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Cuando quede atrás
nadie me recordará,
habré perdido el tiempo,
nada más.
Cuando quede atrás
me verán como la que...
no ha sabido ganar.
Cuando quede atrás,
puede que alguno se ría
de mi fracaso.
Cuando eso suceda no diré:
"hasta otra",
sino que diré: "adiós".
No me quedaré contemplando
las reacciones de ningún ser
ni sentiré su alegría.
Nadie llamará por mí
para recuperarme de aquel
espacio oscuro en que estaré
escondida,
esperando no ser vista.
Pero no será mi fin,
encontraré nuevos entretenimientos,
nuevas pasiones y pasatiempos.
Puede que también encuentre
el verdadero amor de un hombre
al que no le haya importado
que me haya quedado atrás.
Puede que aprenda de la vida
lo que no he aprendido
estando entre los primeros.
Puede que sea bueno
irse quedando.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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