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La Semana Santa de Málaga está repleta de momentos extraordinarios que consiguen transmitir a los espectadores una vivencia especial, casi milagrosa. Uno de ellos es el momento en que la imagen del Señor del Paso, delante de la tribuna principal, se vuelve hacia el pueblo y le bendice. Una bendición que hemos recibido desde hace más de 400 años los malagueños que nos hemos arracimado en la plaza central de nuestra ciudad.
No es casual que ayer, Sábado Santo, no me haya pronunciado en absoluto. No es olvido ni indiferencia, sino más bien una actitud de espera, luto y fe contenida. Es un día en el que la Iglesia calla, acompaña a María en su dolor indecible, y permanece junto al sepulcro sellado. No se celebra la Eucaristía, no hay palabras de júbilo, no hay predicación, porque el Verbo hecho carne, ha sido entregado al silencio de su muerte terrenal.
Continuando con nuestra saga de artículos dedicados al análisis y reflexión de los símbolos y signos de la Pascua cristiana, presentamos el Viernes Santo, que se caracteriza, litúrgicamente, por la ausencia de la celebración eucarística. Este silencio litúrgico no es un vacío, sino una poderosa elocuencia que nos introduce en la magnitud del significado del sacrificio de Cristo.
La crucifixión era uno de los castigos más brutales que el hombre ha utilizado a lo largo de la historia. Atado o clavado en una cruz de madera, el condenado sufría una terrible agonía física y mental hasta su muerte. Durante la Semana Santa, los cristianos de todo el orbe, conmemoramos y “revivimos” después de más de dos mil años la condena más injusta, cruel y cobarde que el inmenso poder del imperio romano hizo del Hombre más justo, bondadoso y “revolucionario” de todos los tiempos.
La tradición de no consumir carne en días específicos de la Semana Santa tiene raíces que mezclan la historia y la teología cristiana. Desde los primeros siglos del cristianismo, el ayuno y la abstinencia se establecieron como medios "para purificar el alma y prepararse para las festividades más importantes".
Continuando con nuestra serie de reflexiones en torno a la Pascua, hoy quisiéramos invitarlos a reflexionar en torno al Jueves Santo, umbral del Triduo Pascual, que trasciende la mera conmemoración histórica para erigirse como un denso compendio de significantes que interpelan la condición humana en su relación con lo divino y terrenal.
Corría el mes de abril de 1994 cuando un grupo de malagueños celebramos la Semana Santa en el lejano cantón Valais de Suiza. Por aquellos tiempos dedicaba buena parte de mi tiempo a transmitir, en la medida de mis posibilidades, el Evangelio. Estaba totalmente involucrado en las tareas de evangelización del Cursillo de Cristiandad. Una tarea gestionada por seglares.
La Semana Santa en España es una manifestación cultural única. Más allá de las emblemáticas procesiones de Sevilla, Málaga o Zamora, ciudades como Cuenca (con las Turbas), Valladolid, Toledo, León, Ferrol, Zaragoza o Crevillente cuentan con el sello de Interés Turístico Internacional, reflejando su valor histórico y artístico.
Ya inmersos en el ambiente reconcentrado de la Semana Santa, será saludable que la humanidad en su conjunto, haga un alto en el camino para ahondar en su propio diario existencial. Abrirse de corazón y reabrirlo para uno verse, en relación con los demás y consigo mismo, puede ser la mejor terapia para la esperanza.
Continuando con nuestra saga de reflexiones pascuales para este 2025, hoy reflexionaremos sobre el Miércoles Santo, día que se erige en el corazón de la Semana Santa con una profunda ambivalencia simbólica, marcado por la sombría realidad de la traición y, paradójicamente, por la luminosa anticipación de la gracia redentora.
Durante este Martes Santo, la liturgia cristiana recuerda los discursos y las enseñanzas de Jesús en el templo de Jerusalén. Este día, tal como lo presenta el Evangelio según San Mateo (capítulos 23 al 25), está marcado por la controversia con los fariseos y doctores de la ley, la denuncia de la hipocresía religiosa, y la proclamación de parábolas que invitan a la vigilancia, la fidelidad y la responsabilidad en la espera del Reino.
