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Opinión
Etiquetas | Pedro Sánchez | Ayuso | PSOE
Los fiscales, otra vez salen a relucir, o mejor dicho, una parte de los fiscales, los progresistas, han decidido, velis nolis, que el Gobierno es inocente

​Los mamelucos de Galapagar regresan para arrebatar Madrid al PP

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Ya no hay disimulo que valga, ya no se molestan en aparentar objetividad ni tienen el menor interés en ocultar a los ciudadanos las malas artes que el actual gobierno y quienes los apoyan utilizan para, descaradamente, utilizando todos los resortes de que disponen y con la colaboración de la prensa adicta de todo el país y de la gran mayoría de los medios de comunicación, tanto radios como TV, en los que han conseguido la colaboración interesada, por supuesto, de dirección y periodistas siempre dispuestos a dar su cuarto a espadas cada vez que, el señor Sánchez y todos quienes forman parte de su ejecutivo, se lo piden. Y todo ello con el apoyo eficaz, de tinte barriobajero, populista y descarnadamente revanchista y rencoroso de los comunistas bolivarianos comandados por el señor Pablo Iglesias convertido, por la necesidad que tiene de ocultar sus vergüenzas legales, en el adalid de los luchadores en contra de la derecha, para lo que cuenta, como no se podía esperar otra cosa, con aquellos fiscales progresistas que no dudan en cambiar el sentido de sus acusaciones cuando la enérgica voz de mando de la fiscal General del Estado, señora Dolores Delgado, siempre dispuesta a complacer la voz de su amo en la Moncloa cada vez que se lo pide; con la agravante de que esta señora ya formó parte del Gobierno en representación del PSOE y cuando su nombramiento para el cargo fue cuestionado desde el resto de partidos de la oposición y desde el mismo colectivo de fiscales.

El señor Sánchez ya ha entrado en esta fase en la que, aquellos que sienten la tentación de enmudecer a la oposición, se ven en la necesidad de anular cualquier intento de control de parte de las instituciones y se cree lo suficientemente respaldado por las izquierdas, que aceptan su caudillaje, para decidirse a dar un paso más en detrimento de la democracia a la que representa y se decide a atacar, desde su propia base, los fundamentos constitucionales en los que se basa el Estado de derecho que sustenta y respalda la garantía que tienen los ciudadanos de conservar sus libertades; de recibir de sus representantes, libremente elegidos en las urnas, las garantías de que aquellos valores, ideas, políticas y fundamentos morales y éticos por lo que los eligieron, van a ser defendidos, conservados, respetados y sustentados contra cualquier intento de ser manipulados, pervertidos o revocados por aquellos que, por encima de todo, ponen sus intereses personales, partidistas o ideológicos, convencidos de que la inoperancia de quienes debieran impedir semejantes veleidades, les va a permitir llevar adelante sus planes totalitarios. Y puede que acierten.

Ahora, que ya ha conseguido anular a la oposición, estima que tiene el camino libre para poder jugar con dos barajas, contando, cómo no, con la colaboración de este personaje que se ha erigido en el edil de Ciudadanos, la señora Inés Arrimadas, una que se ha creído que el feminismo es suficiente garantía de tener inteligencia, de saber manejar el complicado arte de la política y de tener la habilidad suficiente para ponerse a la altura de un experto en el arte del amañamiento y de la manipulación, como es el señor Pedro Sánchez, sabedor de que esta señora, ambiciosa y fácilmente manejable, va a comer en su mano con tal de que le regale algunas migajas del botín que espera conseguir si logra la aprobación de unos PGE, para el año que viene, sin los cuales sus objetivos quedarían, con toda probabilidad, muy perjudicados, lo mismo que sus proyectos de perpetuarse al frente del gobierno de España.

Se trata de mantener en stand by a Ciudadanos, enseñándoles la zanahoria de un acuerdo con el PSOE que los prestigiara ante la opinión pública en menoscabo del primer partido de la oposición, el PP, mientras se reserva la facultad de abrir nuevamente la mesa de negociación, como le piden insistentemente los separatistas catalanes, ansiosos de ir sumando concesiones y apoyos económicos, mientras siguen con sus artimañas para ir recortando, cada día más, las amarras que todavía los mantienen atados a España. ¿Qué más puede ambicionar, nuestro actual presidente, que aunar en un pacto a Ciudadanos y a Unidas Podemos, los eternos rivales diestramente hermanados para perjudicar al único partido que podría impedir que Sánchez acabara, de una vez, con cualquier posibilidad de que nuestra nación se librara del abrazo del oso, representado por las izquierdas bolivianas que parece que tienen todas las opciones de salirse con la suya?

