Se trata de un debate importante, dicen. Los grandes filósofos del animalismo, hablan sobre cómo debe transcurrir la lucha, de su estructura ideológica óptima.
Singer ya hizo bastante el ridículo con su decepcionante ensayo Liberación animal, con el que se confirmó reeditándolo infinidad de veces y hoy, medio siglo después, ha vuelto a editar su obra que es considerada por muchos como “la Biblia” del movimiento de los derechos de los animales, con arreglos y nuevo prólogo del autor, donde no se desdice de ni una de sus premisas del pocoapoquismo y de la reducción del sufrimiento y de un trato más “humanitario” para los animales usados por el humano, en lugar de pedir la abolición, como la pide Gary Francione.
Gary Francione, mediante su libro Lluvia sin truenos y otras obras no tan conocidas, así como la profusa presencia suya en medios de comunicación, en entrevistas y en artículos, es, sin duda, uno de los pensadores de la lucha animal más radical, uno de los que más lejos llega. Por ello se ha ganado muchos enemigos, pero no le importa. Él busca decir la verdad, lo que cree que conviene a los animales y como hecho necesario para llegar a su liberación señala a aquellas personas que dicen luchar por ellos pero, por contra, los perjudican.
Bienestarismo, ese mal crónico. Figuras públicas consideradas santas en la defensa animal: señalamiento de todo esto por Francione
En una entrevista última Gary dijo esto -a la pregunta “¿Cuál es tu opinión sobre la relación entre los vivisectores y el movimiento por los animales de hoy? Dentro del contexto de tus teorías, ¿cómo puede esa relación evolucionar o cambiar?-: “De muchas maneras, hoy hay una relación mucho más estrecha entre el “movimiento” y los vivisectores porque el primero se ha vuelto mucho más bienestarista y ya no pide la abolición de estas prácticas. Por ejemplo, hace unos cuantos meses, el “movimiento” animalista americano unió sus fuerzas a Jane Goodall (la cual, de paso, se ha convertido en portavoz a sueldo de una empresa americana de productos lácteos, Stoneyfield Dairies) para presionar por la aprobación del Decreto sobre la Mejora de la Salud, Mantenimiento y Protección de los Chimpancés. Este decreto creará un “santuario” para los chimpancés dirigido federalmente, pero hay una trampa: los chimpancés se pueden utilizar para investigaciones adicionales si el gobierno decide que es necesario hacerlo. Esta ley terrible fue apoyada por todos los principales grupos excepto “Friends of Animals”. De modo que si yo fuera un vivisector -especialmente en Estados Unidos- diría que la relación ha mejorado. Después de todo, los vivisectores tienen de su parte a Jane Goodall, PETA e incluso grupos “antivivisección” como la National Antivivisection Society.”
Sobre la traición continuada de una idea abolicionista de la liberación animal, yo ya sabía hace años que Goodall representa otra enorme decepción.
Ya me dijo Javier Burgos que, en sus indagaciones y profundas investigaciones sobre los principales popes del animalismo, me refiero a los reconocidos por los animalistas como intocables almas de luz que son conocidos mundialmente por defender a los animales, Goodall era un pluf enorme. Gracias a él di con una entrevista en inglés donde decía cosas buenas sobre la Monarquía española y reconocía que entendía la existencia de la tauromaquia debido a la idiosincrasia española, etc., y muchas más cosas bastante estúpidas e hirientes, para alguien a quien los medios la venden como el alma cándida que ayuda a los animales, en realidad es una buena traidora de ellos al trabajar mano con mano con empresas vivisectoras y demás lugares de torturas animales. Lo de untar con canciones a la Monarquía es porque le dieron el premio Príncipe de Asturias y a saber cuántas dádivas más se le ceden que no sabemos. Esta mujer es mega-rica.
Pero sigamos con el asunto tratado. No se salva Mosterín, ni por asomo. No se salva Singer, a quien particularmente guardo un rechazo muy grande. Pero ahora veamos, Francione se salva siempre.
Aunque hay cosas que lo colocan como no tan radical como se muestra y se le vende a bombo y platillo incluso por los veganos y activistas veganos más radicales y abolicionistas.