Con la llegada de la Semana Santa, millones de españoles se preparan para disfrutar de unas merecidas vacaciones. Según la estimación de la Dirección General de Tráfico (DGT), durante este periodo se realizarán alrededor de 16,5 millones de desplazamientos por carretera en España en 2025. Este alto volumen de tráfico genera gran preocupación no solo por los posibles atascos, sino también por la seguridad de los vehículos.
La campaña de Semana Santa llega este año en un contexto de mayor confianza económica por parte de los hogares españoles. Así lo pone de manifiesto un estudio anual que examina la situación financiera de los ciudadanos de 20 países europeos. En él, se recoge que el 55% de los españoles confía en su capacidad economica para poder asumir el gasto de unas vacaciones y de experiencias premium, como asistir a conciertos.
Hoy quiero invitarlos a profundizar sobre el Lunes Santo, que representa un momento de ruptura y confrontación: a diferencia del entusiasmo expuesto en el Domingo de Ramos, donde Jesús es aclamado por las multitudes, el lunes se tornó más tenso, porque Jesús entra en el Templo y, al encontrarlo convertido en un mercado, vuelca las mesas de los cambistas y expulsa a quienes comercializaban allí.
La historia termina con la intervención de Hera, esposa de Júpiter, que logra una avenencia entre los dos, por la que Pserséfone, permanecería seis meses en el Hades (son los del otoño e invierno) y otros seis con su madre en la tierra (primavera y verano), cuya vuelta se celebra con la eclosión de la primavera que los antiguos exaltaban con grandes fiestas en las que no era extraño el desenfreno a extremos inimaginables por la alegría de que los árboles, y plantes brotaban y se vislumbraban buenas cosechas.
Cualquier tipo de hecho, delictivo o no, es calificado y juzgado inmediatamente por los medios de difusión, las redes sociales y la opinión pública. Todo ello antes de pasar por un proceso judicial. En esta Semana Santa estamos recordando uno de los primeros juicios públicos de los que se tiene registro documental. El proceso a Jesús de Nazaret.
En esta primera entrega de reflexiones en torno a los símbolos cruciales de la Pascua, queremos invitarlos a analizar el significado filosófico y teológico de la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. El domingo de Pascua irrumpe en la historia como la culminación de un drama que se gestó en el corazón de un Israel expectante, marcado por profundas tradiciones y anhelos de liberación.
En casi toda España comienza ya a oler a cera y torrijas. Devotos y curiosos, profanos y creyentes, fieles o no a las procesiones, pasos y demás parafernalia se preguntan ¿dónde se pueden ver las mejores? Iniciamos un recorrido por las doce más extraordinarias que se pueden contemplar a lo largo y ancho de la geografía nacional. Espectáculos, en sí, que mezclan mística, devoción y sobriedad con saetas, tambores y trompetas. La liturgia invade pueblos y ciudades.
Se acerca la Semana Santa y la cruz cristiana se hace protagonista absoluta de las calles. Llevamos más de 2.000 años con la cruz a cuestas. La cruz de lo irracional, del fundamentalismo y de las mentiras teológicas. El poder omnímodo, esotérico y exotérico, del cristianismo en sus diferentes versiones o sectas o herejías sigue dominando la enseñanza y los negocios turbios, al tiempo que difunde su moral mentalmente castrante como la única ética verdadera o auténtica.
Patrimonio Nacional inaugura la Temporada de Fuentes 2025 coincidiendo con el inicio de la Semana Santa. El primer espectáculo será el jueves 17 de abril a las 17:30 h. Viernes y sábado los encendidos serán también a las 17:30h, y el domingo a las 12:00 h. La nueva temporada incluirá más de 50 espectáculos de las fuentes monumentales, en función de los recursos hídricos disponibles en el Mar, el estanque que surte a todo el sistema y posibilita sus juegos de agua.
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