| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
|
|
Lo que ocurrió el 18 de marzo pasado, en una rueda de prensa entre los presidentes de Italia, Grecia, Portugal y España, previa a una reunión del Consejo Europeo, puede tener las lecturas que se le quieran dar. Para los que no conozcan la anécdota, la explico a continuación: cuando nuestro cateto, plagiador y embustero presidente terminó su intervención, Mario Draghi, anfitrión y primer ministro italiano, le dio las gracias con esta frase: “Gracias Antonio”. A propósito de ello, han corrido ríos de tinta sobre esta cuestión y, la mayoría, poco favorables para Sánchez.
Y aunque podría pensarse que este ¿involuntario? error, carece de recorrido, para mí tiene una particular importancia, tanto para Sánchez, como para Draghi. Porque a ambos les han fallado los reflejos de una manera significativa.
Al italiano porque -sin duda- se daría cuenta inmediatamente de su metedura de pata, (pensar otra cosa sería nos llevaría a otros supuestos de más peso) y no supo rectificar de una manera airosa y amigable. Y a Sánchez porque, una de dos, o no se dio cuenta o se hizo el “sueco”.
En el primer caso demostraría que su ego no le deja percibir lo que ocurre en derredor suyo, lo cual cuadra con su lastimosa práctica ninguneando al Parlamento español, a la oposición y a la opinión bienintencionada de personalidades de relieve, nacionales y extranjeras que no creen lo que ven. Si se hizo “el sueco”, mucho peor aún, porque desperdició la ocasión de no pasar por alto el que le cambiaran su nombre y replicar con una frase ingeniosa que no molestase a Draghi y subiera un poco el papelazo inane que está haciendo en Europa. Pero quia, este hombre lo más ingenioso que ha dicho a lo largo de su vida es “no es no”. Eso sí, un millón de veces.
EH Bildu estaría integrada por militantes de Aralar, Alternativa, EA e Independientes, todos ellos fagocitados por la estrella-alfa Sortu, cuyo ideólogo sería el actual candidato a Lehendakari, Pello Otxandiano, quien decidió revisar la anterior estrategia de Bildu e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica.
El pasado martes mientras limpiaba uno de los patios de colegio que me toca dos veces a la semana, una niña intentaba proteger a una abeja que no podía volar cogiéndola con una hoja y la apartó para que nadie la pisara estando pendiente para ver si se podía recuperar a lo que se sumaron una compañera y un compañero. Gestos que demuestran más empatía que muchos adultos.
En la colosal vorágine de los tiempos modernos, nos encontramos enredados en un tejido de deseos y ansias desbocadas. Nos hemos convertido en una sociedad dominada por la avaricia, un apetito voraz que desemboca en la insaciabilidad. La hambruna crónica de la insatisfacción. Más y más por el mero más y más. Lejos queda la capacidad personal y colectiva de detenernos a pensar quiénes somos y echar la vista atrás para recapitular de dónde venimos.
|