De cómo Francione, defendiendo la vivisección, se cae de “abolicionista”
Recientemente Javier Burgos preguntó a Gary Francione qué pensaba sobre la vivisección, en profundidad, y un tipo que realmente me gusta, que más cerca está de la lengua que hay que hablar por la liberación animal, contestó al activista y escritor antiviviseccionista y vegano Javier Burgos (para mí, Burgos es hasta ahora el pensador de la defensa animal más astuto, honesto, integral y completo), no en términos rotundos contra la vivisección, sino que defendió, en cierta forma, que algunos experimentos con animales sirven para algo.
Buscando información sobre Francione me topo con una entrevista que el portal The Vegan News le hizo en 2015 donde Francione prosiguiendo hablando de las charlas que da en universidades sobre la abolición de la esclavitud animal, dice lo siguiente (que no tiene desperdicio): “Y les presento los temas, y mi punto de vista es que debo, que tengo una obligación de dejar siempre en claro que el veganismo es la única solución, la única posición que es consistente con aceptar que los animales son moralmente significativos, aceptar que por lo menos ellos tienen el derecho de no ser tratados como propiedad, y aceptar que ellos son miembros de la comunidad moral. Cualquier otra cosa que hagas con ellos, no los puedes comer, usar para propósitos de entretenimiento, no puedes vestirte con ellos. El único uso que hacemos de los animales que no es claramente frívolo, y quiero decir en realidad transparentemente frívolo, es el uso de animales para curar serias enfermedades humanas. Y no creo que sea justo moralmente, pero requiere una discusión un poco más compleja, ¿pero todo el resto? Si aceptas que es incorrecto infligir sufrimiento y muerte innecesarios a los animales, que todos —nunca he conocido a nadie, Adam, a nadie— no he ido a Nebraska todavía— pero nunca he conocido a nadie que diría que está bien infligir sufrimiento y muerte a los animales sin necesidad. Entonces cuando le hago aceptar eso, le digo: “bien, pues podríamos tener una interesante discusión filosófica acerca de lo que significa la necesidad, pero te salvo del aburrimiento. ¿Estarías de acuerdo conmigo en que es malo infligir sufrimiento innecesario a los animales por razones de placer, gusto o conveniencia?” — “En absoluto” —Entonces hago que la gente me hable de Michael Vick. “Si, y me molesta mucho lo que hizo Michael Vick.” Y les digo “bien, ¿usted come animales?” “Si.” “Entonces dígame como es usted diferente de Michael Vick. Me dice que la mejor justificación que tiene para comer esos animales o esos productos es que tienen buen sabor. Entonces lo que usted está diciendo, básicamente, es que, aunque por un lado dice que es malo infligir sufrimiento y muerte innecesario a los animales, por otro lado cree que el placer que recibe, o el entretenimiento que recibe, o la conveniencia que gana al entrar a comprar en un negocio de McDonalds, o lo que sea que coma, que eso justifica el sufrimiento y la muerte. Entonces, o no sabe pensar claramente, o de hecho no está de acuerdo con la afirmación de que es erróneo infligir sufrimiento y muerte innecesario a los animales.” Y encuentro que… yo te acabo de expresar, la base fundamental del argumento, ¿y no es difícil, verdad? De hecho, alguien… no necesitas mucha filosofía, verdaderamente yo diría que no necesitas ninguna sofisticación filosófica para entender o hacer ese argumento. Y es extremadamente poderoso. No puedes creer, cuando está expresado de esta manera, la gente con frecuencia te mira como si le estuvieras saliendo con algo como E=MC2.”
Joder. Hasta Francione entrega en las manos de los torturadores a los animales “para curar serias enfermedades humanas”. ¿Es ese el abolicionismo que propugna? En absoluto es abolicionismo, porque tiene fisura, y gorda. Anoto que, además, habla de la frivolidad pero es él el que frivoliza (y eso es grave) sobre la necesidad del uso de animales en una mínima proporción de casos, que para él serían comprensibles. ¿Eso lo diría un defensor de los animales real? Rotundamente, no. Eso lo dice alguien que, aunque no se haya dado cuenta y la gente no se lo haga saber, cuando camina extiende varios metros hacia atrás su capa blanca de supremacista humano. Triste pero es así.
Es importante, por ello, que respecto a esa rotundidad con que habla Francione de que hay ocasiones en que hay que entregar animales para ser torturados por los vivisectores “para curar serias enfermedades humanas”, exponga aquí la palabra de Javier Burgos al respecto (en extracto que hago a una entrevista que le hice).