Ahora se habla del indulto de los presos condenados por los sucesos del 1ºO, recurriendo a un subterfugio para no hablar de indulto sino de una rebaja de la pena por el delito de secesión (recordemos que, para muchos juristas, los hechos encajaban en el delito de rebelión, pero las presiones políticas hicieron que el TS lo redujera a mera secesión). ¿Qué pasará si se llega a un acuerdo de rebajar la gravedad de la secesión y se excarcela a quienes se han venido declarando insistentemente dispuestos a seguir en pos de la independencia de Cataluña? Ya se habrán dado cuenta de que, el señor Puigdemont, va a ser uno de los principales beneficiarios de esta presunta reducción de la gravedad del delito, por el que se le viene persiguiendo y se ha demandado su extradición. Volverá a Cataluña en loor de multitudes, triunfante ante la supuesta persecución del Estado español y dispuesto a seguir, desde su inmunidad, intentando conseguir que Cataluña se independice de España.

¿Qué será del prestigio del TS y de los jueces que intervinieron en aquel mediático juicio, en el que los condenados no hicieron la menor demostración de estar arrepentidos de su participación en la algarada antiespañola que se montó en Cataluña? Y lo peor de todo: el hecho inaudito de que el Gobierno y el Estado se someten a pasar por las Horcas Caudinas, humillándose ante los soberanistas catalanes, para satisfacer sus demandas y conseguir su apoyo a los PGE del año próximo mediante el procedimiento de modificar una Ley penal, no porque sea contraria a la Constitución, o sea manifiestamente injusta o atente contra la ética o la moral, sino porque, en esta ocasión, ya que los condenados lo fueron de acuerdo con una ley legítima y con todos los pronunciamientos favorables a la condena que recibieron; por conveniencias políticas evidentemente basadas en satisfacer a quienes delinquieron, prefieren anular la gravedad de un delito que evidentemente es uno de los de mayor trascendencia para la unidad de la nación española, con el fin de que puedan salir vencedores de la cárcel los reos separatistas para reforzar, si cabe aún más, a quienes se han propuesto conseguir que Cataluña sea un país independiente.

Y todo ello con lo que un cambio como el que se propone en el CP penal español va a suponer para aquellas otras zonas de España que siguen atentas la evolución del soberanismo catalán para, cuando se aclaren las cosas, tomar ejemplo y empezar su propio proceso para pedir lo mismo que Cataluña habrá conseguido con la eliminación, a nuestro juicio, absurda y anticonstitucional de una de las medidas más adecuadas para evitar que los brotes de independentistas sigan brotando en toda España, con la particularidad de que, quienes decidan lanzarse a la piscina del separatismo van a hacerlo con la tranquilidad de que su apuesta contra la Constitución y el Estado español les va a salir de gratis.

El segundo frente y el que, de momento, más rendimiento le está dando al gobierno de Sánchez, es, sin duda alguna, el de la comunidad de Madrid y sus problemas con el coronavirus. Si alguien nos preguntara ¿cómo se las arreglado el señor Sánchez y sus compinches para trasladar la responsabilidad de una pandemia que, sin duda alguna y reconocido por todos los países del resto de Europa, fue responsabilidad absoluta del gobierno de la nación española, debido al retraso culpable de sus miembros ante lo que era una evidencia, reconocida por el ministro señor Luque, cuando habló de que, desde enero del 2020 ya se tenían noticias de la OMS de la gravedad de la enfermedad y que se empezaron a tomar medidas para enfrentarse a ella y, no obstante, se cometió la fatal e inexcusable torpeza de permitir que se celebrasen manifestaciones multitudinarias, una de ellas, la feminista del 8 de marzo me Madrid y otras ciudades importantes de España, que fueron las culpables de la masiva propagación del virus Covid 19 en toda la nación; a las otras comunidades de nuestro país y, en especial, a la de Madrid? Pues, señores, tendríamos que reconocer que sólo se entiende si aceptáramos que el mismísimo diablo ha sido el que ha intervenido en todo ello.

