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Opinión
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¿Cuántos defensores del agua deben ser arrestados antes de que los líderes mundiales se comprometan a tomar medidas para la eliminación de los combustibles fósiles?

El poder de los números: los defensores del agua se manifiestan contra el oleoducto Línea 3 de Enbridge

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3, 200 y 419. Estos son los números que ayudan a explicar el actual agravamiento de la crisis climática. El “419” se refiere al nivel de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, medido en partes por millón, según el último informe emitido por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, cuyas siglas en inglés se pronuncian como el nombre de Noé, el personaje del Antiguo Testamento que predijo una catástrofe climática y fue ignorado hasta que era muy tarde. La cifra mencionada significa que la concentración atmosférica de dióxido de carbono está un 50% por encima de los niveles preindustriales y que hemos alcanzado la concentración más alta en más de cuatro millones de años. Para poner este “419” en contexto, el nombre de la organización ambientalista 350.org se desprende del consenso científico acerca de que las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono no deben superar las 350 partes por millón para evitar que el planeta enfrente una catástrofe climática irreversible.


El número “3” refiere a la Línea 3 de la empresa Enbridge, un oleoducto actualmente en construcción, que transportaría diariamente casi un millón de barriles de petróleo desde los yacimientos de arenas alquitranadas de Canadá hacia Estados Unidos. La ruta trazada del oleoducto pasa por territorios indígenas del norte del estado de Minesota y en su recorrido atraviesa decenas de ríos, arroyos, humedales y arrozales silvestres. Por último, 200 es el número aproximado de defensores del agua que fueron detenidos el 7 de junio, día en que se realizó la acción de desobediencia civil más grande hasta la fecha contra la construcción del oleoducto Línea 3. Actualmente está en marcha una movilización liderada por mujeres indígenas, que recuerda las masivas protestas que se realizaron en 2016 en contra de la construcción del oleoducto Dakota Access en territorios de la tribu Lakota no cedidos al Gobierno de Estados Unidos.


Winona LaDuke, una reconocida activista del pueblo anishinaabe y una de las principales líderes de la lucha contra el oleoducto, dijo a Democracy Now!: “El oleoducto forma] un corredor completamente nuevo que atraviesa nuestro territorio y nuestros principales arrozales silvestres, nuestros lechos de almejas, nuestros peces, todo nuestro territorio. Nos hemos movilizado y hemos intentado todos los procesos formales para detener esto. Junto a esta gran cantidad de mujeres defensoras del agua y nuestras tribus, hemos pasado siete años en estos procesos regulatorios. Por eso hemos venido a manifestarnos y miles de personas se han unido a nosotros”.


Las protestas incluyeron una marcha de más de 1.500 personas hacia el lugar donde la Línea 3 cruzaría el famoso río Misisipi, muy cerca de su nacimiento. Río abajo, otros 500 defensores del agua marcharon hacia una estación de bombeo del oleoducto ubicada al norte de la ciudad de Park Rapids. Allí, 24 activistas se encadenaron a maquinaria pesada y otros 24 se encadenaron a una gran lancha a motor llevada hasta la entrada del predio en un tráiler para formar una barrera y bloquear el acceso de vehículos al sitio. Luego de algunas horas, la policía, proveniente de 31 jurisdicciones diferentes, según se informó, intensificó las tácticas de dispersión y finalmente desplegó el Dispositivo Acústico de Largo Alcance, o LRAD por sus siglas en inglés, con la intención de interrumpir la acción de desobediencia civil. Un helicóptero de la Patrulla Fronteriza y Control de Aduanas de Estados Unidos pasó por encima de los manifestantes en vuelo rasante y produjo una tormenta de piedra y arena.


Winona LaDuke agregó en la entrevista con Democracy Now!: “Lo que tenemos es una crisis política, ambiental y de derechos humanos. Hemos presentado peticiones a todas las agencias federales y hasta ahora no hemos tenido ninguna respuesta. Parece que Joe Biden está esperando que un grupo de indígenas y mujeres mayores terminen lastimados en el norte de Minesota antes de que este sea un asunto suficientemente importante para entrar en la órbita de su consideración”.


El presidente Biden tiene la potestad de cancelar la construcción del oleoducto Línea 3, por lo que los defensores del agua, además de ocupar la ruta de construcción del oleoducto, están organizando una campaña masiva para presionar al Gobierno de Biden.


