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Un objeto es una síntesis de representaciones en la epistemología idealista kantiana

Unidad sintética originaria de la apercepción

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En la filosofía de Kant y, más específicamente, en su teoría del conocimiento u gnoseología el yo pienso es la apercepción que es pura, originaria y unificante, y es la forma de los conceptos puros o categorías. Lo puro para Kant es lo no empírico. La apercepción es originaria, porque no existe una conciencia superior al yo pensante. Y la apercepción es unificante, puesto que manifiesta la unidad de la conciencia, y a la vez expresa la unificación de la diversidad intuitiva. La conciencia a priori de la identidad del yo se produce, por la unidad sintética originaria de la apercepción, en la que están todas mis representaciones.

Y la apercepción produce unidad en lo múltiple de las impresiones sensibles aprehendidas por la sensibilidad. Como escribe Kant en su Crítica de la Razón Pura: «Objeto es aquello en cuyo concepto lo múltiple de una intuición dada es reunido». Por medio de la unidad sintética de la apercepción se unifica una multiplicidad intuitiva en el concepto de un objeto. La apercepción es la conciencia de sí mismo, o la representación simple del yo.

Un objeto es una síntesis de representaciones en la epistemología idealista kantiana. Y la síntesis es la reunión de la multiplicidad, y el concepto normativo que fija lo que se reúne. Y esta facultad que realiza la reunión la denomina Kant imaginación trascendental. Y el concepto puro o categoría representa, de modo general, lo que la imaginación realiza de modo concreto.

El enlace es la condición del acto cognoscitivo desde el planteamiento gnoseológico kantiano. Ya que el entendimiento y la sensibilidad junto con la razón conforman o estructuran lo que conocemos. La síntesis entre racionalismo y empirismo es lograda por el sabio alemán de un modo complejo, pero efectivo y grandioso en la Crítica.

Y es que la materia de las intuiciones o impresiones sensibles es la sensación. La forma es la manera en la que el individuo cognoscente es afectado por ella. Y, en realidad, el enlace es la síntesis, porque la espontaneidad del entendimiento sirve para establecer enlaces o conexiones. Por tanto, es lógico que escriba Kant acerca del enlace que es: «una acción del entendimiento que vamos a designar con el nombre general de síntesis (Synthesis)».

De hecho, la imaginación según la Crítica de la Razón Pura es una función del entendimiento que ejerce una función sintética o de enlace y conexión, sobre lo múltiple propio y característico del conocimiento humano. El entendimiento puro o no empírico es lo que proporciona unidad sintética o relacional a todas sus representaciones.

En lo relativo a la síntesis de la aprehensión, en la primera edición de la Crítica, Kant la definió como composición de lo múltiple en una intuición empírica. En cambio, en la segunda edición, ya escribe acerca de las intuiciones formales del espacio y del tiempo, y no de la síntesis de la aprehensión. Porque la multiplicidad de los datos fenoménicos es sintetizable en percepción, como producto constituido o conformado.

Además, el tiempo y el espacio que son formas a priori de la sensibilidad, al ser también intuiciones formales puras, son trascendentales por su apriorismo, y porque producen la unidad sintética de la multiplicidad. Lo que plantea que ambos son condición trascendental de toda aprehensión, captación o percepción de lo fenoménico.

Esta breve consideración acerca de esta cuestión epistemológica kantiana, deja abierta la posibilidad de realizar infinitos análisis y reflexiones sobre la totalidad del idealismo trascendental de Kant.

Unidad sintética originaria de la apercepción

Un objeto es una síntesis de representaciones en la epistemología idealista kantiana
José Manuel López García
viernes, 15 de mayo de 2015, 23:58 h (CET)
En la filosofía de Kant y, más específicamente, en su teoría del conocimiento u gnoseología el yo pienso es la apercepción que es pura, originaria y unificante, y es la forma de los conceptos puros o categorías. Lo puro para Kant es lo no empírico. La apercepción es originaria, porque no existe una conciencia superior al yo pensante. Y la apercepción es unificante, puesto que manifiesta la unidad de la conciencia, y a la vez expresa la unificación de la diversidad intuitiva. La conciencia a priori de la identidad del yo se produce, por la unidad sintética originaria de la apercepción, en la que están todas mis representaciones.

Y la apercepción produce unidad en lo múltiple de las impresiones sensibles aprehendidas por la sensibilidad. Como escribe Kant en su Crítica de la Razón Pura: «Objeto es aquello en cuyo concepto lo múltiple de una intuición dada es reunido». Por medio de la unidad sintética de la apercepción se unifica una multiplicidad intuitiva en el concepto de un objeto. La apercepción es la conciencia de sí mismo, o la representación simple del yo.

Un objeto es una síntesis de representaciones en la epistemología idealista kantiana. Y la síntesis es la reunión de la multiplicidad, y el concepto normativo que fija lo que se reúne. Y esta facultad que realiza la reunión la denomina Kant imaginación trascendental. Y el concepto puro o categoría representa, de modo general, lo que la imaginación realiza de modo concreto.

El enlace es la condición del acto cognoscitivo desde el planteamiento gnoseológico kantiano. Ya que el entendimiento y la sensibilidad junto con la razón conforman o estructuran lo que conocemos. La síntesis entre racionalismo y empirismo es lograda por el sabio alemán de un modo complejo, pero efectivo y grandioso en la Crítica.

Y es que la materia de las intuiciones o impresiones sensibles es la sensación. La forma es la manera en la que el individuo cognoscente es afectado por ella. Y, en realidad, el enlace es la síntesis, porque la espontaneidad del entendimiento sirve para establecer enlaces o conexiones. Por tanto, es lógico que escriba Kant acerca del enlace que es: «una acción del entendimiento que vamos a designar con el nombre general de síntesis (Synthesis)».

De hecho, la imaginación según la Crítica de la Razón Pura es una función del entendimiento que ejerce una función sintética o de enlace y conexión, sobre lo múltiple propio y característico del conocimiento humano. El entendimiento puro o no empírico es lo que proporciona unidad sintética o relacional a todas sus representaciones.

En lo relativo a la síntesis de la aprehensión, en la primera edición de la Crítica, Kant la definió como composición de lo múltiple en una intuición empírica. En cambio, en la segunda edición, ya escribe acerca de las intuiciones formales del espacio y del tiempo, y no de la síntesis de la aprehensión. Porque la multiplicidad de los datos fenoménicos es sintetizable en percepción, como producto constituido o conformado.

Además, el tiempo y el espacio que son formas a priori de la sensibilidad, al ser también intuiciones formales puras, son trascendentales por su apriorismo, y porque producen la unidad sintética de la multiplicidad. Lo que plantea que ambos son condición trascendental de toda aprehensión, captación o percepción de lo fenoménico.

Esta breve consideración acerca de esta cuestión epistemológica kantiana, deja abierta la posibilidad de realizar infinitos análisis y reflexiones sobre la totalidad del idealismo trascendental de Kant.

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