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La distancia física tiene mucho que ver, pero también el hecho de que el país invadido sea europeo

Empatía, incertidumbre y miedo: así nos afecta emocionalmente la guerra en Ucrania

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Ev u2PLZtbOeSo unsplash

¿Por qué lo que está sucediendo en Ucrania nos impacta más que lo que ocurre o ha ocurrido en otros lugares como Siria? Las consecuencias trágicas son las mismas: muertos, heridos, refugiados y, de continuar la invasión, destrucción del tejido productivo de un país.


No, no es que seamos mejores o peores personas por sentirnos más cerca de los ucranianos que de los refugiados en los campamentos de la frontera griega. Se trata, explica la psicóloga Pilar Conde, de la llamada  “jerarquía de la muerte” o “empatía de la distancia” consustancial  al  ser humano y que consiste en identificarnos con alguien cuando somos capaces de ponernos en su lugar.


La distancia física tiene, por supuesto, mucho que ver, pero también el hecho de que el país invadido sea europeo. De que sus habitantes tengan el mismo estilo de vida que nosotros. De esta manera, al verlos en televisión, sufriendo las tragedias de la guerra, podemos vernos reflejados en ellos. Una madre española puede ponerse en la piel de una ucraniana que, con su hijo en brazos, huye de bombardeos y asedios. Lo mismo puede sucederle a un joven de nuestro país que ve cómo chicos de su edad se ven obligados a coger un fusil para irse al frente.


Esta identificación puede producirnos ansiedad y estrés reiterados al hacer nuestra la angustia de quienes lo están pasando mal. También miedo ante una posible amenaza bélica e incertidumbre ante los cambios que este suceso bélico puede suponer para nuestro estilo de vida. Máxime tras varios años de cambios inesperados e inminentes a  consecuencia de la pandemia.


La repetición y el constante fluir de información, no siempre veraz, sobre la guerra es otro elemento de gran influencia sobre nuestro estado emocional. Necesitamos las noticias, advierte la psicóloga, pero el enfoque de acercamiento a este escenario de guerra extranjera debe ser óptimo en el sentido de preocupación productiva, esto es, el de estar preocupados por lo que sucede, pero tratando de entender y comprender. A la vez, añade, debemos ir  ajustando nuestras expectativas ante los diferentes cambios.


En cuanto a los más pequeños, también expuestos a la realidad a través de los medios de comunicación o de conversaciones en el entorno social, Pilar Conde aconseja escucharles, dejarles preguntar primero y responder siempre a sus dudas. Ellos, a su manera y nivel, tiene que entender también que hay distintos puntos de vista de las cosas, por lo que debemos evitar ante ellos los juicios de valor de tono radical.


Muy importante, por último, potenciar su empatía, que aprendan a ponerse en el lugar del otro, para que, a la vez que construyen su propia opinión  vayan potenciando el respeto al prójimo y la convivencia.


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Artículo de Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen

Empatía, incertidumbre y miedo: así nos afecta emocionalmente la guerra en Ucrania

La distancia física tiene mucho que ver, pero también el hecho de que el país invadido sea europeo
Redacción
viernes, 4 de marzo de 2022, 12:38 h (CET)

Ev u2PLZtbOeSo unsplash

¿Por qué lo que está sucediendo en Ucrania nos impacta más que lo que ocurre o ha ocurrido en otros lugares como Siria? Las consecuencias trágicas son las mismas: muertos, heridos, refugiados y, de continuar la invasión, destrucción del tejido productivo de un país.


No, no es que seamos mejores o peores personas por sentirnos más cerca de los ucranianos que de los refugiados en los campamentos de la frontera griega. Se trata, explica la psicóloga Pilar Conde, de la llamada  “jerarquía de la muerte” o “empatía de la distancia” consustancial  al  ser humano y que consiste en identificarnos con alguien cuando somos capaces de ponernos en su lugar.


La distancia física tiene, por supuesto, mucho que ver, pero también el hecho de que el país invadido sea europeo. De que sus habitantes tengan el mismo estilo de vida que nosotros. De esta manera, al verlos en televisión, sufriendo las tragedias de la guerra, podemos vernos reflejados en ellos. Una madre española puede ponerse en la piel de una ucraniana que, con su hijo en brazos, huye de bombardeos y asedios. Lo mismo puede sucederle a un joven de nuestro país que ve cómo chicos de su edad se ven obligados a coger un fusil para irse al frente.


Esta identificación puede producirnos ansiedad y estrés reiterados al hacer nuestra la angustia de quienes lo están pasando mal. También miedo ante una posible amenaza bélica e incertidumbre ante los cambios que este suceso bélico puede suponer para nuestro estilo de vida. Máxime tras varios años de cambios inesperados e inminentes a  consecuencia de la pandemia.


La repetición y el constante fluir de información, no siempre veraz, sobre la guerra es otro elemento de gran influencia sobre nuestro estado emocional. Necesitamos las noticias, advierte la psicóloga, pero el enfoque de acercamiento a este escenario de guerra extranjera debe ser óptimo en el sentido de preocupación productiva, esto es, el de estar preocupados por lo que sucede, pero tratando de entender y comprender. A la vez, añade, debemos ir  ajustando nuestras expectativas ante los diferentes cambios.


En cuanto a los más pequeños, también expuestos a la realidad a través de los medios de comunicación o de conversaciones en el entorno social, Pilar Conde aconseja escucharles, dejarles preguntar primero y responder siempre a sus dudas. Ellos, a su manera y nivel, tiene que entender también que hay distintos puntos de vista de las cosas, por lo que debemos evitar ante ellos los juicios de valor de tono radical.


Muy importante, por último, potenciar su empatía, que aprendan a ponerse en el lugar del otro, para que, a la vez que construyen su propia opinión  vayan potenciando el respeto al prójimo y la convivencia.


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Artículo de Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen

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