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Opinión
Etiquetas | La tronera | Nadia Calviño | Pablo Iglesias | GOBIERNO | Política
La reforma educativa está denunciada a Bruselas. Es un bodrio, por no decir un atentado al sentido común o un esputo al sistema.

​Reformas que no llegan

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Ya nadie duda de que la salida de Pablo Iglesias del Gobierno es un descanso para el Ejecutivo y una liberación para Nadia Calviño. Al menos ahora sólo tendrá que doblegar a los sindicatos sectarios y de clase que tanto daño hacen al mundo del trabajo al que apenas representan. Desde hace años vengo insistiendo en que, tan pronto como se abra la Constitución, el sistema de representatividad laboral debe cambiar: no sólo no ha evolucionado, sino que se ha podrido. Ni entiendo la actuación de los sindicatos de clase, ni entenderé jamás que se libere a trabajadores a quien paga su propia empresa por morder y mear en la mano que le da comer.

No sé cómo acabará Calviño con eso de “acelerar” las diversas reformas. Hablamos de reforma fiscal, pensiones y reforma laboral. Lo mejor que puede hacer Nadia con los ‘perritos sindicales’ es mandarlos a freír espárragos ahora que aún es temporada. Y encima se encuentra con la amenaza de que las centrales ‘sociata’ y comunista amenazan con movilizarse si no se sube el SMI y no se deroga la legislación sobre jubilaciones y trabajo. ¡Estos borregos de UGT y CC.OO. acaban cargándose el sistema de pensiones de los trabajadores! Al tiempo. ¿Pero cómo son tan torpes?

Eso de que 2021 será el año de “aceleración de las reformas” es una estupidez como decir que el mismo año será la santificación de Bildu y su entorno terrorista. Limítese, señora ministra, a reformar lo que es imprescindible y aquello en lo que todos estamos de acuerdo. Europa ya le ha advertido que, si toca la reforma laboral y llegan quejas a Bruselas, tendrá que rectificar y las ayudas se ralentizarán. Recuerde, ministra Calviño, por ejemplo, que la reforma educativa está denunciada a Bruselas y al Constitucional. Es un bodrio, por no decir un atentado al sentido común. ¿Y qué me dice de la reforma energética? ¿Y la reforma para la modernización de la Administración? ¿Y…? ¿Y…?

No todas las reformas son iguales. Abordar la fiscal, la educativa, la de la Administración y la laboral puede ser la tumba de cualquier Gobierno. Hay que recordar a Nadia Calviño que, a día de hoy, sólo ella se salva de la quema en el fallido Gobierno. En casi todos los ministerios han ido de animalada en animalada o, si lo prefieren, de estupidez en estupidez. No tengo dudas respecto a que el plan de recuperación europeo puede ser una oportunidad, única y exclusiva, para elevar el crecimiento de España, pero hay que planificarlo con diligencia y eficiencia.


Todas las comunidades autónomas se han lanzado a presentar proyectos de dudosa eficacia y nula rentabilidad. Ante todo, hay que estructurar y ordenar una agencia que evalúe esos proyectos, en vez de dejarlos en manos del ‘Rasputín’ de Moncloa y de sus pendulares asesores. Los proyectos tienen que albergar razonamientos, criterios, contenidos, objetivos y herramientas evaluadoras sobre el aumento de la productividad, el cercenamiento de la despoblación en áreas rurales y la economía sostenible, sobre todo. Dejémonos de movernos instintivamente por los vientos novedosos del momento; en muchos casos ni sirven de forma eficaz ni son duraderos.

Señora Calviño: ha pasado un año largo desde el inicio de la pandemia y aún no hemos dado respuesta a la misma. Vamos de parche en parche, de bronca en bronca y con retraso en la llegada de vacunas. Por si no era suficiente, hace tiempo que dejaron de cuadrar las dosis: las que llegan son muy superiores a las que se contabilizan en el Ministerio de Sanidad. Sospecho que ni Salvador Illa ni Carolina Darias saben contabilidad, salvo que nos la estén colando desde las farmacéuticas. España es muy mala pagadora y, ya saben, lo mismo que nos la colaron con material sanitario al principio, nos la pueden colar ahora. Y de hecho… ¡hay indicadores para afirmar que nos la están colando!

Un dato más, ministra: a finales de abril tenemos que haber remitido a Bruselas el plan de reformas. La Comisión Europea tiene puestos los ojos en las corruptelas españolas y en las mentiras reiteradas del Ejecutivo. Las uvas no duran siempre ni las manzanas se dejan para dulce en conserva. El objetivo principal debe empezar  por el diálogo a todos los niveles de la Administración, incluso con los anquilosados y apelmazados sindicatos de clase, aunque sólo sea para mantenerlos callados, comiendo del dornajo y entretenidos.

Por cierto, aparte a María Jesús Montero de ese comité de expertos que pretende montar para la reforma fiscal. Pueden acabar celebrándolo en los ‘putiferios’ que rodean el ministerio y, con lo de Andalucía, ya nos han avergonzado sobradamente en Europa. Mire usted, Nadia, los ERTE no dan más de sí porque ya son puestos de trabajo destrozados y paro encubierto. La tarta y la guinda para todos ha tocado a su fin; lo que el descompensado Ejecutivo está haciendo es retrasar el aumento de parados en millón y medio más. Y Yoli mirando al tendido, al alero y a las estrellas. En fin, Yolanda es veneno en el Ejecutivo, sin más. ¡Joder, qué tropa!

