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El pesimismo suele llenarlo todo, y la preocupación se palpa en el ambiente. La palabra «crisis» (económica, moral, educativa, cultural, ética, social...) monopoliza todas y cada una de las conversaciones que se llevan a cabo a lo largo y ancho de este país. Con este comienzo, lo más normal es que los lectores piensen que les quiero agobiar, pero ni mucho menos es esa mi intención.
El impuesto a los beneficios extraordinarios e ingentes de la banca es una cuestión de justicia social en España y en cualquier país del mundo. La justificación económica de lo que se recauda, por parte de Hacienda o del sistema de impuestos responde a la necesidad de gravar los excesos de rentabilidad bancaria.
Aunque el tema de la pederastia y el papel de la mujer en la iglesia son dos de las tareas pendientes del catolicismo mundial de las que León XIV no es ajeno, como así se ha querido en las primeras críticas, creo que hay muchas más luces que sombras en la perspectiva de esperanza que puede aportar Robert Prevost Martínez de cara a la ineludible renovación eclesial en la línea pedida por el Vaticano II. Ante la acusación de encubrir a 2 sacerdotes de su diócesis de Chiclayo tengo que desmentir el primer bulo que ya corre contra él, ya que León XIV no sólo no encubrió la pederastia sino que se mojó y llegó a influir en Francisco para la disolución de esa poderosa organización ultra católica peruana, llamada “sodalicio”, fundada en 1971 y que tras décadas de abusos acató su disolución y pidió perdón.
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