Javier Burgos refuta la defensa de la vivisección por Gary Francione
Como dije, en entrevista con título “La próxima vez que enfermes más te vale ir al veterinario!”, que le hice a Javier Burgos aparecida el 2 de abril de 2020, a una de mis preguntas, Javier Burgos responde, dándole buen varapalo a la lerdez de Francione quien 1) cree que la vivisección es asunto serio y respetable, 2) defiende la tortura animal en algunos experimentos realizados por esos sádicos de los laboratorios:
“...hay que distinguir entre "animal experimentation" que supuestamente se realiza para curar la cantidad innumerable de las enfermedades que nos aquejan, y "animal testing" que supuestamente se asegura de que los productos farmacéuticos y químicos de todo tipo que se quieren poner a la venta, no van a ser nocivos o incluso mortales para la salud humana.
Hay que entender que prácticamente toda la "investigación científica" que se lleva a cabo para supuestamente encontrar curas para las enfermedades que nos aquejan, se basan en el concepto de la "investigación experimental" o más concretamente el "animal model of human disease" ("modelo animal de la enfermedad humana"). Este concepto está basado en las enseñanzas del francés Claude Bernard, fundador en el siglo XIX de la medicina experimental y padre de la vivisección moderna.
Esto va a ser difícil de creer pero es la realidad: Según este modelo, se obtiene un animal perfectamente sano y se le "transmite" (por medios usualmente violentos) la enfermedad que aqueja al humano. Por ejemplo, para estudiar la diabetes humana, se extirpa el páncreas de un perro, lo que naturalmente ocasiona problemas en el perro. Según los "investigadores", ahora ya se tiene "el modelo animal de la diabetes humana". A partir de ahí, se realizarán todo tipo de manipulaciones y "tratamientos" para obtener la "cura" de la "diabetes humana" que se ha "recreado" en el perro. Y para financiar esta "investigación científica" y pagar los salarios de los "investigadores", lo único que hay que hacer es conseguir subvenciones médicas, agenciarse cientos o miles de perros y pasar años y años "investigando" y recibiendo las subvenciones.
No hay que ser un genio, tener la carrera de medicina, o ser un biólogo para entender lo siguiente: primeramente, los animales son diferentes del ser humano en todos los aspectos posibles: anatómicamente (son cuadrúpedos; imagínate lo que esta enorme diferencia representa), histológicamente (las células que forman los órganos y el cuerpo son diferentes), y también los sistemas: inmunológico (la mayoría de animales tienen una resistencia a la infección muy superior a la humana), nervioso, circulatorio, digestivo, respiratorio, etc., etc. Las diferencias no tienen fin. Pero es importante entender que los animales entre sí también son muy diferentes. El ratón y la rata, por ejemplo, son dos especies diferentes y lo que es un carcinógeno para el ratón no lo es para la rata. Lo mismo ocurre con todas las demás especies.
Pero el argumento más poderoso es que una vez se ha "recreado" una enfermedad, lo que se ha producido no tiene nada que ver con la enfermedad que ha surgido de forma espontánea en el cuerpo, sea del animal o del humano. ("recreado" y "espontáneo" son términos opuestos).
Lo que nos lleva al argumento supremo: que la investigación experimental no funciona con seres vivos por esta simple razón. En otras palabras, si un investigador cogiera un ser humano saludable y le extirpara el páncreas para estudiar la diabetes, los resultados también serían totalmente inválidos porque las personas que sufren esta enfermedad no la contrajeron mediante la extirpación violenta del páncreas, sino tras un proceso biológico muy complejo -que desconocemos totalmente- causado, entre otras cosas, por la alimentación. Si el "modelo de enfermedad humana" no puede funcionar con humanos, imagínate lo que ocurre con seres que son totalmente diferentes, como acabo de mencionar.
Siempre que he debatido vivisectores en programas de radio o televisión o delante de una audiencia, he visto que cuando se les presentan estos argumentos irrefutables que obviamente no pueden rebatir, tienden a buscar refugio en excusas pueriles y totalmente anticientíficas.
Una de sus favoritas es decir: "Bueno, pues ya sabemos que los experimentos con animales no son exactos y que hay muchas diferencias entre los animales y el hombre, pero hay muchos puntos similares". Cualquier persona que tenga estudios básicos sabe que la palabra "similar" es un concepto que, por razones obvias, no existe en el mundo de las matemáticas o de la química. Si alguien te ofreciera entrar en una cámara en la que en lugar de oxígeno hubiera "un gas muy similar al oxígeno", ¿entrarías en tal cámara?
