Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Cultura
Etiquetas | Poeta | EXPOSICIÓN | Naturaleza
No se cansa uno de revisitar las exposiciones de Chema Madoz. La última, en el Botánico

El mago de Madoz

|

El célebre poeta visual Chema Madoz expone en el Jardín Botánico de Madrid algunas de sus más insignes obras fotográficas en el marco de la muestra “La Naturaleza de las Cosas”, evento comisariado por Oliva María Rubio. Madoz es un fino artesano de la analógica fotografía y un audaz ingenio creativo cuando de machihembrar naturaleza-artilugio se trata, no en vano el poder creativo de la naturaleza es emparentado por obra de su traviesa imaginación con la materia procesada. Madoz hace costumbrismo con la vanguardia. Obra un costumbrismo con estupor al fondo. Se me antoja nuestro obrador de instantáneas un Duchamp con el esnobismo bien domado; un contemplativo cogitador cuyo estatismo-extatismo progresaría incesantemente en pos de la aprehensión del chispazo que devendrá en un resultado indefectiblemente deleitoso, almibar para la retina del que direccione siquiera un momento su campo visual hacia el visionado de cualesquiera de sus piezas.

Rellena de genialidad Madoz los vacíos por colmar que ofrece, pícara, la naturaleza de las cosas a quien sepa entrever.

Considero que el Real Jardín Botánico es uno de los lugares más felices para incardinar la exposición aquí abordada, que se prorroga hasta fines de agosto ya que el coronavirus nos privó de acudir en su momento, y me parece un lugar adecuado, como digo, el Botánico, porque es una amalgama vegetal inserta en medio del meollo de la urbe. Allí dentro todo aparece en un aparente caos armonizado suponemos que por los especialistas de marras. Tiene algo misterioso y embelesador ese jardín. Es, en definitiva, ese, un ecologismo perturbado y acogedor, como el que nos acostumbra a presentar el bueno de Madoz. Sutil y armonizadamente perturbadas y perturbadoras son las imágenes y esculturas de este artista.

Ya ilustró Madoz algún libro de Gómez de la Serna, quien en su momento hiciera algo similar por la vía escritural. Son, ambos, castizos domadores de Dadá; mostradores de una lógica muy otra que la diametral, tantas veces tan ilógica.

Lo uno en lo otro. Esa dinámica, fundamental en la metáfora, es la que dota, a quien sabe manejarse con determinados mimbres, de un inconmensurable universo creativo-fascinador.

Madoz ve más allá que el común, pero cuando se lanza al vacío lo hace con una cuerda elástica, como quien hace puenting, que lo sitúa asido al mundo en derredor; de este modo nos traslada la emoción de quien ha ido imaginativamente más allá y ha vuelto para dejarnos constancia. Sus obras son fedatarias.

El mago de Madoz

No se cansa uno de revisitar las exposiciones de Chema Madoz. La última, en el Botánico
Diego Vadillo López
lunes, 29 de junio de 2020, 08:14 h (CET)

El célebre poeta visual Chema Madoz expone en el Jardín Botánico de Madrid algunas de sus más insignes obras fotográficas en el marco de la muestra “La Naturaleza de las Cosas”, evento comisariado por Oliva María Rubio. Madoz es un fino artesano de la analógica fotografía y un audaz ingenio creativo cuando de machihembrar naturaleza-artilugio se trata, no en vano el poder creativo de la naturaleza es emparentado por obra de su traviesa imaginación con la materia procesada. Madoz hace costumbrismo con la vanguardia. Obra un costumbrismo con estupor al fondo. Se me antoja nuestro obrador de instantáneas un Duchamp con el esnobismo bien domado; un contemplativo cogitador cuyo estatismo-extatismo progresaría incesantemente en pos de la aprehensión del chispazo que devendrá en un resultado indefectiblemente deleitoso, almibar para la retina del que direccione siquiera un momento su campo visual hacia el visionado de cualesquiera de sus piezas.

Rellena de genialidad Madoz los vacíos por colmar que ofrece, pícara, la naturaleza de las cosas a quien sepa entrever.

Considero que el Real Jardín Botánico es uno de los lugares más felices para incardinar la exposición aquí abordada, que se prorroga hasta fines de agosto ya que el coronavirus nos privó de acudir en su momento, y me parece un lugar adecuado, como digo, el Botánico, porque es una amalgama vegetal inserta en medio del meollo de la urbe. Allí dentro todo aparece en un aparente caos armonizado suponemos que por los especialistas de marras. Tiene algo misterioso y embelesador ese jardín. Es, en definitiva, ese, un ecologismo perturbado y acogedor, como el que nos acostumbra a presentar el bueno de Madoz. Sutil y armonizadamente perturbadas y perturbadoras son las imágenes y esculturas de este artista.

Ya ilustró Madoz algún libro de Gómez de la Serna, quien en su momento hiciera algo similar por la vía escritural. Son, ambos, castizos domadores de Dadá; mostradores de una lógica muy otra que la diametral, tantas veces tan ilógica.

Lo uno en lo otro. Esa dinámica, fundamental en la metáfora, es la que dota, a quien sabe manejarse con determinados mimbres, de un inconmensurable universo creativo-fascinador.

Madoz ve más allá que el común, pero cuando se lanza al vacío lo hace con una cuerda elástica, como quien hace puenting, que lo sitúa asido al mundo en derredor; de este modo nos traslada la emoción de quien ha ido imaginativamente más allá y ha vuelto para dejarnos constancia. Sus obras son fedatarias.

Noticias relacionadas

La Central Artística de Bueño, en Ribera de Arriba, Asturias, acogerá la obra de la reconocida artista portuguesa Joana Vasconcelos a partir del próximo 7 de mayo. Este hito supone una ocasión única, la segunda, para ver su obra en España después de exponer en el Guggenheim en 2018. Con esta iniciativa, la Fundación EDP refuerza su misión de reactivar los entornos rurales, dotándoles de un nuevo valor a través de las propuestas artísticas de los jóvenes talentos.

Las piedras rúnicas erguidas por los vikingos a lo largo de las tierras nórdicas, han sido testigos silenciosos de una época marcada por la intriga y la magia. Estos antiguos símbolos, conocidos como runas, conformaron el alfabeto de los pueblos germanos y del norte de Europa. Su legado perdura hasta nuestros días como un fascinante enigma para explorar.

Luego de haber transitado por diversas etapas de introspección, reconsideración y evolución de su práctica artística, a más de doce años de su alejamiento de la vida sodálite, abril es el mes elegido por el artista visual peruano Vicente López de Romaña para abrir por primera vez su estudio/ taller con el fin de que sea recorrido y experimentado como una amplia instalación titulada “Des-profanaciones”.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto