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Las plataformas de preferentistas han puesto a disposición de los engañados un método de control para que comprueben que pierden casi todos los ahorros

Oferta fraudulenta

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Si alguna vez Unicaja llega a hacerse con Banco Ceiss, su futuro nace hipotecado o, tal vez, muerto. Será prácticamente imposible que recupere la confianza de ahorradores e inversores en Castilla y León, Asturias, Extremadura y Madrid. ¿Por qué? Pues porque ha tenido la 'brillante' idea de amenazar a las asociaciones y organizaciones que se han puesto del lado de preferentistas y titulares de deuda subordinada y ha amenazado con demandar a cuantos no se plieguen a 'su dictadura'. Como lo leen. La imagen de Unicaja, en su intento de hacerse con Banco Ceiss, está por los suelos en Castilla y León.

Hay que tener mala fe para actuar así. ¿Pero dónde está el motivo? Pues está en que Unicaja se ha puesto nerviosa ante el fraude, el engaño y la mentira que supone su oferta de canje. Ese engaño y ese fraude lo conocíamos los afectados, pero ahora lo han detectado las asociaciones y los bufetes de abogados y, lógicamente, lo han sacado a la luz; Unicaja no devolverá el 75% del importe --según reza su última oferta-- sino el 20%. No se debe calcular sobre el dinero depositado en preferentes sino sobre el canje de bonos que, dicho sea de paso, llevan una quita ruinosa y que supone el robo absoluto de los ahorros. Incluso las plataformas de preferentistas han puesto a disposición de los engañados un método de control para que comprueben que pierde casi todos los ahorros con la última oferta de la entidad malagueña. Mencionar a Unicaja entre los ahorradores de Castilla y León es como mencionar la soga en casa del ahorcado; de ello doy fe como afectado e inmerso en el 'tocomocho' de subordinadas de la extinguida y fraudulenta Caja España.

Cuando a alguien le pillan en una mentira o en un renuncio, se suele descolocar, poner nervioso y levantar la voz. Ya se sabe aquello de que cuando se vocea es porque se han perdido los argumentos. Y eso es lo que le ha pasado a Unicaja. ¿Quién va a confiar en quien no solo busca su propio beneficio sino hacer el negocio del siglo a costa de otros y utilizando el engaño como elemento sustentante.

No tardando, Unicaja tendrá su respuesta por el engaño permanente, el reiterado afán por mentir y medrar, así como por su mala fe. Según esa entidad, mienten las organizaciones que defienden a los preferentistas, pero según la ciudadanía, los bufetes y las organizaciones defensoras de los engañados consideramos la oferta de Unicaja un mero y peligroso ultraje a las miserias que quedan de Banco Ceiss. Esta entidad debería aportar los datos sobre la cantidad de cuentas cerradas, capitales transferidos a otras entidades, broncas habidas en las sucursales en los cuatro últimos meses y directores cambiados de sucursal; tal vez así, Unicaja llegaría a saber con quién se gasta los cuartos y en qué agujero sin fondo se ha metido.

Ya se sabe que "el gran camino es llano, pero la gente ama los senderos", en palabras de Tao Te King. Para nosotros, los afectados, Unicaja ha utilizado senderos nada claros y ahí está su desgracia, lo mismo que Caja España-Duero ha omitido información clave en unos productos cuya condición era no ser vendidos a quienes no estuvieran sobradamente versados en cuestiones financieras.

Lo mejor que le puede pasar a Banco Ceiss es que Unicaja renuncie a las ofertas que ha hecho y que se nacionalice cuanto aquel antes; todos saldrían ganando: los inversores, los ahorradores y la ciudadanía en general. Por eso, las afirmaciones del consejero de Economía de la Junta de Castilla y León, señor Villanueva, son simples patrañas orientadas a desorientar a la ciudadanía y a resolver un agudo problema del que él tiene su cuota de responsabilidad. Perdón, he querido decir "su cuota de irresponsabilidad", como la tienen quienes estuvieron en el Consejo de Administración de Caja España y Caja Duero mientras se fraguaron los fraudes reiterados y las compensaciones millonarias para los representantes del Consejo, incluidos los que estaban puestos a dedo por los sindicatos clasistas.

Oferta fraudulenta

Las plataformas de preferentistas han puesto a disposición de los engañados un método de control para que comprueben que pierden casi todos los ahorros
Jesús  Salamanca
domingo, 5 de enero de 2014, 12:39 h (CET)
Si alguna vez Unicaja llega a hacerse con Banco Ceiss, su futuro nace hipotecado o, tal vez, muerto. Será prácticamente imposible que recupere la confianza de ahorradores e inversores en Castilla y León, Asturias, Extremadura y Madrid. ¿Por qué? Pues porque ha tenido la 'brillante' idea de amenazar a las asociaciones y organizaciones que se han puesto del lado de preferentistas y titulares de deuda subordinada y ha amenazado con demandar a cuantos no se plieguen a 'su dictadura'. Como lo leen. La imagen de Unicaja, en su intento de hacerse con Banco Ceiss, está por los suelos en Castilla y León.

Hay que tener mala fe para actuar así. ¿Pero dónde está el motivo? Pues está en que Unicaja se ha puesto nerviosa ante el fraude, el engaño y la mentira que supone su oferta de canje. Ese engaño y ese fraude lo conocíamos los afectados, pero ahora lo han detectado las asociaciones y los bufetes de abogados y, lógicamente, lo han sacado a la luz; Unicaja no devolverá el 75% del importe --según reza su última oferta-- sino el 20%. No se debe calcular sobre el dinero depositado en preferentes sino sobre el canje de bonos que, dicho sea de paso, llevan una quita ruinosa y que supone el robo absoluto de los ahorros. Incluso las plataformas de preferentistas han puesto a disposición de los engañados un método de control para que comprueben que pierde casi todos los ahorros con la última oferta de la entidad malagueña. Mencionar a Unicaja entre los ahorradores de Castilla y León es como mencionar la soga en casa del ahorcado; de ello doy fe como afectado e inmerso en el 'tocomocho' de subordinadas de la extinguida y fraudulenta Caja España.

Cuando a alguien le pillan en una mentira o en un renuncio, se suele descolocar, poner nervioso y levantar la voz. Ya se sabe aquello de que cuando se vocea es porque se han perdido los argumentos. Y eso es lo que le ha pasado a Unicaja. ¿Quién va a confiar en quien no solo busca su propio beneficio sino hacer el negocio del siglo a costa de otros y utilizando el engaño como elemento sustentante.

No tardando, Unicaja tendrá su respuesta por el engaño permanente, el reiterado afán por mentir y medrar, así como por su mala fe. Según esa entidad, mienten las organizaciones que defienden a los preferentistas, pero según la ciudadanía, los bufetes y las organizaciones defensoras de los engañados consideramos la oferta de Unicaja un mero y peligroso ultraje a las miserias que quedan de Banco Ceiss. Esta entidad debería aportar los datos sobre la cantidad de cuentas cerradas, capitales transferidos a otras entidades, broncas habidas en las sucursales en los cuatro últimos meses y directores cambiados de sucursal; tal vez así, Unicaja llegaría a saber con quién se gasta los cuartos y en qué agujero sin fondo se ha metido.

Ya se sabe que "el gran camino es llano, pero la gente ama los senderos", en palabras de Tao Te King. Para nosotros, los afectados, Unicaja ha utilizado senderos nada claros y ahí está su desgracia, lo mismo que Caja España-Duero ha omitido información clave en unos productos cuya condición era no ser vendidos a quienes no estuvieran sobradamente versados en cuestiones financieras.

Lo mejor que le puede pasar a Banco Ceiss es que Unicaja renuncie a las ofertas que ha hecho y que se nacionalice cuanto aquel antes; todos saldrían ganando: los inversores, los ahorradores y la ciudadanía en general. Por eso, las afirmaciones del consejero de Economía de la Junta de Castilla y León, señor Villanueva, son simples patrañas orientadas a desorientar a la ciudadanía y a resolver un agudo problema del que él tiene su cuota de responsabilidad. Perdón, he querido decir "su cuota de irresponsabilidad", como la tienen quienes estuvieron en el Consejo de Administración de Caja España y Caja Duero mientras se fraguaron los fraudes reiterados y las compensaciones millonarias para los representantes del Consejo, incluidos los que estaban puestos a dedo por los sindicatos clasistas.

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Estamos fuertemente imbuidos, cada uno en lo suyo, de que somos algo consistente. Por eso alardeamos de un cuerpo, o al menos, lo notamos como propio. Al pensar, somos testigos de esa presencia particular e insustituible. Nos situamos como un estandarte expuesto a la vista de la comunidad y accesible a sus artefactos exploradores.

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Acostumbrados a los adornos políticos, cuya finalidad no es otra que entregar a las gentes a las creencias, mientras grupos de intereses variados hacen sus particulares negocios, quizá no estaría de más desprender a la política de la apariencia que le sirve de compañía y colocarla ante esa realidad situada más allá de la verdad oficial. Lo que quiere decir lavar la cara al poder político para mostrarle sin maquillaje.

 
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