A ver, hablemos en plata:” Por favor, comeros nuestro pan”. Desde hace más de 25 años regento una pequeña barbería. No me avergüenza decir que muchas veces me han dado las 23:30 trabajando. Que no he conseguido comprar un piso. Que no tengo coche. Y que el único lujo que me permito, dada la crisis por la que estamos pasando más los impuestos que paga nuestro gremio, es ir a la montaña los fines de semana con la gasolina a escote: la pagamos entre los pasajeros.
Para algunos, quizá esto es una nadería, pero yo les invito a que abran algún negocio ¿a ver cuánto duran? Quizá por eso, las esperanzas para trabajar poco, ganar bien y estar bien considerados, es hacer oposiciones, trabajar por cuenta ajena en una buena empresa o vivir de las subvenciones. En mi opinión, estamos criando a una generación de vagos del mínimo esfuerzo. No sé si seré bueno o mal empresario, pero ahí están los números.
Trabajadores han pasado unos cuantos en mi casa y siempre me quedé con aquellos que no me daban problemas, que eran trabajadores y se podía confiar en ellos. Pero, ¿quién piensa en trabajar si pidiendo subvenciones se gana más que trabajando? Por eso decía al principio que se comieran nuestro pan: porque no hay gente con ese afán de tirar "palante" ¡coño! Como decía mi abuela:" Estamos amuermaos!"
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