Como en todo, hay gente que está a favor de la postura de Novak Djokovic y otros en contra. Por ejemplo, el padre del tenista ha comparado a su hijo con Jesucristo, o con Espartaco y ha dicho que la suya es una lucha por la libertad en el mundo. Es decir, que tanto el padre como otros son partidarios de que el tenista sea un símbolo de la libertad. Y al mismo tiempo, algunos o muchos están transformándolo en el símbolo de la irresponsabilidad.
Yo pienso diferente, por no decir una barbaridad, opino que se necesita unas buenas nalgadas. Opino que, con su forma de actuar, Djokovic demuestra que está atorado en la infancia. Verán:” El nene quiere su juguete a toda costa (jugar en el Open de Australia) y no repara en travesuras para no atenerse a las normas del juego y patalea para que todo el mundo atienda sus caprichos. Su papá, que lo tiene muy consentido, le da la razón y quiere que a su nene le consientan jugar con su juguete”.
Y esto último no es lo peor, lo peor es que es posible que lo consiga. Porque si lo consigue, dejará en entredicho a todo un país al plegarse ante el petulante niñato. Y lo dejará sin soberanía para negar la entrada al país al resto de la humanidad por razones sanitarias.
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