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Cotilla, temible comadre y la peor lengua de la antigüedad

Teopompo

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La vida de un estruscólogo está cargada de violenta polémica en relación a su objeto de investigación; el mundo etrusco, pero en especial en lo referente a la religión etrusca. La querella de las fuentes de tal religión suscita más de un dolor de cabeza. Para conocer más acerca de tal tema para sus investigaciones, los estudiosos de la materia se apoyan en dos documentos especializados en la teología etrusca. Por un lado tenemos los documentos arqueológicos como las tumbas, inscripciones, templos o santuarios. Y por otro lado están los textos literarios que nos han dejado los autores griegos y romanos.

El pueblo etrusco ha tenido sus más y sus menos con los pueblos griegos y romanos, y es por ello que algunos de los historiadores de la antigüedad se decantasen por ignorar la enorme herencia etrusca a favor de su orgullo nacional. Este es el caso de historiadores romanos de la Republica, los cuales reiteran las siguientes palabras: “Roma no debe nada, o casi nada, a la civilización etrusca”. Otros autores simplemente se han dejado llevar por la denigración sistemática, y este es el caso del historiador griego Teopompo, catalogado por el profesor austriaco Paul Frischauer como “la peor lengua de la Antigüedad”.

La religión del pueblo etrusco está salpicada de actos vandálicos, orgias sangrientas y personajes sin escrúpulos a la hora de hacer atrocidades. Todos estos actos son licencia propia del pueblo etrusco tal como recoge Teopompo, apodado “la peor de las comadres”. Uno de sus textos que han pasado a la posteridad es en el que traza un espantoso cuadro sobre las costumbres de Etruria (región etrusca). Este autor es un personaje extremadamente ligado a las anécdotas escabrosas y a las murmuraciones malignas. Teopompo nos presenta a los etruscos como el pueblo más despiadado, inmoral y depravado de la Antigüedad.

“Entre los tirrenos, las mujeres son gozadas en común; estas cuidan muchísimo sus cuerpos y se ofrecen desnudas, frecuentemente a los hombres y, en ocasiones, entre ellas, porque no consideran vergonzoso exhibirse desnudas. No se sientan a la mesa al lado de sus propios maridos, sino a junto a los recién llegados que más les atraen. Son, por añadidura, empedernidas bebedoras, aunque bellísimas. Los tirrenos crían y educan a todos los niños que vienen al mundo, sin saber a ciencia cierta quien es el padre. Estos niños viven de la misma manera que sus nodrizas, pasando la mayor parte del tiempo en borracheras y teniendo comercio con todas las mujeres indistintamente”.

Este es un ejemplo de entre otros muchos sobre la temática de los escritos de Teopompo, escritos basados en anécdotas personales, vivencias con altos grados de chismorreos y demás. Teopompo encajaría especialmente bien en los programas del corazón de hoy en día, como tertuliano no tendría precio.

Sus escritos más rastreros son dirigidos al pueblo etrusco, del cual dice que estos no tenían vergüenza por hacer el amor en público, ya que era una costumbre nacional. Nos expone que cuando hacían reuniones, ya sea de ámbito social o familiar, actuaban de la siguiente manera: primero, tras acabar de beber y previos a dormir, los servidores hacen entrar a cortesanas bellísimas y a veces a muchachos jóvenes. Cuando han gozado de las hermosas jóvenes, obligan a los jóvenes a tenderse junto a ellos. Teopompo recalca la idea de que el acto sexual lo realizaban a vista de todos, señala la continuidad del comercio sexual etrusco, donde las mujeres eran las que imperan, pero en ocasiones jóvenes en pleno vigor. Describe a estos jóvenes como muy bellos, porque viven en la molicie y se depilan el cuerpo. Habla del proceso de depilación como algo normal, que incluso montan talleres para la practican de esta operación, donde los clientes de estos talleres se dejaban hacer en todas las posturas, sin importar la mirada curiosa de los transeúntes.

Hay muchos más textos de este autor, donde pone a parir a quien sea con tal de conseguir morbosidad y aplicar castigo a los etruscos, ya que fue el pueblo enemigo de los griegos en la península italiana durante los siglos VII y V a. C. Fue un autor que viajó mucho por el mundo debido, entre otros casos, a verse obligado al exilio por la controversia de sus escritos, y con ellos nos han llegado muchos testimonios de sus viajes. En definitiva, es un autor importante en el mundo griego por sus escritos políticos y sus críticas a la democracia ateniense y su simpatía por el sistema de gobierno espartano. Pero de lo que no se le puede tachar es de defensor del patrimonio nacional, orgullo nacional contra el enemigo desbaratado anecdóticamente por él.