​Reformas que no llegan

La reforma educativa está denunciada a Bruselas. Es un bodrio, por no decir un atentado al sentido común o un esputo al sistema.
Jesús  Salamanca
domingo, 4 de abril de 2021, 12:19 h (CET)

Ya nadie duda de que la salida de Pablo Iglesias del Gobierno es un descanso para el Ejecutivo y una liberación para Nadia Calviño. Al menos ahora sólo tendrá que doblegar a los sindicatos sectarios y de clase que tanto daño hacen al mundo del trabajo al que apenas representan. Desde hace años vengo insistiendo en que, tan pronto como se abra la Constitución, el sistema de representatividad laboral debe cambiar: no sólo no ha evolucionado, sino que se ha podrido. Ni entiendo la actuación de los sindicatos de clase, ni entenderé jamás que se libere a trabajadores a quien paga su propia empresa por morder y mear en la mano que le da comer.

No sé cómo acabará Calviño con eso de “acelerar” las diversas reformas. Hablamos de reforma fiscal, pensiones y reforma laboral. Lo mejor que puede hacer Nadia con los ‘perritos sindicales’ es mandarlos a freír espárragos ahora que aún es temporada. Y encima se encuentra con la amenaza de que las centrales ‘sociata’ y comunista amenazan con movilizarse si no se sube el SMI y no se deroga la legislación sobre jubilaciones y trabajo. ¡Estos borregos de UGT y CC.OO. acaban cargándose el sistema de pensiones de los trabajadores! Al tiempo. ¿Pero cómo son tan torpes?

Eso de que 2021 será el año de “aceleración de las reformas” es una estupidez como decir que el mismo año será la santificación de Bildu y su entorno terrorista. Limítese, señora ministra, a reformar lo que es imprescindible y aquello en lo que todos estamos de acuerdo. Europa ya le ha advertido que, si toca la reforma laboral y llegan quejas a Bruselas, tendrá que rectificar y las ayudas se ralentizarán. Recuerde, ministra Calviño, por ejemplo, que la reforma educativa está denunciada a Bruselas y al Constitucional. Es un bodrio, por no decir un atentado al sentido común. ¿Y qué me dice de la reforma energética? ¿Y la reforma para la modernización de la Administración? ¿Y…? ¿Y…?

No todas las reformas son iguales. Abordar la fiscal, la educativa, la de la Administración y la laboral puede ser la tumba de cualquier Gobierno. Hay que recordar a Nadia Calviño que, a día de hoy, sólo ella se salva de la quema en el fallido Gobierno. En casi todos los ministerios han ido de animalada en animalada o, si lo prefieren, de estupidez en estupidez. No tengo dudas respecto a que el plan de recuperación europeo puede ser una oportunidad, única y exclusiva, para elevar el crecimiento de España, pero hay que planificarlo con diligencia y eficiencia.


Todas las comunidades autónomas se han lanzado a presentar proyectos de dudosa eficacia y nula rentabilidad. Ante todo, hay que estructurar y ordenar una agencia que evalúe esos proyectos, en vez de dejarlos en manos del ‘Rasputín’ de Moncloa y de sus pendulares asesores. Los proyectos tienen que albergar razonamientos, criterios, contenidos, objetivos y herramientas evaluadoras sobre el aumento de la productividad, el cercenamiento de la despoblación en áreas rurales y la economía sostenible, sobre todo. Dejémonos de movernos instintivamente por los vientos novedosos del momento; en muchos casos ni sirven de forma eficaz ni son duraderos.

Señora Calviño: ha pasado un año largo desde el inicio de la pandemia y aún no hemos dado respuesta a la misma. Vamos de parche en parche, de bronca en bronca y con retraso en la llegada de vacunas. Por si no era suficiente, hace tiempo que dejaron de cuadrar las dosis: las que llegan son muy superiores a las que se contabilizan en el Ministerio de Sanidad. Sospecho que ni Salvador Illa ni Carolina Darias saben contabilidad, salvo que nos la estén colando desde las farmacéuticas. España es muy mala pagadora y, ya saben, lo mismo que nos la colaron con material sanitario al principio, nos la pueden colar ahora. Y de hecho… ¡hay indicadores para afirmar que nos la están colando!

Un dato más, ministra: a finales de abril tenemos que haber remitido a Bruselas el plan de reformas. La Comisión Europea tiene puestos los ojos en las corruptelas españolas y en las mentiras reiteradas del Ejecutivo. Las uvas no duran siempre ni las manzanas se dejan para dulce en conserva. El objetivo principal debe empezar  por el diálogo a todos los niveles de la Administración, incluso con los anquilosados y apelmazados sindicatos de clase, aunque sólo sea para mantenerlos callados, comiendo del dornajo y entretenidos.

Por cierto, aparte a María Jesús Montero de ese comité de expertos que pretende montar para la reforma fiscal. Pueden acabar celebrándolo en los ‘putiferios’ que rodean el ministerio y, con lo de Andalucía, ya nos han avergonzado sobradamente en Europa. Mire usted, Nadia, los ERTE no dan más de sí porque ya son puestos de trabajo destrozados y paro encubierto. La tarta y la guinda para todos ha tocado a su fin; lo que el descompensado Ejecutivo está haciendo es retrasar el aumento de parados en millón y medio más. Y Yoli mirando al tendido, al alero y a las estrellas. En fin, Yolanda es veneno en el Ejecutivo, sin más. ¡Joder, qué tropa!

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