La toponimia estudia la procedencia de los nombres propios de un lugar. En esa misma categoría están los apellidos Arroyo, Canales, Costa, Cuevas, Peña, Prado, Rivera (que hacen referencia a algún accidente geográfico) y Ávila, Burgos, Logroño, Madrid, Toledo (que provienen de una ciudad en España). Otros apellidos se originan de alguna peculiaridad arquitectónica con la que se relacionaba una persona. De ahí vienen de los apellidos Torres, Fuentes, Iglesias, Puente y Palacios.
Es posible que hayas tenido algún ancestro que tuviese algo que ver con la flora y la fauna. De ahí los apellidos Cordero, Manzanero y Toro. Los oficios o profesiones del pasado también han producido muchos de los apellidos de hoy día. De ahí el apellido Labrador, Pastor, Monje, Herrero, Criado o Vaquero.
Otra manera de crear apellidos era a base de alguna característica física, o un rasgo de su personalidad o de un estado civil: de ahí casado, soltero. gordo, melgado, cabello, calvo, castaño, era rubio; blanco, moreno; si era gracioso, Alegre; si era educado, era Cortés. Quizás la procedencia más curiosa es la de los apellidos que terminan en -ez, como Rodríguez, Martínez, Jiménez, González, entre otros muchos que abundan entre nosotros los hispanos. El origen es muy sencillo: -ez significa "hijo de".
Por lo tanto, si tu apellido es González es porque tuviste algún antepasado que era hijo de un Gonzalo.
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