El lavado de cerebro de las masas en los últimos 200 años ha sido tan masivo y sistemático que ha conseguido que la gente acepte premisas que son totalmente insostenibles. Cuando en el cine o television se muestran escenas de laboratorios donde se llevan a cabo "investigaciones científicas", ¿te has percatado de que casi siempre se ven jaulas con diferentes animales? El mensaje que conlleva es que se necesitan animales para entender o solventar los problemas de salud humanos. Pero entonces la pregunta que uno se debería hacer (pero que a nadie se le ocurre hacer ya que la aceptación de esta asociación está firmemente asentada en la mente humana) sería esta: "¿Entonces, la medicina humana tiene que estar basada en la medicina veterinaria?"
Si la respuesta a esta pregunta fuera un "sí", entonces la siguiente pregunta tendría que ser: "Y entonces, ¿por qué no vamos al veterinario cuando tú y yo estamos enfermos?" o "Por qué es ilegal que un veterinario trate a seres humanos" o "¿Por qué existen los médicos para personas cuando parecería que los veterinarios tendrían que saber más sobre nuestros cuerpos y sus enfermedades?" ¿No?
Para acabar de ilustrar la idiotez sobre la cual se ha construido la medicina moderna, te doy otro ejemplo que yo utilicé para crear un anuncio que salió en la televisión estadounidense en los años 90. La pregunta es simple: "Si tu perro estuviera muy enfermo, ¿crees tú que sería científicamente posible encontrar una cura para tu perro mediante la experimentación con seres humanos sanos?" Una persona sensata te responderá que es una pregunta absurda, porque lo es, sin duda alguna. Pero si a la misma persona le preguntas si cree que se pueden encontrar soluciones a los problemas de salud de su tío Pedro mediante la experimentación con animales, la contestación será un rotundo "sí".
Intentamos plasmar este absurdo en un anuncio a toda página que pusimos en el prestigiosísimo The Washington Post en 1996. El anuncio mostraba una pareja con su hija en la consulta de un veterinario, quien los está auscultando. Y el titular del anuncio decía: "La próxima vez que estés enfermo, más te vale ir al veterinario".
El "animal testing" también es de suma importancia para las grandes empresas internacionales así como para los gobiernos. Sin "animal testing" las industrias químicas y farmacéuticas no podrían vendernos los innumerables productos químicos y los venenos que, disfrazados de "medicinas", usamos y consumimos sin pestañear.
En los Estados Unidos para que una medicina pueda venderse al público tiene que haber sido aprobada por el todopoderoso FDA (Food and Drug Administration). Como sea que si se realizaran pruebas fiables para determinar si la sustancia a aprobar es tóxica para humanos o no, la inmensa mayoría de sustancias no verían la luz del día, se inventó el "animal testing".
Es sabido que los animales y los humanos reaccionan de una forma totalmente diferente a las sustancias químicas y a las medicinas. Pero además lo que es tóxico para una especie de animales, será totalmente inocuo para otra especie y lo que es mortal para el ser humano, no lo es para otras especies. Consecuentemente, no hay nada más peligroso e irresponsable que tratar de averiguar la toxicidad que pueda tener una sustancia para el ser humano mediante pruebas con animales. Pero si la FDA decide que una sustancia es "safe for human consumption" entonces se puede poner a la venta. Y la aprobación se basa invariablemente en los tests que se hicieron con animales y que no manifestaron toxicidad. Y si un test con ciertos animales indica que existe una posible toxicidad, se repite el test con otra especie de animales hasta que se consiga el resultado deseado.
Y si alguien duda que esto es otro fraude científico de proporciones gigantescas, no tiene más que buscar en internet los miles y miles de medicinas y productos químicos de todo tipo que en las últimas décadas se han tenido que retirar del mercado cuando las enfermedades y muertes que han causado -y siguen causando-ya no podían ocultarse.”
Hasta aquí la abrumadora inteligencia de Burgos, que refuta con tanta sencillez y claridad la idiotez y traición de Francione entregando “los niños” a los barbazules que prometen cielos y, en fin, Francione prefiere cielos prometidos a que dejen en paz a los niños y no los asesinen ni torturen.