Los fiscales, otra vez salen a relucir, o mejor dicho, una parte de los fiscales, los progresistas, han decidido, velis nolis, que el Gobierno es inocente y no es responsable de ninguna de las irregularidades, carencias, omisiones, faltas de medios, mentiras emitidas a través de sus portavoces, engaños, y responsabilidades de tipo penal; en bloque, sin admitir ninguna de las querellas presentadas, dando por sentado que el Estado estuvo en todo momento ocupándose debidamente de cómo debía atenderse la pandemia. Los más de 60.000 fallecidos, el que España fuera la nación con más contagios y fallecidos, en proporción a su población, por el coronavirus de toda Europa y que, ahora, cuando se ha producido un repunte, grave por supuesto, volvemos a estar a la cabeza de los países en los que la pandemia ha rebrotado con más fuerza y, para mayor INRI, resulta que, a pesar el escarmiento de haber sido el país que contó con menos medios para luchar con la epidemia en su primera fase, parece ser que, ante este rebrote, los servicios médicos se siguen quejando de que no existen los medios que debía haber para enfrentarse, con confianza y seguridad, al virus. Otra vez sale la sombra omnipresente de la señora Delgado para salvar al Gobierno de una serie de juicios que podían poner en serios aprietos a todos los miembros del ejecutivo del señor Sánchez.

Pero ya han encontrado el medio de encauzar el descontento de los ciudadanos mediante la colaboración de sus socios comunistas bolivarianos, que el patito feo de la nación no sea ni Cataluña, ni Valencia ni, tampoco Aragón o Extremadura, no, señores, ha sido Madrid, la comunidad madrileña donde toda la inmensa propaganda de que dispone la izquierda española se viene descargando sobre la señora Ayuso. No quieren recordar que ha sido la comunidad a la que, el Gobierno, ha prestado menor atención cada vez que se le ha solicitado ayuda; no recuerdan que fue Madrid la que primero instaló hospitales especiales para acoger a los contagiados por el virus; ni tampoco que fue la que intentó comprar por sus propios medios las mascarillas y demás equipos de protección para médicos y enfermeras, cuando el gobierno no atendía las peticiones que, desde ella, se le hacían con carácter urgente. Protestas, huelgas, amenazas, plantes y disturbios en Madrid para protestar contra la forma en la que se enfrenta el gobierno local a los rebrotes. ¿Pero qué pasa en el resto de España, donde los casos son igualmente graves sólo que por ser ciudades más pequeñas la incidencia no parece ser tan grande? ¿Allí nadie protesta, ni hay quejas ni sentadas y algaradas? No, porque lo que interesa a la izquierda es culpar a Ayuso y su gobierno, porque al PSOE le hierve la sangre de no controlar la comunidad más importante de toda España, como sería su mayor deseo.

O así es como lo vemos desde el punto de vista de un ciudadano de a pie.

​Los mamelucos de Galapagar regresan para arrebatar Madrid al PP

Los fiscales, otra vez salen a relucir, o mejor dicho, una parte de los fiscales, los progresistas, han decidido, velis nolis, que el Gobierno es inocente
Miguel Massanet
miércoles, 23 de septiembre de 2020, 08:30 h (CET)

Ya no hay disimulo que valga, ya no se molestan en aparentar objetividad ni tienen el menor interés en ocultar a los ciudadanos las malas artes que el actual gobierno y quienes los apoyan utilizan para, descaradamente, utilizando todos los resortes de que disponen y con la colaboración de la prensa adicta de todo el país y de la gran mayoría de los medios de comunicación, tanto radios como TV, en los que han conseguido la colaboración interesada, por supuesto, de dirección y periodistas siempre dispuestos a dar su cuarto a espadas cada vez que, el señor Sánchez y todos quienes forman parte de su ejecutivo, se lo piden. Y todo ello con el apoyo eficaz, de tinte barriobajero, populista y descarnadamente revanchista y rencoroso de los comunistas bolivarianos comandados por el señor Pablo Iglesias convertido, por la necesidad que tiene de ocultar sus vergüenzas legales, en el adalid de los luchadores en contra de la derecha, para lo que cuenta, como no se podía esperar otra cosa, con aquellos fiscales progresistas que no dudan en cambiar el sentido de sus acusaciones cuando la enérgica voz de mando de la fiscal General del Estado, señora Dolores Delgado, siempre dispuesta a complacer la voz de su amo en la Moncloa cada vez que se lo pide; con la agravante de que esta señora ya formó parte del Gobierno en representación del PSOE y cuando su nombramiento para el cargo fue cuestionado desde el resto de partidos de la oposición y desde el mismo colectivo de fiscales.

