Considero que escribir es un arte, y también una técnica que se puede
aprender. Es cierto que enfrentarse a un folio en blanco supone un
cierto desafío, pero también es indudable que existen procedimientos
para superar con éxito este reto. La tarea de documentación, el previo
contraste de informaciones, opiniones, conocimientos y datos ayudan,
enormemente, a la hora de plasmar en la pantalla, o en el papel las
frases que se quieren poner por escrito.
La escritura es una actividad creativa de primer orden, y aunque
existen numerosos talleres para aprender a escribir mejor, y más
rápido, lo más apropiado, fácil y útil, me parece, que es, simplemente,
dedicarse a juntar términos con frecuencia para formar oraciones y
párrafos. Porque la práctica hace al maestro, en buena medida.
Se puede discutir y polemizar acerca de si el escritor nace o se hace.
Estimo que más bien nace, aunque es verdad, que la forma de escribir
se puede perfeccionar con dedicación, interés y atención.
Una de las cosas pendientes en la educación es, a mi juicio, desarrollar
más la expresión escrita en los estudiantes. Labor difícil, y que
se intenta conseguir en las asignaturas impartidas de la mejor
manera posible, dadas las circunstancias, por los profesores. En el
currículo oficial de la ESO y el Bachillerato, ya destaca la función
esencial de la correcta expresión escrita. Porque es una de las
habilidades cognoscitivas básicas que debe poseer cualquier persona,
independientemente, del trabajo al que se vaya a dedicar.
La amplitud de vocabulario que se adquiere, sobre todo con el
hábito de la lectura, es la condición principal para escribir de modo
coherente, y con una cierta soltura y fluidez. Actualmente, cada vez es
más complicado, de modo general, que los jóvenes usen el lenguaje de
una manera más articulada y racional. Las razones y argumentos que
se escriben deben estar bien elaborados y desarrollados por escrito, sin
incurrir en contradicciones, y esto no es algo sencillo, pero se puede
aprender. La clave es la práctica constante, tenaz y perseverante del
acto de escribir, y la observación de las reglas de la sintaxis, etc.
En lo relativo al estilo a la hora de escribir puede ser muy diverso.
Si bien es cierto, que esto no plantea ningún problema. Se debe
ser original en el estilo, aunque se pueda poseer la habilidad de
imitar otras formas de escribir. Quizás, la tarea más pesada sea,
precisamente, la autocorrección de lo ya redactado para evitar erratas,
etc. Aunque sea algo absolutamente necesario.
De todas maneras, la mayor recompensa para la persona que escribe
es disponer de lectores que se acercan a su escrito con curiosidad. Sin
los amables lectores, la acción de colocar unas palabras detrás de otras,
podría tener sentido, pero perdería gran parte de su fuerza y emoción.
Se puede escribir para uno mismo, y es algo provechoso y útil, porque
sirve para aclarar las propias ideas y pensamientos. Y esta misma
actitud creo que es la más ventajosa, de cara a los lectores.
En la sociedad actual, creo que debe darse cada vez mayor
importancia a lo escrito, y no a lo exclusivamente visual, ya que
vivimos en la cultura de la imagen. La palabra escrita posee un poder
de significación portentoso, y no debe estar supeditada al lenguaje
visual. La escritura es el arte de la memoria, algo ya expresado por
Platón.
Yo diría que la escritura se parece más a la escultura que a la pintura,
porque el retoque y la combinación de vocablos es más similar al arte
escultórico. El texto escrito se puede pulir, perfeccionar y cambiar
con el cincel del teclado o del bolígrafo. Se pueden elaborar infinitas
versiones diferentes de un mismo texto y de un tema.
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