El agotador asunto de la liberación “gradual”
Bien, ¿qué tenemos? Quiero decir, en cuestión de personas que defienden a los animales a través de obras de pensamiento, y hablo más en concreto de los más conocidos y, mucho más en concreto, de los que hablan de la liberación animal.
Pues con esa claudicación de Francione, me temo que no tenemos mucho.
Además, y ese es el motivo de este artículo, en realidad: todas estas personas que son muy consideradas por sus obras, mundialmente, que hablan para el bienestar animal (término confuso y erróneo que deberíamos evitar) y/o para su respeto absoluto y su liberación, abogan por una lucha pacífica. Y ninguno de ellos evita el odioso término progresivo, ni el aboliciosnista (pinchado, se ha visto) Francione, la gradualidad está en la lengua de todos.
Temen (o no se les ha ocurrido) emitir la radicalidad que para los esclavos negros empleó Elizabeth Heyrick cuando pidió Abolición inmediata para Ya, y sin gradualismos.
El más radical que conocemos, Francione, emplea constantemente la idea de que se busca la abolición, pero claro, siendo realistas no puede ser para ya, llevará su tiempo. Incluso en una entrevista dijo, a la pregunta de cómo invitaría a alguien a hacerse vegano, que le pediría que desayunase una semana vegano, y si ve que no se le caen los brazos ni el cabello, la semana siguiente coma al mediodía también vegano; si ve que sigue estando bien y no se muere, que en la tercera semana cene vegano y ya será vegano. Eso me parece una auténtica memez, porque es gradualismo. Y todos sabemos que si un hábito tan enraizado como el de comer animales, si se le ofrece a alguien la posibilidad de realizar su desarraigo con progresión y poco a poco, acabará tirando la toalla. El invocar el veganismo y el decir a alguien cómo ha de hacerse vegano, ha de pasar siempre (si hablamos de abolición verdadera) por exigirles que dejen de comer animales desde ya en que se está hablando de ello. O eso o nada. Porque si la persona, de verdad, desea ser vegano, lo será. Pero si no lo desea, y le ofrecemos una opción que cree es ética y correcta porque confía en nuestro criterio, de hacerse en un lapso de tiempo corto, mediano o largo, ¡no tenemos nada! ¡No funciona! Es como si a alguien que lleva abusando de niños o violando mujeres se le ofreciese “desligarse” de ello reduciendo el número de víctimas la primera quincena y el resto de mes sólo un diez por ciento hasta al segundo mes ya no cometer crimen. Seguro que sí, me lo creo...
Todos quieren una lucha por los animales continuadora del pacifismo de los años 60.
Y no.
Para los animales se requieren hechos, que no tienen que pasar por encajar con nostalgias humanas o situaciones que necesariamente tengan que lindar con éticas humanas o formas de pensar que al humano le valen en sociedad pero que, para los animales reos y a punto de morir por enfermos o por viaje al matadero, no les valen.
Ellas y ellos sólo quieren salir. Ellas y ellos, reos y torturados, sólo desean obtener sus vidas, que la mayoría de los reos jamás han vivido ni sentido qué es: pues han nacido pisando su mierda y envueltos en sufrimientos. Ellos creen que sus vidas no valen nada y que sus vidas significan sólo dolor, depresión y martirio constante, porque no conocen otra cosa.
Dada la tremenda urgencia de la liberación de sus tremendos ocasos a estos seres, no es justo ni debatible lo que afirma por ejemplo Francione, quien dice creer en la cultura, en el educar uno a uno en los colegios e universidades, en la calle, uno a uno y sin usar métodos coercitivos que puedan ser agresivos y mucho menos violentos. Por ejemplo Francione se lamenta de estos activismos que consisten en manchar abrigos de piel a quienes los llevan, porque él cree que la lucha ha de cursar siempre mediante actos de paz y amables. Porque además teme que el movimiento por acciones así sea rechazado y perdamos más que ganemos. Pienso que todo lo que impacte con dureza contra el sistema de explotación animal es bienvenido. Como escritor animalista, creo -es obvio- en las obras destinadas a causar conmoción golpeando la cultura humana especista para tumbarla de espaldas y noquearla, cambiarla, lavarle la cara y decirle “despierta!”, pero también creo en otros métodos que deben usarse en paralelo a la entrada de lanza en la cultura. Mejor digo: creo que deben usarse todos los métodos a la vez, avanzando como un único alud irrefrenable horizontal.
