Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La buena noticia | Día de la madre | Madres | Guerra Civil | Postguerra

Pepa

Pepa es una de esas madres coraje de la posguerra
Manuel Montes Cleries
martes, 4 de mayo de 2021, 04:03 h (CET)

Hasta el último tercio del siglo XX no se le ocurrió a los padres y padrinos de entonces el ponerle los nombrecitos que se han puesto de moda y que, a veces, no sabemos si están llamando a un niño, un animal o un electrodoméstico. Pero ese es otro tema a debatir.


Mi madre se llamaba Pepa, así, a secas. Cuando fue abuela por primera vez decidió que a partir de entonces solo la llamáramos Madre. Y así lo hicimos. Su sencillo nombre no le impidió llenar su vida con el matrimonio, la maternidad, el magisterio y la viudez activa  durante muchos años. Su espíritu era tan contundente como su nombre. Forjada en una juventud vivida en medio de la guerra incivil, unos estudios de magisterios culminados en Julio del 36 y  un paso a la madurez del matrimonio dentro de una España pobre. Tuvo que adaptarse a las circunstancias de la vida en una Andalucía del estraperlo y la falta de medios generalizada.


Quedó viuda con poco más de cincuenta años y volvió a su magisterio abandonado por las circunstancias de ser esposa y madre. Entonces pudo disfrutar de la libertad que otorga el recibir un sueldo cada mes sin depender del marido o de los hijos. Salir de una vida marcada por la emigración y el comienzo incierto de una etapa en otra ciudad. Su actividad de maestra le permitió salir de una generación de mujeres adocenadas en la cocina, las penas o la costura. Una generación de mujeres con una dependencia impuesta por las costumbres y la falta de medios.


Mi madre, Pepa Cleries, Madre, fue una buena noticia para su familia de origen y para la que creó con mi padre. Supongo que como todas las madres… salvo aquellas que renuncian a serlo por egoísmo o presumen de ser malas madres en las redes sociales. No entiendo como proclaman a voz en grito su incapacidad de amar y son un pésimo ejemplo para las generaciones futuras.


Hace ya muchos años, demasiados, que perdí a mi madre. La tengo en el cielo y sus cenizas, junto a la Virgen de la Esperanza. Pero raro es el día en que viendo a mis hijos y nietos no viene a mi mente y a mi presencia su figura de madre enamorada de sus hijos. Como todas. Las madres, por el solo hecho de serlo, son una buena noticia.


Montes

Noticias relacionadas

Lo que voy a decir no se apoya -no lo pretende, además lo rechaza- en ningún argumento científico. Rechazo en general lo científico porque proviene, tal caudal de conocimiento, de la mente humana matemática, fajada y limitada, sobre todo no mente libre sino observante desde muchos filtros atascados de prejuicios.

No es ninguna novedad que vivimos en un tiempo donde el pulso de la coexistencia social parece haberse acelerado en una deriva incomprensible, enfrentándonos con la paradoja de una humanidad cada vez más próxima, sin que ello se traduzca necesariamente en la cercanía o comprensión mutua.

El filólogo humanista Noam Chomsky decía que “si no se está de acuerdo con una cuestión, el hecho de formular y escuchar críticas, forma parte de la convivencia, y así se espera que sea”. De este modo, Chomsky argumenta el derecho y obligación a ejercer la crítica como proceso para la construcción de la convivencia.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto