Todas las acepciones de la pena en el diccionario son negativas. Si uno tiene una gran pena entendemos que está muy triste. Esa pena suele provenir de algún acontecimiento luctuoso o preocupante. A veces es una adversidad muy personal, más o menos grave. Una madre sufre si ve al hijo enfermo, tiene una pena. También tiene un sentido de dificultad, ante las cosas complicadas que nos encontramos con frecuencia, como puede ser un trabajo especialmente duro, penoso. Se entiende como una carga que desearía quitarse de encima. También una carga que una persona tiene que padecer de por vida.
Pero hay otra acepción bien distinta: la pena impuesta por el juez al delincuente, propia del Derecho penal. ¿Hay una relación entre unas y otras penas? En principio parece que es lo mismo, puesto que el culpable en juicio debe cargar con la pena. Sin embargo, los penalistas advierten de que la pena es un correctivo, por lo tanto, tiene como finalidad corregir. Si toda pena en principio es mala, la segunda suele ser un pena merecida, por tanto menos mala si se sabe aceptar. Bendita pena.