Francione, arrugando el morro contra los hechos directos contra la industria de explotación, como los demás filósofos veganos, desbarra pensando como humano: es su talón de aquiles. Deben pensar como animal, como animal reo. Y entonces no dirían tanta tontería respecto a los actos poderosos que son considerados violentos, como derribar puertas de naves donde se esclaviza y explota animales y liberar de igual forma, a golpes y destrucción, animales de laboratorio, etc.
Para ellos, esto está mal. Porque la opinión pública se aleja de la defensa animal (dicen) si ve que quienes la integran son violentos.
Violencia, concepto de violencia para los humanos, concepto de violencia para los animales. Defensa propia para los animales
Yo también en mis inicios pedía un activismo pacífico. Porque odio la violencia, lo veía congruente. Si la odias, no debes emplearla, reflexionaba.
Crecí en una familia de siete hermanos, disfuncional, mi padre era un maltratador grotesco, brutal y loco, manipulador y sádico. Pueden hacerse una idea de cuánto odio los golpes, el engaño, la manipulación, la violencia y todo lo que tiene que ver con ella.
Sin embargo, violencia es tan sólo, como las demás, una palabra. Un concepto. Aire.
Veamos qué se dice de ella en el diccionario, voy a escoger al azar alguno de los muchos diccionarios que tengo en casa (me he leído de inicio a fin al menos tres ya, eso es necesario para emplear vocabulario y conocer la esencia del idioma, su belleza y también -y sobre todo- sus continuas trampas y engaños, deliberados, generados por el humano que ansía poder, o sea casi todos, tanto los que están situados en lugares de privilegio -los ricos- como los pobres, que ansían ser ricos); pues busco violencia en el “Dicicionario Avanzado” lengua española, ediciones SM: dice:
violencia 1 Precipitación o tendencia a dejarse llevar fácilmente por la ira o a hacer uso de la fuerza 2 Acción violenta producida por esta tendencia a hacer uso de la fuerza 3 Ímpetu o fuerza extraordinarios con que algo se hace o se produce (ejemplo que ponen: “El fuego se extendió con una violencia sobrecogedora”.
Bien. Sólo usando el término violencia como sinónimo de “ímpetu o fuerza extraordinarios” ya nos valdría para validar su uso en nuestros hechos.
Así está descrito el avance de liberación animal en mi obra poética “La Bella Revolución”, edición definitiva por La Tortuga Búlgara, obra con la que cerraré este artículo, con un poema.
Pero no vamos por ahí (por lo de “fuerza extraordinaria”), aunque sí necesariamente el movimiento animalista ha de tener esa fuerza que el fuego tiene en la frase del ejemplo.
El movimiento debe usar la violencia con el desarrollo justo que en lenguaje jurídico se acepta (aunque sólo para los humanos, pero yo, claro que sí, lo hago extensivo a todas las personas, incluso el resto de los animales no considerados humanos) como defensa propia, pues no se considera defensa propia el empleo de la violencia para salvar la propia vida en cualquier situación de agresión que la ponga a esta en peligro, también, además, se emplea el término defensa propia a cuando empleamos cualquier acto agresivo, coercitivo o violento para ejercer la defensa propia que cualquier ser no puede emplear para repeler una agresión, sea cual sea, y la empleamos nosotros, para salvarlo, del dolor y del encierro y de toda conducta del agresor y verdugo que menoscabe el derecho del ser dañado a no serlo en ninguna forma, el fin es que este ser se vea libre de agresores y por supuesto lejos del marco de las agresiones: la libertad, su casa. Para los animales, cualesquiera sean sus hábitats.
Me gustaría ver a Francione, a Singer, a cualquiera de estos filósofos chupis y bienhablados y sesudos y serenos, viendo a alguien pateando hasta la muerte a un perro en plena calle. ¿Intervendrían? Si tienen corazón, deberían hacerlo. Si no lo hacen, incluso podrían incurrir en un delito, omisión de auxilio. Aunque tratándose de un animal seguro no serían condenados a este último, tan mal están las sentencias y leyes inconsistentes e inhábiles para los animales (por ahora sólo para los domésticos, en especial para perros y gatos, poco más).