La organización popular surte efecto. Así lo demostró la declaración emitida el miércoles por la empresa canadiense TC Energy, anteriormente TransCanada, en la que se anuncia que la empresa ha cancelado de manera formal la construcción del oleoducto Keystone XL. Una de las primeras medidas que tomó Biden al asumir como presidente fue revocar el permiso para la construcción del Keystone XL.


Enbridge parece comprender el poder que tienen los movimientos populares. En un fragmento de su informe anual de 2020, la compañía admite que “un mayor activismo ambiental contra la construcción y operación del oleoducto podría provocar retrasos en las obras, una menor demanda de nuestros productos y servicios, un aumento de las regulaciones y revocaciones o demoras en los permisos y derechos de paso”.


Mientras los defensores del agua continúan llegando al territorio que circunda la naciente del río Misisipi, Biden se encuentra en Europa realizando su primer viaje al extranjero como presidente. Su gira incluye la reunión del G7, un grupo conformado por países ricos e industrializados, que incluye a Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido. Estos países son actualmente responsables de más de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, según los activistas contra el cambio climático, dichos países están eludiendo de manera colectiva sus compromisos de financiar y proporcionar recursos para enfrentar la contaminación que han causado.


Mientras tanto, se está realizando un encuentro virtual para planificar la COP26, la próxima cumbre mundial contra el cambio climático que fue cancelada en 2020 debido a la pandemia y que se llevará a cabo en noviembre de este año en la ciudad escocesa de Glasgow. La activista ambiental sueca Greta Thunberg ha dicho que boicoteará dicho encuentro si los países ricos no toman medidas rápidas para distribuir vacunas a los países más pobres, y muchas otras organizaciones internacionales están considerando unirse a ella.


¿Cuántos defensores del agua deben ser arrestados antes de que los líderes mundiales, entre ellos y primordialmente el presidente Biden, se comprometan seriamente a tomar medidas rápidas y justas para la eliminación gradual de los combustibles fósiles? ¿A qué nivel peligroso de concentración de dióxido de carbono en nuestra atmósfera compartida debemos llegar? Los números no mienten y el tiempo corre.

El poder de los números: los defensores del agua se manifiestan contra el oleoducto Línea 3 de Enbridge

¿Cuántos defensores del agua deben ser arrestados antes de que los líderes mundiales se comprometan a tomar medidas para la eliminación de los combustibles fósiles?
Amy Goodman
martes, 15 de junio de 2021, 10:44 h (CET)

3, 200 y 419. Estos son los números que ayudan a explicar el actual agravamiento de la crisis climática. El “419” se refiere al nivel de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, medido en partes por millón, según el último informe emitido por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, cuyas siglas en inglés se pronuncian como el nombre de Noé, el personaje del Antiguo Testamento que predijo una catástrofe climática y fue ignorado hasta que era muy tarde. La cifra mencionada significa que la concentración atmosférica de dióxido de carbono está un 50% por encima de los niveles preindustriales y que hemos alcanzado la concentración más alta en más de cuatro millones de años. Para poner este “419” en contexto, el nombre de la organización ambientalista 350.org se desprende del consenso científico acerca de que las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono no deben superar las 350 partes por millón para evitar que el planeta enfrente una catástrofe climática irreversible.


El número “3” refiere a la Línea 3 de la empresa Enbridge, un oleoducto actualmente en construcción, que transportaría diariamente casi un millón de barriles de petróleo desde los yacimientos de arenas alquitranadas de Canadá hacia Estados Unidos. La ruta trazada del oleoducto pasa por territorios indígenas del norte del estado de Minesota y en su recorrido atraviesa decenas de ríos, arroyos, humedales y arrozales silvestres. Por último, 200 es el número aproximado de defensores del agua que fueron detenidos el 7 de junio, día en que se realizó la acción de desobediencia civil más grande hasta la fecha contra la construcción del oleoducto Línea 3. Actualmente está en marcha una movilización liderada por mujeres indígenas, que recuerda las masivas protestas que se realizaron en 2016 en contra de la construcción del oleoducto Dakota Access en territorios de la tribu Lakota no cedidos al Gobierno de Estados Unidos.