El señor Sánchez ya ha entrado en esta fase en la que, aquellos que sienten la tentación de enmudecer a la oposición, se ven en la necesidad de anular cualquier intento de control de parte de las instituciones y se cree lo suficientemente respaldado por las izquierdas, que aceptan su caudillaje, para decidirse a dar un paso más en detrimento de la democracia a la que representa y se decide a atacar, desde su propia base, los fundamentos constitucionales en los que se basa el Estado de derecho que sustenta y respalda la garantía que tienen los ciudadanos de conservar sus libertades; de recibir de sus representantes, libremente elegidos en las urnas, las garantías de que aquellos valores, ideas, políticas y fundamentos morales y éticos por lo que los eligieron, van a ser defendidos, conservados, respetados y sustentados contra cualquier intento de ser manipulados, pervertidos o revocados por aquellos que, por encima de todo, ponen sus intereses personales, partidistas o ideológicos, convencidos de que la inoperancia de quienes debieran impedir semejantes veleidades, les va a permitir llevar adelante sus planes totalitarios. Y puede que acierten.

Ahora, que ya ha conseguido anular a la oposición, estima que tiene el camino libre para poder jugar con dos barajas, contando, cómo no, con la colaboración de este personaje que se ha erigido en el edil de Ciudadanos, la señora Inés Arrimadas, una que se ha creído que el feminismo es suficiente garantía de tener inteligencia, de saber manejar el complicado arte de la política y de tener la habilidad suficiente para ponerse a la altura de un experto en el arte del amañamiento y de la manipulación, como es el señor Pedro Sánchez, sabedor de que esta señora, ambiciosa y fácilmente manejable, va a comer en su mano con tal de que le regale algunas migajas del botín que espera conseguir si logra la aprobación de unos PGE, para el año que viene, sin los cuales sus objetivos quedarían, con toda probabilidad, muy perjudicados, lo mismo que sus proyectos de perpetuarse al frente del gobierno de España.

Se trata de mantener en stand by a Ciudadanos, enseñándoles la zanahoria de un acuerdo con el PSOE que los prestigiara ante la opinión pública en menoscabo del primer partido de la oposición, el PP, mientras se reserva la facultad de abrir nuevamente la mesa de negociación, como le piden insistentemente los separatistas catalanes, ansiosos de ir sumando concesiones y apoyos económicos, mientras siguen con sus artimañas para ir recortando, cada día más, las amarras que todavía los mantienen atados a España. ¿Qué más puede ambicionar, nuestro actual presidente, que aunar en un pacto a Ciudadanos y a Unidas Podemos, los eternos rivales diestramente hermanados para perjudicar al único partido que podría impedir que Sánchez acabara, de una vez, con cualquier posibilidad de que nuestra nación se librara del abrazo del oso, representado por las izquierdas bolivianas que parece que tienen todas las opciones de salirse con la suya?

Ahora se habla del indulto de los presos condenados por los sucesos del 1ºO, recurriendo a un subterfugio para no hablar de indulto sino de una rebaja de la pena por el delito de secesión (recordemos que, para muchos juristas, los hechos encajaban en el delito de rebelión, pero las presiones políticas hicieron que el TS lo redujera a mera secesión). ¿Qué pasará si se llega a un acuerdo de rebajar la gravedad de la secesión y se excarcela a quienes se han venido declarando insistentemente dispuestos a seguir en pos de la independencia de Cataluña? Ya se habrán dado cuenta de que, el señor Puigdemont, va a ser uno de los principales beneficiarios de esta presunta reducción de la gravedad del delito, por el que se le viene persiguiendo y se ha demandado su extradición. Volverá a Cataluña en loor de multitudes, triunfante ante la supuesta persecución del Estado español y dispuesto a seguir, desde su inmunidad, intentando conseguir que Cataluña se independice de España.

¿Qué será del prestigio del TS y de los jueces que intervinieron en aquel mediático juicio, en el que los condenados no hicieron la menor demostración de estar arrepentidos de su participación en la algarada antiespañola que se montó en Cataluña? Y lo peor de todo: el hecho inaudito de que el Gobierno y el Estado se someten a pasar por las Horcas Caudinas, humillándose ante los soberanistas catalanes, para satisfacer sus demandas y conseguir su apoyo a los PGE del año próximo mediante el procedimiento de modificar una Ley penal, no porque sea contraria a la Constitución, o sea manifiestamente injusta o atente contra la ética o la moral, sino porque, en esta ocasión, ya que los condenados lo fueron de acuerdo con una ley legítima y con todos los pronunciamientos favorables a la condena que recibieron; por conveniencias políticas evidentemente basadas en satisfacer a quienes delinquieron, prefieren anular la gravedad de un delito que evidentemente es uno de los de mayor trascendencia para la unidad de la nación española, con el fin de que puedan salir vencedores de la cárcel los reos separatistas para reforzar, si cabe aún más, a quienes se han propuesto conseguir que Cataluña sea un país independiente.

