| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
|
|
Quienes han sufrido la injusticia de una denuncia falsa, han cumplido ya la pena de telediario civil y eclesial, con lo que les ha conducido a procesos de depresión, incluso límites, con la vida y el sentido de la existencia y el sacerdocio. Me refiero al previo, que entra en el orden de lo ético, de lo moral, y que tiene también repercusión en lo social, en la opinión pública eclesial.
Los lectores pensaran que estoy escribiendo, y pensando, en uno o en varios casos concretos de denuncias de abusos que han ocurrido en España en los últimos meses.
Por ejemplo, es público el ocurrido con el que fuera Deán de la catedral de Santiago de Compostela, don José María Díaz. El comunicado de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, del pasado 26 de julio anunciando el archivo del proceso, es paradigmático de una situación que se ha cerrado en varias diócesis y que, en casos venideros próximos, se va a dar, tal y como están varios procesos.
Quizá una de las claves de todo esto está en la responsabilidad de los medios de comunicación, también los eclesiales, a la hora de abordar estas denuncias en el tratamiento informativo.
Llegó el lunes 29 de abril de 2024. Y, como “todo pasa y todo queda”, pasaron los cinco días de la ignominia sanchista y nos quedó Sánchez al desnudo, el Puto Amo (Puente dixit), pero más cateto y dictador que nunca. Me baso, naturalmente, en sus propias manifestaciones de corte tan populista, como las de Maduro, López Obrador y compañía.
En este día dedicado a san José obrero, podemos ver que es modelo para nosotros… ¿como reacciona ante la “duda” de que su esposa María esperaba un hijo? Nos dice escuetamente el Evangelio: “María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto".
El presidente Sánchez ha fundamentado su decisión de continuar al frente del gobierno afirmando que “no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo”. Desde luego, deseamos profundamente que -al expresar la necesidad de un “punto y aparte”- acepta que es necesario, de manera urgente, un cambio que no se limite a reformas cosméticas. ¿Pero qué es punto y aparte para nosotros -para la inmensa mayoría- ante el galopante empobrecimiento que sufrimos?
|