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Desde este pequeño atril de papel digital y con el permiso de los lectores presento una columna que puede producir dudas, pero también certezas. Siempre escribo con ilusión, como hace décadas se escribía con un lápiz mordido ahora convertido en lápiz digital y que intenta subrayar los ojos de los dispositivos para reflexionar.
El 25 de abril escribí y publiqué un artículo sobre el fallecimiento del papa Francisco, otro tanto hice el 2 de Mayo sobre la preparación del cónclave para la elección del nuevo papa que se celebró el 7 de mayo, y concluyó con la elección de León XIV. Por lo tanto era obligado cerrar esta trilogía, con quien ahora le corresponde gobernar la Barca de Pedro.
El nuevo papa forma parte de la congregación de los agustinos, una orden muy antigua de la iglesia católica que se inspira en la filosofía y la ética de San Agustín de Hipona, un religioso africano, seguramente berebere y casi con seguridad portador de rasgos físicos muy diferentes de aquellos con los que lo ha inmortalizado con el curso del tiempo la institucionalidad de Roma.
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