Una vez acabado el 2021 y empezado el 2022 hemos recibido un nuevo tiempo que debe representar siempre un nuevo comienzo. Pienso que el nuevo años que hemos comenzado, es una oportunidad para volver al principio del realismo que nos obliga a seguir preguntándonos por las casusas de lo que nos pasa.
El impacto de la pandemia está despertando oleadas de generosidad y de solidaridad, pero también ha revelado nuestras inseguridades y miedos más profundos. La pandemia está acelerando una serie de procesos de cambio social que nos exigen altura de miras y una apuesta por lo esencial de la vida, la defensa de la libertad y la dignidad humanas.
Sin duda es un objetivo difícil de conseguir pero en el que hemos de poner los medios necesarios y superar ciertas mezquindades.
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