Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Cine
Etiquetas | Crítica de cine
Gonzalo G. Velasco

"Vicky, Cristina, Barcelona": El talento de Míster Allen

|

El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, fue capturado en Vietnam y torturado durante varios años por soldados enemigos sin que en ningún momento se le ocurriera abrir la boca para darles información, y eso que si hay en este mundo una cultura que se maneje con soltura en el noble arte de la sonsacar datos mediante técnicas de coacción físicas y/o psicológicas, esa es la asiática. Con lo que voy a decirles a continuación no quiero que piensen que trato de de restarle importancia al heroísmo del senador, pero si sus captores hubiesen contado con una cinta VHS de Vicky Cristina Barcelona, la última película de Woody Allen, a buen seguro que McCain habría cantado como un pajarillo.

Digámoslo ya: Woody Allen está gagá. Y digámoslo también, que ya va siendo hora: Woody Allen debería dejar de hacer películas y dedicarse a tocar el saxofón hasta el día del juicio final, al ser posible sin hacer pausas para tomar aire. El problema es que nadie se atreve a decir estas cosas, y menos en Europa, con lo cual, cada año por estas fechas, Allen Stewart Konigsberg nos brinda una de sus anodinas historias para tratar de convencernos, y sobre todo, de convencerse a sí mismo, de que aún tiene algo que decir aún cuando su discurso ya hace casi veinte años que se ha agotado. Que sí. Qué Match Point es una buena película. Pero les recuerdo que vivimos en un mundo loco, loco, loco, donde el peor intérprete de la historia reciente, Ben Affleck, ha ganado una copa Volpi al mejor actor en Venecia con toda justicia, donde ese mismo señor ha conseguido estar a la altura del Clint Eastwood de Mystic River dirigiendo la apabullante Gone, Baby, Gone y donde los hermanos Wachowski, fatídicos realizadores de Speed Racer, también son los autores del mayor hito de la ciencia- ficción moderna: The Matrix. Así que no saquemos conclusiones precipitadas. Las excepciones a las reglas no rodean, pero no por ello las reglas dejan de tener validez.

En el caso de Woody Allen la regla principal es que su carrera ha entrado barrena (cuando no en shock anafiláctico) y que cada película que dirige es peor que la anterior. El caso de Vicky, Cristina, Barcelona, el asunto se vuelve especialmente sangrante porque la falta de talento se respira ya desde el título, impuesto por contrato, y porque lo que pretendía ser un tributo a uno de los países con mayor índice de adoradores de su filmografía, termina, por obra y gracia de unos diálogos absurdos, unas escenas sin pies ni cabeza, casi de catalogo turístico, donde importa más que salga la sagrada familia que la acción en sí, un guión caprichosísimo, y unos personajes tontorrones, estereotipados, pretenciosos y carentes de garra, en una analogía cinematográfica de las latas de “mierda de artista” con las que Piero Manzoni se rió del mundo del arte cuando se le ocurrió ponerlas a la venta en los años sesenta. Sólo que sin el sentido de la ironía del italiano, pues Woody Allen se toma muy en serio todo lo que nos cuenta en su último film aunque eso sea que Javier Bardem, caricaturizándose a sí mismo sin pretenderlo, se lleve a dos turistas norteamericanas a Oviedo, en avión privado, para ver una bonita talla de madera (¡!) Uséase: que ese señor aficionado a montárselo con niñitas cuyo supuesto ingenio se sustenta sobre la construcción de frases del tipo “yo no hablo de mi vida sexual a menos que la tenga”, se ha reído en la cara de sus propios fans y, financiado por la estulticia ibérica más berlanguiana, se ha marchado de la piel de toro como si tal cosa no sin antes dejar como estela un regüeldo bien sonoro con aroma a cine para dummies. ¡País!

"Vicky, Cristina, Barcelona": El talento de Míster Allen

Gonzalo G. Velasco
Gonzalo G. Velasco
sábado, 18 de abril de 2009, 11:13 h (CET)
El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, fue capturado en Vietnam y torturado durante varios años por soldados enemigos sin que en ningún momento se le ocurriera abrir la boca para darles información, y eso que si hay en este mundo una cultura que se maneje con soltura en el noble arte de la sonsacar datos mediante técnicas de coacción físicas y/o psicológicas, esa es la asiática. Con lo que voy a decirles a continuación no quiero que piensen que trato de de restarle importancia al heroísmo del senador, pero si sus captores hubiesen contado con una cinta VHS de Vicky Cristina Barcelona, la última película de Woody Allen, a buen seguro que McCain habría cantado como un pajarillo.

