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Me acosté y no dormía, probé todas las posturas, me levanté a escribir aún a sabiendas de que lo hacía mal y sin tiempo, quizás por eso, perdiéndolo por completo, tanto oro como es. Me recosté sin haber aprendido a olvidarme de usted y sufrí como el sol de noviembre cuando lucha contra las nubes para transformarse en el rey.
Y esto fue lo que escribí, a pesar de todo, de que seas lo inolvidable, aunque lo seas por ser el culpable de esta situación, que sí superaré, con la ayuda de los seres divinos. Aquí está:
"No quiero que se maten santos sino escuchar todos los días sus santísimas palabras, vale más, que reciban bendiciones, larga vida, así es como debe ser. Se merecen lo mejor en el camino encontrar. Son de noble corazón, guapos y buenos".
Luego supe que no había perdido el tiempo al escribir sobre ellos y tú, tampoco lo pierdes al leerme, aunque en principio creas que sí.
Al fin, el sistema educativo (aunque fundamentalmente lo es, o habría de serlo, de enseñanza-aprendizaje) está dentro de una dinámica social y en su transcurrir diario forja futuros ciudadanos con base en unos valores imperantes de los que es complicado sustraerse. Desde el XIX hasta nuestros días dichos valores han estado muy influenciados por la evolución de la ética económico-laboral, a la que Jorge Dioni López se refería afinadamente en un artículo.
Acaba de fallecer Joe Lieberman, con 82 años, senador estadounidense por Connecticut durante cuatro mandatos antes de ser compañero de Al Gore en el año 2000. Desde que se retiró en 2013 retomó su desempeño en la abogacía en American Enterprise Institute y se encontraba estrechamente vinculado al grupo político No Label (https://www.nolabels.org/ ) y que se ha destacado por impulsar políticas independientes y centristas.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
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