Y todo ello con lo que un cambio como el que se propone en el CP penal español va a suponer para aquellas otras zonas de España que siguen atentas la evolución del soberanismo catalán para, cuando se aclaren las cosas, tomar ejemplo y empezar su propio proceso para pedir lo mismo que Cataluña habrá conseguido con la eliminación, a nuestro juicio, absurda y anticonstitucional de una de las medidas más adecuadas para evitar que los brotes de independentistas sigan brotando en toda España, con la particularidad de que, quienes decidan lanzarse a la piscina del separatismo van a hacerlo con la tranquilidad de que su apuesta contra la Constitución y el Estado español les va a salir de gratis.

El segundo frente y el que, de momento, más rendimiento le está dando al gobierno de Sánchez, es, sin duda alguna, el de la comunidad de Madrid y sus problemas con el coronavirus. Si alguien nos preguntara ¿cómo se las arreglado el señor Sánchez y sus compinches para trasladar la responsabilidad de una pandemia que, sin duda alguna y reconocido por todos los países del resto de Europa, fue responsabilidad absoluta del gobierno de la nación española, debido al retraso culpable de sus miembros ante lo que era una evidencia, reconocida por el ministro señor Luque, cuando habló de que, desde enero del 2020 ya se tenían noticias de la OMS de la gravedad de la enfermedad y que se empezaron a tomar medidas para enfrentarse a ella y, no obstante, se cometió la fatal e inexcusable torpeza de permitir que se celebrasen manifestaciones multitudinarias, una de ellas, la feminista del 8 de marzo me Madrid y otras ciudades importantes de España, que fueron las culpables de la masiva propagación del virus Covid 19 en toda la nación; a las otras comunidades de nuestro país y, en especial, a la de Madrid? Pues, señores, tendríamos que reconocer que sólo se entiende si aceptáramos que el mismísimo diablo ha sido el que ha intervenido en todo ello.

Los fiscales, otra vez salen a relucir, o mejor dicho, una parte de los fiscales, los progresistas, han decidido, velis nolis, que el Gobierno es inocente y no es responsable de ninguna de las irregularidades, carencias, omisiones, faltas de medios, mentiras emitidas a través de sus portavoces, engaños, y responsabilidades de tipo penal; en bloque, sin admitir ninguna de las querellas presentadas, dando por sentado que el Estado estuvo en todo momento ocupándose debidamente de cómo debía atenderse la pandemia. Los más de 60.000 fallecidos, el que España fuera la nación con más contagios y fallecidos, en proporción a su población, por el coronavirus de toda Europa y que, ahora, cuando se ha producido un repunte, grave por supuesto, volvemos a estar a la cabeza de los países en los que la pandemia ha rebrotado con más fuerza y, para mayor INRI, resulta que, a pesar el escarmiento de haber sido el país que contó con menos medios para luchar con la epidemia en su primera fase, parece ser que, ante este rebrote, los servicios médicos se siguen quejando de que no existen los medios que debía haber para enfrentarse, con confianza y seguridad, al virus. Otra vez sale la sombra omnipresente de la señora Delgado para salvar al Gobierno de una serie de juicios que podían poner en serios aprietos a todos los miembros del ejecutivo del señor Sánchez.

Pero ya han encontrado el medio de encauzar el descontento de los ciudadanos mediante la colaboración de sus socios comunistas bolivarianos, que el patito feo de la nación no sea ni Cataluña, ni Valencia ni, tampoco Aragón o Extremadura, no, señores, ha sido Madrid, la comunidad madrileña donde toda la inmensa propaganda de que dispone la izquierda española se viene descargando sobre la señora Ayuso. No quieren recordar que ha sido la comunidad a la que, el Gobierno, ha prestado menor atención cada vez que se le ha solicitado ayuda; no recuerdan que fue Madrid la que primero instaló hospitales especiales para acoger a los contagiados por el virus; ni tampoco que fue la que intentó comprar por sus propios medios las mascarillas y demás equipos de protección para médicos y enfermeras, cuando el gobierno no atendía las peticiones que, desde ella, se le hacían con carácter urgente. Protestas, huelgas, amenazas, plantes y disturbios en Madrid para protestar contra la forma en la que se enfrenta el gobierno local a los rebrotes. ¿Pero qué pasa en el resto de España, donde los casos son igualmente graves sólo que por ser ciudades más pequeñas la incidencia no parece ser tan grande? ¿Allí nadie protesta, ni hay quejas ni sentadas y algaradas? No, porque lo que interesa a la izquierda es culpar a Ayuso y su gobierno, porque al PSOE le hierve la sangre de no controlar la comunidad más importante de toda España, como sería su mayor deseo.

O así es como lo vemos desde el punto de vista de un ciudadano de a pie.

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