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Francisco Montesano

La involución del hombre

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Todos cada día al despertarnos, nos asombramos de la revolución tecnológica actual.

El siglo XXI nos ha traído una serie de beneficios a nivel comunicación y ciencia, jamás antes imaginada, tal vez en apenas 15 años atrás.

Las comunicaciones han revolucionado de tal forma nuestra vida, que un teléfono de mano o celular, el cual cada vez es mas pequeño pero a la vez mas versátil, hoy saca fotos, filma, es radio, tiene música en mp3, etc.. y en algunos años tal vez se convierta en un avión Jumbo que nos permita cruzar el atlántico quizás en algunas horas nada mas.

Pero considerando que un genio como Julio Verne , ya anticipo muchas de las cosas que luego sucedieron, prefiero dejar estas anticipaciones, las cuales solo puedo inferir a través de mi intelecto.

Es indudable que lo mas importante es el avance científico, le era tecnológica le ha proporcionado el hombre la posibilidad de curar enfermedades, realizar diagnósticos e intervenciones quirúrgicas, inalcanzables en otras épocas.

Prueba cabal de estos progresos en la ciencia es el menor índice de mortalidad infantil y el promedio de vida en los individuos, el cual se ha incrementado notablemente.

La situación así descripta, resulta inmejorable para el desarrollo del hombre en nuestros tiempos, la contra cara de esta realidad prospera es la necesidad de mantener todo un sistema de mercado que posibilite el creciente desarrollo de estos paradigmas de la felicidad.

Las empresas para su evolución y crecimiento necesitan de una maquinaria financiera y logística, que solo el mundo capitalista puede ofrecer, esta situación nos retrotrae a que las comodidades tanto superfluas como imprescindibles, tengan un valor de mercado que solo aquellos que poseen la dicha de tener un ingreso mensual pueden alcanzar, en un mundo donde cada día la desocupación no detiene su ascenso.

El hombre de nuestro siglo, ha alcanzado un nivel de insatisfacción y de decidía hacia sus semejantes, que lo convierte en el opuesto de aquellos que poblaban nuestro hábitat, hace miles de años cuando toda esta maravilla no existía.

La historia es el mejor conductor de nuestro ejemplo, en el siglo V antes de Cristo, existía en Atenas un estadista y filósofo llamado Arístides, para Grecia esos siglos fueron de verdadera iluminación del saber y de apego a la auténtica democracia.

Todo aquel que fuera condenado al ostracismo por algún comportamiento impropio, le correspondía pasar 10 años fuera de Atenas y perdía toda su fortuna.

El sistema era muy sencillo, solo debían juntarse mil firmas en una pared, en esta área con forma de ostra, para que el condenado abandone la ciudad.
Cuando se iba a celebrar la asamblea en la que sería condenado al ostracismo, un campesino le pidió que escribiera en la tablilla el nombre de su elegido, el propio Arístides. Este le preguntó qué mal había hecho Arístides para merecer su voto, a lo que el campesino dijo: "no lo soporto, todo el mundo dice que es el más justo". Arístides, sin preguntar más, escribió su nombre en la pieza de cerámica y se la entregó al campesino.

Este acto de respeto y virtuosismo, en aquel hombre, hoy es visto como un acto de grandeza, ejecutado por hombres de la antigüedad, pero sin duda si fuese realizado por un individuo contemporáneo, seria tratado como un imbecil.
Los conceptos fundamentales de vida han mutado junto con la sociedad en su conjunto, existe hoy un exiguo apego a los valores morales y un gran avance en el campo de lo superfluo.

La involución del hombre

Francisco Montesano
Francisco Montesano
domingo, 27 de mayo de 2007, 04:07 h (CET)
Todos cada día al despertarnos, nos asombramos de la revolución tecnológica actual.

El siglo XXI nos ha traído una serie de beneficios a nivel comunicación y ciencia, jamás antes imaginada, tal vez en apenas 15 años atrás.

Las comunicaciones han revolucionado de tal forma nuestra vida, que un teléfono de mano o celular, el cual cada vez es mas pequeño pero a la vez mas versátil, hoy saca fotos, filma, es radio, tiene música en mp3, etc.. y en algunos años tal vez se convierta en un avión Jumbo que nos permita cruzar el atlántico quizás en algunas horas nada mas.

Pero considerando que un genio como Julio Verne , ya anticipo muchas de las cosas que luego sucedieron, prefiero dejar estas anticipaciones, las cuales solo puedo inferir a través de mi intelecto.

Es indudable que lo mas importante es el avance científico, le era tecnológica le ha proporcionado el hombre la posibilidad de curar enfermedades, realizar diagnósticos e intervenciones quirúrgicas, inalcanzables en otras épocas.

Prueba cabal de estos progresos en la ciencia es el menor índice de mortalidad infantil y el promedio de vida en los individuos, el cual se ha incrementado notablemente.

La situación así descripta, resulta inmejorable para el desarrollo del hombre en nuestros tiempos, la contra cara de esta realidad prospera es la necesidad de mantener todo un sistema de mercado que posibilite el creciente desarrollo de estos paradigmas de la felicidad.

Las empresas para su evolución y crecimiento necesitan de una maquinaria financiera y logística, que solo el mundo capitalista puede ofrecer, esta situación nos retrotrae a que las comodidades tanto superfluas como imprescindibles, tengan un valor de mercado que solo aquellos que poseen la dicha de tener un ingreso mensual pueden alcanzar, en un mundo donde cada día la desocupación no detiene su ascenso.

El hombre de nuestro siglo, ha alcanzado un nivel de insatisfacción y de decidía hacia sus semejantes, que lo convierte en el opuesto de aquellos que poblaban nuestro hábitat, hace miles de años cuando toda esta maravilla no existía.

La historia es el mejor conductor de nuestro ejemplo, en el siglo V antes de Cristo, existía en Atenas un estadista y filósofo llamado Arístides, para Grecia esos siglos fueron de verdadera iluminación del saber y de apego a la auténtica democracia.

Todo aquel que fuera condenado al ostracismo por algún comportamiento impropio, le correspondía pasar 10 años fuera de Atenas y perdía toda su fortuna.

El sistema era muy sencillo, solo debían juntarse mil firmas en una pared, en esta área con forma de ostra, para que el condenado abandone la ciudad.
Cuando se iba a celebrar la asamblea en la que sería condenado al ostracismo, un campesino le pidió que escribiera en la tablilla el nombre de su elegido, el propio Arístides. Este le preguntó qué mal había hecho Arístides para merecer su voto, a lo que el campesino dijo: "no lo soporto, todo el mundo dice que es el más justo". Arístides, sin preguntar más, escribió su nombre en la pieza de cerámica y se la entregó al campesino.

Este acto de respeto y virtuosismo, en aquel hombre, hoy es visto como un acto de grandeza, ejecutado por hombres de la antigüedad, pero sin duda si fuese realizado por un individuo contemporáneo, seria tratado como un imbecil.
Los conceptos fundamentales de vida han mutado junto con la sociedad en su conjunto, existe hoy un exiguo apego a los valores morales y un gran avance en el campo de lo superfluo.

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