siempre, ¡siempre en nuestro corazón!
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