Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cultura | Economía

Política social y asistencial

El aumento de las exportaciones sería otra de las palancas dinamizadoras de la economía española
José Manuel López García
viernes, 31 de octubre de 2014, 08:05 h (CET)
Ante la tremenda crisis económica que nos azota lo más coherente sería la aplicación de políticas creadoras de riqueza, y una mayor y mejor redistribución del trabajo total existente en este país, entre todos los ciudadanos que no han alcanzado su edad de jubilación. Si bien mientras esto no sea posible, la alternativa es muy clara y, en mi opinión, es indudable. Se trata de garantizar los derechos humanos a todas los ciudadanos, con lo que aporta la actividad económica del estado, los impuestos, y con los medios económicos que sean necesarios.

Por ejemplo, con tasas o impuestos muy elevados a las grandes fortunas, y a los grandes bancos y empresas. Ya que en muchos casos las grandes corporaciones o entidades bancarias obtienen anualmente beneficios desproporcionados deben repercutir en la sociedad, en la que tienen su origen. De este modo, el estado dispondría de unas cantidades de dinero bastante más elevadas para atender al gran número de parados, y a otros colectivos marginados o desfavorecidos por una desigualdad irritante e injusta en el reparto de la tarta social de la riqueza total de la nación o, si se quiere, del producto interior bruto, por decirlo de otro modo.

Todo lo expresado anteriormente puede parecer utópico e irrealizable, pero no lo es. Es cierto que es mejor una política social de estímulo continuado de la actividad económica, a través del logro de una mayor productividad, y más incentivos para la creación de nuevas empresas pequeñas, medianas y grandes. Aunque estos estímulos deben ser consistentes y sustanciosos, porque de lo contrario no sirven al perder su eficacia.

El aumento de las exportaciones sería otra de las palancas dinamizadoras de la economía española. Existe el gran mercado latinoamericano que, en mi opinión, da mucho más de sí, y aunque ya existen organismos dedicados a su promoción e impulso es necesario redoblar los esfuerzos, y crear nuevas iniciativas empresariales. También el mercado europeo es un agente dinamizador de la actividad económica si se sabe competir, y se apoya más la tecnología y la ciencia. Una de las grandes ventajas del mercado hispanoamericano es el castellano que facilita las cosas en el campo comercial, entre los diferentes países de la comunidad de habla española.

La encuesta del CIS sobre intención de voto que se hará publica el lunes de la próxima semana sitúa a Podemos como primera fuerza política. Y pronostica un gran resultado en Madrid para esta formación de cara a las autonómicas y las municipales. Es cierto que falta ver los resultados, una vez se apliquen los criterios correctores a la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas. En cualquier caso, la tendencia de confirmarse es muy significativa. Lo que demuestra es que una gran parte de la ciudadanía está harta de tanta corrupción, y de tanta desigualdad e injusticia social. Si a esto unimos el gran problema de un nivel de desempleo y precariedad insufrible la explicación se sobreentiende.

Una muy considerable parte de la población quiere una nueva forma de hacer política que sin caer en el populismo y la demagogia afronte la muy grave problemática social de un modo diferente. La actividad política debe estar dirigida, fundamentalmente, a la creación de puestos de trabajo dignos. El reparto del trabajo existente sería una de las soluciones posibles. En vez de pluriempleo, más trabajos para diferentes individuos. Un horario de trabajo de cinco o seis horas para cada trabajador daría más empleos. En lugar de subir la edad de jubilación rebajarla algo para facilitar el acceso al mercado laboral de los jóvenes. Un límite máximo razonable en los sueldos, para que no se produzcan desproporciones tremendas de ingresos entre unas personas y otras. Todo pasa por una mejor y más igualitaria redistribución de la riqueza a través de distintos medios. Ya sé que todo esto que acabo de exponer parece irrealizable para ciertos políticos y economistas, porque piensan y consideran, según sus cálculos, que la economía nacional no lo podría soportar. Pero existen corrientes de pensamiento político que consideran posible y factible este tipo de política económica.

Como escribe el filósofo político Robert Nozick: «El estado mínimo nos trata como individuos inviolables, que no pueden ser usados por otros de cierta manera, como medios o herramientas o instrumentos o recursos; nos trata como personas que tienen derechos individuales, con la dignidad que esto constituye». Esto es lo que justifica un nuevo modo de entender una política social de verdad, y también asistencial para no permitir la pobreza, y la exclusión social de ningún ciudadano.

Noticias relacionadas

Fuera esperaba el amanecer… Últimamente sus días acababan al mediodía; el tiempo de colgarse de un cigarrillo y fumarse toda la niebla de unas pocas horas en que podría deslizar su fantasma por entre las cosas. No recordaba de seguro su edad; el espejo le traicionaba y sólo le reflejaba la mitad que nunca sospechó ser. 

Es normal que aparezcan palabras nuevas porque la lengua está viva, y es estupendo cuando ayudan a reconocer que el lenguaje es pensamiento. Ocurrió con el neologismo ‘aporofobia’, acuñado por la catedrática Adela Cortina a partir de los términos griegos áporos (sin recursos) y fobos (temor, pánico), que la RAE incorporó en 2017 para dar nombre al miedo, el rechazo o la aversión a los pobres.

Llevamos años y todos cuantos se imaginen ustedes, seguirán siendo pacto con el silencio de siempre. Una mudez que no cesa. Uno que lleva bastantes años jubilado y se ha tenido que enganchar en AVE, ha visto en ese tiempo las sacudidas, las esperas en plena vía del tren y en mitad del campo. Los plantones y sacudidas, con las esperas a que nos tienen acostumbrados la Renfe, a veces con periodos de cuatro y cinco horas en mitad de la nada en la ruta de Algeciras-Antequera.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto