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Volverse loco amando a quien te da la espalda y quejarse viendo al otro sonreír en sus hazañas de cristal fino pero frágil, volverse loco odiando tanta inteligencia que te hace daño, volverse loco preguntándose como se puede cosechar tanta maldad interior. Dejando el sueño y llorando con energía mientras el cuerpo grita y grita con la ayuda del alma que poco a poco se debilita.... No sé de lo que sería capaz por no llevar aquella vieja camisa de fuerza… No volver al pasado, ya no lo deseo, sólo pasa el tiempo, a ver que me trae, si un buen porvenir o las grises nubes, no lo sabré si antes me muero por eso quiero vivir para acabar el examen que le tengo a Dios... Vivir y no porque sí, sobrevivir para seguir viendo todo y llegar a un buen estado, pero con los gatos Lourdok, Lourditas, Jerry, Tomasita, Martín Chito y Nannie.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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