El planeta es nuestra casa común, es un regalo y es necesario cuidarlo, no usarlo de un modo que lo estropea. Es imposible sostener el actual modo de consumo de los países más desarrollados y de los sectores más ricos de las sociedades. Nos hemos acostumbrado a gastar y a tirar de un modo irresponsable.
En Glasgow se ha intentado superar la resistencia de algunos países a reducir sus emisiones, a reducir el uso del carbón y a frenar la deforestación, parece que no se ha conseguido ni ponerse de acuerdo. Conseguir las reducciones en el mal gasto es cosa de todos y cada uno, no solo de los grandes países. La subida de la temperatura, la escasez de agua limpia, los desastres naturales, la pérdida de la biodiversidad nos afecta a todos. Pero afectan, sobre todo, a los más pobres.
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