Y he mencionado a un perro golpeado porque Francione y Singer mencionan a estos animales como mejor tratados por ciertos animalistas especistas, que no son veganos pero no se comerían a su perro pero sí a una vaca.
Lo digo porque Francione dice que no emplearía la violencia, digamos, por una vaca. Pero acaso sí intervendría por el perro.
Esta gente lo vuelve a uno maquiavelo. Pero es sencillo. Las cosas que dicen son infantiles, muchas veces, casi todas en el caso de Singer, algunas veces en el caso de Francione.
Francione condena las acciones del ALF, cree que ensucian la imagen del movimiento de liberación animal.
Yo le diría a Francione ¿qué imagen?
No hay una imagen para el movimiento. Por ahora, hay un batiburrillo de mil pares de cojones, macho. Bueno, sí la hay, la más popular: una imagen blandengue y simpática, friki y todavía Disney. (Y “la agresiva”, que la gente cree que no son los animalistas “buenos” porque ellos mismos se desmarcan de esos actos extremos: los hechos del ALF y otros grupos de acción directa destructora del mundo verdugo). Precisamente por ese uso de la paz, esa mesura y tranquilidad al hablar, esa educación y esa fórmula estereotipada de los animalistas de hablar de sus defendidos como si les estuvieran pidiendo perdón por decirle a la Demanda que no hacen bien, que por favor reconsideren sus malditos crímenes.
Incendio en el matadero Plukon (Oosterblokker, Países Bajos); y liberación de gallinas
Recientemente dos sucesos nos llenan de esperanza (y causan dolores de cabeza a la industria de explotación animal).
En la página de instagran anarcoveganismo.info podemos leer un reporte del ALF, de junio 2025, ocurrido en Midlands, UK: Pollos liberados de una granja de huevos en solidaridad con Marius Mason y las/os presas/os anarquistas de larga condena.
(Recibido anónimamente por correo electrónico:)
“Una palanca en la puerta y ya estábamos dentro. Nuestras linternas iluminaban filas de gallinas enjauladas, apiñadas. Olía fatal, no había ventanas, estas aves nunca ven la luz del sol. Todo el granero estaba hecho de polvo, excrementos y telarañas, el aire se sentía denso. Esta es la realidad detrás de tantas cajas de huevos discretas.
No perdimos el tiempo y rápidamente abrimos una fila de jaulas, llenamos nuestros transportines y nos fuimos. Las gallinas no tardaron en adaptarse a su nuevo hogar, caminando por el suelo en lugar de por la malla de alambre, pudiendo moverse, posarse y extender sus alas. Están llenas de curiosidad y no tienen suficientes bocadillos. Las hemos estado llenando de vitaminas y minerales, ya que todos tenían deficiencias. Esta industria ve sus cuerpos como desechables y las aves pagan un alto precio por poner huevos constantemente.
Pensamos en todos los que dejamos atrás y prometemos volver. Dedicamos esta acción a Marius Mason y a todos los presos anarquistas de larga condena. La solidaridad no tiene límites. Hasta que todas las jaulas estén vacías.”
Por otro lado, nos llega la noticia de que en en matadero de Plukon, Oosterblokker, Países Bajos), nueve camiones de transporte de pollos y una furgoneta (vacíos de animales, claro) fueron completamente incendiados. En el matadero de Plukon asesinan alrededor de 300.000 pollos al día.
Vi la noticia de la destrucción de las maquinarias de los criminales de animales en las redes y encontré mensajes y comentarios, como era de esperar conociendo lo monjil que es este animalismo de inicio, de condena al acto. “Esto no sirve de nada. Sólo para que la gente crea que somos violentos. No es la manera de cambiar las cosas”, dice uno. Otro protesta: “Una acción absolutamente inútil para lograr la liberación animal. Esto no beneficia a los animales en ninguna forma. (…) La violencia sólo consigue que la gente desprecie el movimiento animalista (...)”
En fin. ¿La gente aprecia el movimiento animalista? Si esto fuera así, se harían todos veganos, ¿no?
No existe una “gente” en continua observancia, omnívora, que por ver hechos de este tipo comience a despreciarnos. Ese comentario último es bastante simple e infantil, de poco alcance. Lo que existe es gente que se compromete por los animales por la tremenda injusticia que sufren y llegan hasta la última consecuencia por ayudarlos y los que le importa lo que les ocurra nada. Aquellos que nada les importan los animales, si ven noticias de este tipo sólo se confirmarán, pero no iban a cambiar; se confirmarán en que ellos son muy pacíficos comiendo cadáveres de animales (asesinados brutalmente por otros) y condenando incendios de gente brutal según ellos, que busca salvar a esos animales de su pedido diario como Demanda criminal.