Teopompo

Cotilla, temible comadre y la peor lengua de la antigüedad
Jesús Campos
miércoles, 20 de agosto de 2014, 07:13 h (CET)
La vida de un estruscólogo está cargada de violenta polémica en relación a su objeto de investigación; el mundo etrusco, pero en especial en lo referente a la religión etrusca. La querella de las fuentes de tal religión suscita más de un dolor de cabeza. Para conocer más acerca de tal tema para sus investigaciones, los estudiosos de la materia se apoyan en dos documentos especializados en la teología etrusca. Por un lado tenemos los documentos arqueológicos como las tumbas, inscripciones, templos o santuarios. Y por otro lado están los textos literarios que nos han dejado los autores griegos y romanos.

El pueblo etrusco ha tenido sus más y sus menos con los pueblos griegos y romanos, y es por ello que algunos de los historiadores de la antigüedad se decantasen por ignorar la enorme herencia etrusca a favor de su orgullo nacional. Este es el caso de historiadores romanos de la Republica, los cuales reiteran las siguientes palabras: “Roma no debe nada, o casi nada, a la civilización etrusca”. Otros autores simplemente se han dejado llevar por la denigración sistemática, y este es el caso del historiador griego Teopompo, catalogado por el profesor austriaco Paul Frischauer como “la peor lengua de la Antigüedad”.

La religión del pueblo etrusco está salpicada de actos vandálicos, orgias sangrientas y personajes sin escrúpulos a la hora de hacer atrocidades. Todos estos actos son licencia propia del pueblo etrusco tal como recoge Teopompo, apodado “la peor de las comadres”. Uno de sus textos que han pasado a la posteridad es en el que traza un espantoso cuadro sobre las costumbres de Etruria (región etrusca). Este autor es un personaje extremadamente ligado a las anécdotas escabrosas y a las murmuraciones malignas. Teopompo nos presenta a los etruscos como el pueblo más despiadado, inmoral y depravado de la Antigüedad.

“Entre los tirrenos, las mujeres son gozadas en común; estas cuidan muchísimo sus cuerpos y se ofrecen desnudas, frecuentemente a los hombres y, en ocasiones, entre ellas, porque no consideran vergonzoso exhibirse desnudas. No se sientan a la mesa al lado de sus propios maridos, sino a junto a los recién llegados que más les atraen. Son, por añadidura, empedernidas bebedoras, aunque bellísimas. Los tirrenos crían y educan a todos los niños que vienen al mundo, sin saber a ciencia cierta quien es el padre. Estos niños viven de la misma manera que sus nodrizas, pasando la mayor parte del tiempo en borracheras y teniendo comercio con todas las mujeres indistintamente”.

Este es un ejemplo de entre otros muchos sobre la temática de los escritos de Teopompo, escritos basados en anécdotas personales, vivencias con altos grados de chismorreos y demás. Teopompo encajaría especialmente bien en los programas del corazón de hoy en día, como tertuliano no tendría precio.

Sus escritos más rastreros son dirigidos al pueblo etrusco, del cual dice que estos no tenían vergüenza por hacer el amor en público, ya que era una costumbre nacional. Nos expone que cuando hacían reuniones, ya sea de ámbito social o familiar, actuaban de la siguiente manera: primero, tras acabar de beber y previos a dormir, los servidores hacen entrar a cortesanas bellísimas y a veces a muchachos jóvenes. Cuando han gozado de las hermosas jóvenes, obligan a los jóvenes a tenderse junto a ellos. Teopompo recalca la idea de que el acto sexual lo realizaban a vista de todos, señala la continuidad del comercio sexual etrusco, donde las mujeres eran las que imperan, pero en ocasiones jóvenes en pleno vigor. Describe a estos jóvenes como muy bellos, porque viven en la molicie y se depilan el cuerpo. Habla del proceso de depilación como algo normal, que incluso montan talleres para la practican de esta operación, donde los clientes de estos talleres se dejaban hacer en todas las posturas, sin importar la mirada curiosa de los transeúntes.

Hay muchos más textos de este autor, donde pone a parir a quien sea con tal de conseguir morbosidad y aplicar castigo a los etruscos, ya que fue el pueblo enemigo de los griegos en la península italiana durante los siglos VII y V a. C. Fue un autor que viajó mucho por el mundo debido, entre otros casos, a verse obligado al exilio por la controversia de sus escritos, y con ellos nos han llegado muchos testimonios de sus viajes. En definitiva, es un autor importante en el mundo griego por sus escritos políticos y sus críticas a la democracia ateniense y su simpatía por el sistema de gobierno espartano. Pero de lo que no se le puede tachar es de defensor del patrimonio nacional, orgullo nacional contra el enemigo desbaratado anecdóticamente por él.

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