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Muchos días nos enteramos de la muerte de un personaje importante: cantante, pensador, científico, empresario… y lo sentimos, lo recordamos. Pero cuando perdemos a un ser querido, alguien cercano a quien amamos, duele mucho. Nadie puede amar sin dolerse de esa pérdida. Nadie puede morir sin dejar dolor detrás.
Cómo olvidar estos momentos idos. Jamás. En el año 1982, cuando ya graduado como instructor deportivo con especialidad en Baloncesto, trabajaba en mi ciudad natal Masaya Nicaragua para el Ministerio de Deportes. Era una notable mañana silenciosa, su fuerza era su propia debilidad, y era como que, mejor me hubiesen dejado morir en medio de la calle y ver desde ahí mi seráfico sentimiento...
Recorremos la vida comprometidos con terceros, empresarios, jefes, superiores... Palmadas que esclavizan, crean, sin saberlo, sueños de ilusiones que se rompen... Los compromisos no generan confianza y futuro, sobre todo si el que sirve es pobre.
Hoy quiero hablar de un amigo al que no volveré a ver. Lo conocí personalmente un septiembre de hace cinco años, cuando me invitó (me introdujo) a una tertulia de cine en la que participaba desde tiempo atrás. Esa tarde no solo le puse cara a él sino a mucha más buena gente, y esa sencilla invitación fue la primera de tantas cosas por las que siempre quedaré en deuda con su generosidad.
Francisco José Arellano Oviedo nació el 14 de noviembre de 1941 en Granada, Nicaragua, hijo del campesino Humberto Arellano Ríos y la maestra Alicia Oviedo Angulo. Estudió en el Colegio Salesiano de Granada, donde llevó a cabo sus estudios primarios, y sus secundarios en el Instituto San Francisco de Asís.
Escuché tantas veces la popular frase de Bertolt Brecht: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles". Y la entendí a la muerte de Roberto Loáisiga Méndez.
Muchos recordamos a esos grupos musicales que cautivaron con sus melodías: Los Beatles, Los creyentes del agua clara, Cat Stevens, Rolling Stones, entre otros; y en Nicaragua, una persona creó la máquina del tiempo para transportarse a esos momentos y escucharlos. Era Augusto Gallegos, músico e intérprete profesional, creador del famoso grupo Llama Viva. A un año de su partida sigue vivo en los corazones de los nicaragüenses. Conozcamos un poco de su historia.
Antonio Aparicio Herrero nació en Sevilla en 1916 y durante los años de la Republica residió en Madrid, fue responsable comisario de Cultura y Sanidad en la Brigada Móvil de Choque mandada El Campesino. Resultó herido en la batalla del Jarama.
Verás muchos años cumplidos, verás muchos sueños cumplidos, verás muchas risas ahora muertas, muchos suspiros nuestros.
Expertos han desgranado las claves de la vacuna desarrollada por HIPRA que está suponiendo un importante hito por ser 100% española y 100% europea, haber presentado una eficacia alta como “booster heterólogo”, es decir como dosis de recuerdo, y tener las cualidades de conservación y administración de las vacunas de proteína recombinante: se conservan entre 2 y 8ºC por lo que pueden conservarse en las neveras convencionales.
Han pasado 82 años desde la trágica muerte de Bruce Lee. Es considerado el mejor artemarcialista de todos los tiempos, en cada escuela de karate no falta una de sus fotos, en pocos años de vida logró dejar un legado para el mundo de las artes marciales y el cine eternamente, conozcamos un poco de su historia.
El 27 de febrero de 1979, el tetracampeón de la Unión Soviética Viktor Korchnoi, llegaba a Paraguay para enfrentar a los 40 mejores ajedrecistas locales. Derrotó a 39 y ofreció tablas a uno de sus rivales. Me contaron muchos años después que antes de esa Simultánea vació dos botellas de vodka con el entonces Zar de la prensa paraguaya, Humberto Domínguez Dibb, más recordado por sus iniciales como HDD.
Gracias, Lucrecia y Manuel, mis dulces progenitores, por vuestros años mejores, plenos de amor, hecho miel. Y por dejaros la piel en sacrificios sin cuento...
Pocha de oro negro... de cruel mirada cuando el hambre de triste sombra la invade, como Nanny es fiel llamando a su dueña. De cuello estrecho pero real y blanca y negra, y de ojos verdes cual dos luceros, y rabo de ratón...
Mini, mi gata de ojos azules… cual terciopelo tu textura, de acero inoxidable, del bueno… cual recuerdo en la distancia, Minini beige de pelo, Minia dorada del sol Minia de dioses lejanos...
Sólo su recuerdo me hace sentir feliz, en un sueño me dijo "pronto estarás junto a mí" y es que me estaba llevando...
Nos han pintado un mundo, que “ellos" no habían creado. Nos han colocado en medio “como figurantes”, simplemente de paso. Nos han vestido con “la ilusión de otros”. Nos quieren hacer vivir sin creatividad personal, “como bestias atemporales…”
Cuando quede atrás nadie me recordará, habré perdido el tiempo, nada más.
Hoy la pluma, el papel y yo dormiremos en camas separadas, sé que estoy perdiendo el tiempo, como se llega a perder el alba y los recuerdos desagradables, aunque tarden en marcharse. El tiempo, ese bien apreciado e irrepetible.
Mi madre fue una mujer sabia. Natividad Rojas de la Rosa (13 de julio de 1936 – 4 de diciembre de 2001) –así se llamó mi madre–, siempre prodigaba amor y abnegación en todos sus actos. Ahora sé que aprendió muchas cosas de su abuela, de la sabiduría popular que se transmite de boca a oído, de confiar en el sentido común y la profunda intuición que caracteriza a quienes abrevan de las raíces chamánicas de nuestro pueblo.
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