A esta demanda criminal apela ese señor que tan airadamente gorgea que “la violencia sólo consigue que la gente desprecie el movimiento animalista”.
Tal parece que diciendo movimiento animalista esté hablando de un grupo musical, que perderá seguidores.
“Esto es un completo error”, dice, se lamenta ese señor vegano tan molesto por los hechos del ALF.
Lo que es un error es no haber destruido y hecho arder ya todos los artefactos, lugares y accionadores de la explotación y holocausto animal, señorito burgués del pensamiento animalista falso.
El pensamiento de liberación animal verdadero es sólo uno, el que empleará todo lo que tenga a manos para liberar a los reos. Y nada más. Porque lo mismo haríamos por humanos secuestrados y torturados, de tener que hacer algo. Hacer lo que sea, y con lo que sea y como sea. En La Bella Revolución se señala que los “Porfinllegados” y las “Porfinllegadas” (los libertadores que no les importa arriesgar sus vidas y libertades porque saben que llegaron por un profundo y primaveral Plan que cambiará el mundo todo) pueden tomar la herramienta para romper todo lo construido por el humano opresor de los animales hasta llegar a ellos, muy cerca, muy a mano dicha herramienta.
“Y en cada punto del cielo también están (los martillos).”
Hay una gran Odisea primaveral que nos espera y grita desde el otro lado de las montañas, en día y cuando dormimos. Grita nuestros nombres.
Aún falta, se lamenta esa “odisea” orgánica. Porque me temo que mucho tardará el grueso del movimiento animalista y/o el de liberación animal en entender que no hemos venido a atender al “qué dirán” sino a realizar un trabajo, una acción de urgencia, ya de siglos.
Que quien espera hasta el último segundo que algo ocurra que transmute el infierno, lo único que ha conocido desde el nacer, en cielo. Si ese sueño ocurre en la mente de los reos animales, si todavía les queda espacio para soñar, con eso me contentaría.
Porque ellos sueñan, anhelan, sienten además del asco, la pena y el dolor agudos, la esperanza.
Como el macaco Britches muchos animales son liberados a diario en el mundo. Esperemos que esta situación crezca cada día más y muy rápido. Si mañana pudiéramos salir todas y todos a abrir todos los claustros, sería el día más hermoso que se ha visto en esta tierra, con fuegos reparadores y estruendos justicieros incluidos. Después de todo, el humano en sus tradiciones que tanto gusta de practicar cada año usa el fuego y el ruido, ¿no? Y no quieren dejar de usarlos a pesar de haberles rogado que lo hagan pues la pirotecnia y la dinamita y petardos matan de infarto y aterran a los animales, ellos siguen. Porque el verdugo no termina su cuerpo en los lugares de infarto y reclusión animal, donde mora, sino que se extiende, su sotana negra y fucsia y marrón-tripas y sus rojas manos a los cuerpos en todas las casas, calles, iglesias y bibliotecas: Verdugo es el humano, la humanidad. Un monstruo hecho de millones de seres que viven para hacer llorar a otros. Para eso nacen. Y este proceso hay que revertirlo.
Llora Britches
Negro león de la noche, ¿quién es él? Veo en tu inmenso cuerpo una criatura. Un animal enterrado en su tristeza. León negro de la noche, sepultura.
No hay peor tristeza que sentir tristeza y no poder abrir los ojos para ver una puerta. Hombre que sientes hondo, ¿entiendes su pena? Hombre que sientes hondo, recuerda.
Entre estos muros negros no hallo puertas. A este frío abismo no llega tu voz. Quisiera entrase el sol sus caballos de fuego. Quisiera entrases, amor, tu amor.
A veces me imagino corriendo en la hierba. Sentir de nuevo el viento y ver amanecer. Hombre que sientes hondo, tú que entiendes mi pena. Hombre que sientes hondo, recuerda.
Acuérdate del dolor más grande que hayas sentido, Acuérdate de aquella sangre que ardía en la luz. Recuerda que entre esas llamas hubo un amigo, Sangrando estoy, llorando fuego y no llegas tú.

|