Ni Estados Unidos ni la Unión Europea parecen dispuestos a ceder a las pretensiones de Rusia respecto a Ucrania, a cambio de para poner fin a su aventura militar, porque sería establecer el precedente de que Moscú puede conseguir por la fuerza cuanto desee, con la consiguiente inestabilidad en todo el este de Europa.
Rusia no se conforma con jugar un papel secundario en el ámbito internacional, pero no puede pretender ser protagonista mediante la imposición de la ley del más fuerte. Por otro lado, Putin amaga con el uso de la fuerza nuclear, posiblemente para contentar al ala más dura de su régimen, pero no puede ignorar las catastróficas consecuencias que eso tendría, también para su propio país.
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