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Al embustero que preside (y, a la vez, es esclavo del) el Consejo de ministros, cada vez que se le “rompe un hueso” (ya lleva por lo menos una docena), se inventa una “solución mágica” que -al final- no se realiza o queda en la más sonora nada. Ya es mucho el tiempo (unos 850 interminables días) que llevamos los españoles soportando a este cretino que, para desdecirse y desdecir su feminismo y el de sus muchas lame-pies, va presumiendo de guapo (cuestión obscenamente presuntuosa, además de incierta) para “tapar” las carencias que sufrimos los contribuyentes y que tiene en vilo a los socios comunitarios. Ahora, según él, es tiempo de “topar” el precio del gas durante un año.
Como objeción he de decir que la palabra topar no coincide con el sentido que le quieren dar, porque, según la RAE en su 1ª acepción, significa “Chocar una cosa con otra” y ni ésta ni las demás acepciones se aproximan a “limitar” que es de lo que se trata. Lo que ocurre es que Antonio, (nuevo nombre del presidente) -una vez más- nos hace una promesa para que olvidemos el escándalo del CNI. Pero, además, según he oído, lo que supuestamente podríamos ahorrar ahora, al final nos lo cobrarán en gran parte. Pero ya hay para unos cuantos días de telediario “echándose flores”.
Si este tipejo (que lo es, aunque mida muchos centímetros) fuera sensible con la situación que ha creado a esta nación, lo que debería topar (según su lenguaje); o limitar (dicho correctamente), es a su gobierno. Porque es vergonzoso que, de los cuatro países más importantes de Europa, sea España (la de menos habitantes) la que tenga el mayor número de ministros, 22. Si Alemania usara el criterio de la población, en vez de 14 ministros, debería tener 39; Francia que tiene 19, debería tener 31 e Italia que tiene 22, debería tener 27. Pero España es así. Estamos en la ruina y ¿saben quién es el culpable? ¡Rajoy! Aquél gallego infame que hace 20 años -él solito-hundió el Prestige y causó uno de los mayores desastres ecológicos de nuestra historia. Y, naturalmente: Aznar, Feijóo, Ayuso, Moreno Bonilla; ¡todo el PP!. Pero tengo una feliz certeza. ¡Le queda un día menos!
A quienes estamos convencidos de la iniquidad intrínseca de Sánchez, no nos va a confundir la supuesta “carta de amor” de este cateto personaje a su Begoña amada, redactada de su “puño y letra” (con sus tradicionales errores y faltas gramaticales) y exceso de egolatría.
Recuerdo con nostalgia la época en la que uno terminaba sus estudios universitarios y metía de lleno la cabeza en el mundo laboral. Ya no había marchas atrás. Se terminaron para siempre esos años de universitario, nunca más ya repetibles. Las conversaciones sobre cultura, sobre política, sobre música. Los exámenes, los espacios de relajamiento en la pradera de césped recién cortado que rodeaba la Facultad, los vinos en Argüelles, las copas en Malasaña...
Tras su inicial construcción provisional, el Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, reforzado en su interior por cables de acero para así acrecentar su firmeza. Se organizó, asimismo, la denominada "franja de la muerte", formada por un foso, una alambrada, una carretera, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día.
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