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El arte de escribir

José Manuel López García
sábado, 17 de enero de 2015, 08:05 h (CET)
Considero que escribir es un arte, y también una técnica que se puede aprender. Es cierto que enfrentarse a un folio en blanco supone un cierto desafío, pero también es indudable que existen procedimientos para superar con éxito este reto. La tarea de documentación, el previo contraste de informaciones, opiniones, conocimientos y datos ayudan, enormemente, a la hora de plasmar en la pantalla, o en el papel las frases que se quieren poner por escrito.

La escritura es una actividad creativa de primer orden, y aunque existen numerosos talleres para aprender a escribir mejor, y más rápido, lo más apropiado, fácil y útil, me parece, que es, simplemente, dedicarse a juntar términos con frecuencia para formar oraciones y párrafos. Porque la práctica hace al maestro, en buena medida. Se puede discutir y polemizar acerca de si el escritor nace o se hace. Estimo que más bien nace, aunque es verdad, que la forma de escribir se puede perfeccionar con dedicación, interés y atención.

Una de las cosas pendientes en la educación es, a mi juicio, desarrollar más la expresión escrita en los estudiantes. Labor difícil, y que se intenta conseguir en las asignaturas impartidas de la mejor manera posible, dadas las circunstancias, por los profesores. En el currículo oficial de la ESO y el Bachillerato, ya destaca la función esencial de la correcta expresión escrita. Porque es una de las habilidades cognoscitivas básicas que debe poseer cualquier persona, independientemente, del trabajo al que se vaya a dedicar.

La amplitud de vocabulario que se adquiere, sobre todo con el hábito de la lectura, es la condición principal para escribir de modo coherente, y con una cierta soltura y fluidez. Actualmente, cada vez es más complicado, de modo general, que los jóvenes usen el lenguaje de una manera más articulada y racional. Las razones y argumentos que se escriben deben estar bien elaborados y desarrollados por escrito, sin incurrir en contradicciones, y esto no es algo sencillo, pero se puede aprender. La clave es la práctica constante, tenaz y perseverante del acto de escribir, y la observación de las reglas de la sintaxis, etc. En lo relativo al estilo a la hora de escribir puede ser muy diverso. Si bien es cierto, que esto no plantea ningún problema. Se debe ser original en el estilo, aunque se pueda poseer la habilidad de imitar otras formas de escribir. Quizás, la tarea más pesada sea, precisamente, la autocorrección de lo ya redactado para evitar erratas, etc. Aunque sea algo absolutamente necesario.

De todas maneras, la mayor recompensa para la persona que escribe es disponer de lectores que se acercan a su escrito con curiosidad. Sin los amables lectores, la acción de colocar unas palabras detrás de otras, podría tener sentido, pero perdería gran parte de su fuerza y emoción. Se puede escribir para uno mismo, y es algo provechoso y útil, porque sirve para aclarar las propias ideas y pensamientos. Y esta misma actitud creo que es la más ventajosa, de cara a los lectores.

En la sociedad actual, creo que debe darse cada vez mayor importancia a lo escrito, y no a lo exclusivamente visual, ya que vivimos en la cultura de la imagen. La palabra escrita posee un poder de significación portentoso, y no debe estar supeditada al lenguaje visual. La escritura es el arte de la memoria, algo ya expresado por Platón.

Yo diría que la escritura se parece más a la escultura que a la pintura, porque el retoque y la combinación de vocablos es más similar al arte escultórico. El texto escrito se puede pulir, perfeccionar y cambiar con el cincel del teclado o del bolígrafo. Se pueden elaborar infinitas versiones diferentes de un mismo texto y de un tema.

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