Winona LaDuke, una reconocida activista del pueblo anishinaabe y una de las principales líderes de la lucha contra el oleoducto, dijo a Democracy Now!: “El oleoducto forma] un corredor completamente nuevo que atraviesa nuestro territorio y nuestros principales arrozales silvestres, nuestros lechos de almejas, nuestros peces, todo nuestro territorio. Nos hemos movilizado y hemos intentado todos los procesos formales para detener esto. Junto a esta gran cantidad de mujeres defensoras del agua y nuestras tribus, hemos pasado siete años en estos procesos regulatorios. Por eso hemos venido a manifestarnos y miles de personas se han unido a nosotros”.


Las protestas incluyeron una marcha de más de 1.500 personas hacia el lugar donde la Línea 3 cruzaría el famoso río Misisipi, muy cerca de su nacimiento. Río abajo, otros 500 defensores del agua marcharon hacia una estación de bombeo del oleoducto ubicada al norte de la ciudad de Park Rapids. Allí, 24 activistas se encadenaron a maquinaria pesada y otros 24 se encadenaron a una gran lancha a motor llevada hasta la entrada del predio en un tráiler para formar una barrera y bloquear el acceso de vehículos al sitio. Luego de algunas horas, la policía, proveniente de 31 jurisdicciones diferentes, según se informó, intensificó las tácticas de dispersión y finalmente desplegó el Dispositivo Acústico de Largo Alcance, o LRAD por sus siglas en inglés, con la intención de interrumpir la acción de desobediencia civil. Un helicóptero de la Patrulla Fronteriza y Control de Aduanas de Estados Unidos pasó por encima de los manifestantes en vuelo rasante y produjo una tormenta de piedra y arena.


Winona LaDuke agregó en la entrevista con Democracy Now!: “Lo que tenemos es una crisis política, ambiental y de derechos humanos. Hemos presentado peticiones a todas las agencias federales y hasta ahora no hemos tenido ninguna respuesta. Parece que Joe Biden está esperando que un grupo de indígenas y mujeres mayores terminen lastimados en el norte de Minesota antes de que este sea un asunto suficientemente importante para entrar en la órbita de su consideración”.


El presidente Biden tiene la potestad de cancelar la construcción del oleoducto Línea 3, por lo que los defensores del agua, además de ocupar la ruta de construcción del oleoducto, están organizando una campaña masiva para presionar al Gobierno de Biden.


La organización popular surte efecto. Así lo demostró la declaración emitida el miércoles por la empresa canadiense TC Energy, anteriormente TransCanada, en la que se anuncia que la empresa ha cancelado de manera formal la construcción del oleoducto Keystone XL. Una de las primeras medidas que tomó Biden al asumir como presidente fue revocar el permiso para la construcción del Keystone XL.


Enbridge parece comprender el poder que tienen los movimientos populares. En un fragmento de su informe anual de 2020, la compañía admite que “un mayor activismo ambiental contra la construcción y operación del oleoducto podría provocar retrasos en las obras, una menor demanda de nuestros productos y servicios, un aumento de las regulaciones y revocaciones o demoras en los permisos y derechos de paso”.


Mientras los defensores del agua continúan llegando al territorio que circunda la naciente del río Misisipi, Biden se encuentra en Europa realizando su primer viaje al extranjero como presidente. Su gira incluye la reunión del G7, un grupo conformado por países ricos e industrializados, que incluye a Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido. Estos países son actualmente responsables de más de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, según los activistas contra el cambio climático, dichos países están eludiendo de manera colectiva sus compromisos de financiar y proporcionar recursos para enfrentar la contaminación que han causado.


Mientras tanto, se está realizando un encuentro virtual para planificar la COP26, la próxima cumbre mundial contra el cambio climático que fue cancelada en 2020 debido a la pandemia y que se llevará a cabo en noviembre de este año en la ciudad escocesa de Glasgow. La activista ambiental sueca Greta Thunberg ha dicho que boicoteará dicho encuentro si los países ricos no toman medidas rápidas para distribuir vacunas a los países más pobres, y muchas otras organizaciones internacionales están considerando unirse a ella.


¿Cuántos defensores del agua deben ser arrestados antes de que los líderes mundiales, entre ellos y primordialmente el presidente Biden, se comprometan seriamente a tomar medidas rápidas y justas para la eliminación gradual de los combustibles fósiles? ¿A qué nivel peligroso de concentración de dióxido de carbono en nuestra atmósfera compartida debemos llegar? Los números no mienten y el tiempo corre.

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