Digámoslo ya: Woody Allen está gagá. Y digámoslo también, que ya va siendo hora: Woody Allen debería dejar de hacer películas y dedicarse a tocar el saxofón hasta el día del juicio final, al ser posible sin hacer pausas para tomar aire. El problema es que nadie se atreve a decir estas cosas, y menos en Europa, con lo cual, cada año por estas fechas, Allen Stewart Konigsberg nos brinda una de sus anodinas historias para tratar de convencernos, y sobre todo, de convencerse a sí mismo, de que aún tiene algo que decir aún cuando su discurso ya hace casi veinte años que se ha agotado. Que sí. Qué Match Point es una buena película. Pero les recuerdo que vivimos en un mundo loco, loco, loco, donde el peor intérprete de la historia reciente, Ben Affleck, ha ganado una copa Volpi al mejor actor en Venecia con toda justicia, donde ese mismo señor ha conseguido estar a la altura del Clint Eastwood de Mystic River dirigiendo la apabullante Gone, Baby, Gone y donde los hermanos Wachowski, fatídicos realizadores de Speed Racer, también son los autores del mayor hito de la ciencia- ficción moderna: The Matrix. Así que no saquemos conclusiones precipitadas. Las excepciones a las reglas no rodean, pero no por ello las reglas dejan de tener validez.

En el caso de Woody Allen la regla principal es que su carrera ha entrado barrena (cuando no en shock anafiláctico) y que cada película que dirige es peor que la anterior. El caso de Vicky, Cristina, Barcelona, el asunto se vuelve especialmente sangrante porque la falta de talento se respira ya desde el título, impuesto por contrato, y porque lo que pretendía ser un tributo a uno de los países con mayor índice de adoradores de su filmografía, termina, por obra y gracia de unos diálogos absurdos, unas escenas sin pies ni cabeza, casi de catalogo turístico, donde importa más que salga la sagrada familia que la acción en sí, un guión caprichosísimo, y unos personajes tontorrones, estereotipados, pretenciosos y carentes de garra, en una analogía cinematográfica de las latas de “mierda de artista” con las que Piero Manzoni se rió del mundo del arte cuando se le ocurrió ponerlas a la venta en los años sesenta. Sólo que sin el sentido de la ironía del italiano, pues Woody Allen se toma muy en serio todo lo que nos cuenta en su último film aunque eso sea que Javier Bardem, caricaturizándose a sí mismo sin pretenderlo, se lleve a dos turistas norteamericanas a Oviedo, en avión privado, para ver una bonita talla de madera (¡!) Uséase: que ese señor aficionado a montárselo con niñitas cuyo supuesto ingenio se sustenta sobre la construcción de frases del tipo “yo no hablo de mi vida sexual a menos que la tenga”, se ha reído en la cara de sus propios fans y, financiado por la estulticia ibérica más berlanguiana, se ha marchado de la piel de toro como si tal cosa no sin antes dejar como estela un regüeldo bien sonoro con aroma a cine para dummies. ¡País!

Noticias relacionadas

Filmin estrena el próximo viernes 10 de mayo "La zona de interés", la adaptación de la novela homónima de Martin Amis escrita y dirigida por Jonathan Glazer ("Under the Skin"). Ha sido sin duda una de las películas más relevantes de los últimos meses, algo que corroboran sus dós Óscar (Mejor Película Internacional y Mejor Sonido) o el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2023, donde la película tuvo su estreno mundial.

Daniel Burman vuelve al cine y lo hace por la puerta grande del Festival de Cine de Cannes, que ha seleccionado su nueva película como director, “Transmitzvah”, para formar parte de la selección oficial de la 77ª edición del certamen, que tendrá lugar entre el 14 y 25 de mayo próximos. “Transmitzvah”, escrita también por el propio Burman, se proyectará en la sección Cinema Á la Plage, un evento especial dentro del propio Festival.

He visto otra vez estos días la película "La Promesa" (2016), dirigida por Terry George, y he pensado que han pasado ya 100 años del genocidio turco contra los armenios (1914-1923). En el film domina el relato de denuncia, como ha hecho el director en otras obras como el genocidio de Rwanda (película “Hotel Rwanda”). Pero también me ha emocionado el poderoso retrato de la amistad, el sacrificio y la lucha por un ideal en medio de la tragedia y el conflicto.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto