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​La Semana Santa no se suspende

​Los beneficios espirituales de fortaleza, esperanza, de redención y salvíficos de la Semana Santa para el fiel se encuentra en sus celebraciones litúrgicas
María del Carmen Portugal Bueno
lunes, 16 de marzo de 2020, 08:40 h (CET)

El COVID-19 en España ha originado numerosas noticias relacionadas con la organización y celebración de eventos y su cancelación o aplazamiento. Y en este sentido, también se ha anunciado la suspensión de la Semana Santa, pero esto no es cierto.

La Semana Mayor es el tiempo litúrgico que comienza el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección. Los actos de la Semana Grande se dividen en dos ciclos, el rigurosamente litúrgico y el de piedad popular, este último centrado especialmente en las procesiones.

Concretamente se han suspendido las procesiones. pero no así las celebraciones litúrgicas. Aunque en este sentido hay que recordar que la Conferencia Episcopal Española ha declarado que «mientras dure esta situación de emergencia recomendamos seguir la celebración de la Eucaristía en familia por los medios de comunicación».

El documento Sacrosanctum Concilium, del Concilio Vaticano II, en su artículo 26 explica que las «acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es “sacramento de unidad”, es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la dirección de los obispos». Brevemente, las celebraciones litúrgicas son las realizadas por la Iglesia en nombre de Cristo.

Teniendo en cuenta estas referencias, la Semana Santa no se ha cancelado, lo que se ha suspendido son las manifestaciones de piedad que nos ayudan a vivir más intensamente la Semana Santa, en este caso las procesiones.

El católico, al igual que en años anteriores, va a poder vivir el Misterio de la Muerte y Resurrección de Jesús, centro de nuestra vida cristiana, aunque adaptándonos a las circunstancias actuales, tal y como recoge el mensaje del cardenar Turkson, prefecto del dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral, en los tiempos del coronavirus: «Si no podemos reunirnos en nuestras asambleas para vivir juntos nuestra fe, como solemos hacerlo, Dios nos ofrece la oportunidad de enriquecernos, de descubrir nuevos paradigmas y de redescubrir nuestra relación personal con Él. Jesús nos recuerda: "Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará". ¡Cuántas veces el Papa Francisco nos ha invitado a tener las Escrituras a mano! La oración es nuestra fuerza, la oración es nuestro recurso. He aquí, pues, el momento propicio para redescubrir la paternidad de Dios y nuestro ser hijos: "Os rogamos en nombre de Cristo: dejáos reconciliar con Dios" dice San Pablo, y éste es el Mensaje de Cuaresma de este año que el Papa Francisco nos ha regalado. ¡Qué providencia!».

Los beneficios espirituales de fortaleza, esperanza, de redención y salvíficos de la Semana Santa para el fiel se encuentra en sus celebraciones litúrgicas, no en las procesiones que recordemos es manifestación de piedad popular. Por esta razón, este año 2020 también celebramos la Semana Santa para experimentar el Amor de Dios a través de su Hijo.

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