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Inicié con baños de agua fría, no los abandoné, no obstante que al tercer día una gripe me cobró la factura por el cambio de hábito

2019, el año en el que hice al frío mi maestro

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La adopción del frío como uno de mis maestros lo recordaré significativamente como algo muy destacado de este año que concluye.

Arribé al frío a mitad de este año, lo hice buscando alternativas para afrontar el estrés y para tener mayor control sobre mi carácter.

Inicié con baños de agua fría, no los abandoné, no obstante que al tercer día una gripe me cobró la factura por el cambio de hábito.

Después de un par de semanas y gracias a la orientación de un buen amigo llegué al método Wim Hof, el cual es en resumen una combinación de meditación, concentración, adopción de ciclos específicos de respiraciones para hiperoxigenar el cuerpo y la exposición al frío.

Todo lo anterior con tal de fortalecer el sistema inmunológico y evitar en gran parte las enfermedades que aquejan a la mayoría de la población.

Los resultados son sorprendentemente inmediatos y significaron el pórtico de una forma de vida alternativa.

Después de medio año he vivido una serie de experiencias que hasta hace algún tiempo parecían imposibles debido a los problemas respiratorios que durante muchos años he padecido.

Escalar descalzo el Tepozteco, correr sólo en pantaloncillos bajo la lluvia, al amanecer, tomar una ducha con agua gélida y no usar abrigo durante lo que va del invierno son sólo algunos de los logros personales visibles de lo que estoy descubriendo en mi interior.

En las semanas recientes me he centrado más en lo mental y trascendente pues he entendido que lo físico viene por añadidura.

De la hiperoxigenación que es la base del método Wim Hof, he transitado a la experimentación con la respiración de fuego y la medicina cuántica.

De la respiración de fuego puedo decirte que es una herramienta del Pranayama para atender la ansiedad, las preocupaciones, el dolor, entre otros estados que son el pan nuestro de cada día de la gran mayoría de las personas.

Ya te comentaré en otra ocasión sobre mi experiencia de combinar la respiración de fuego y la propuesta de hiperoxigenación Hof.

Por ahora, puedo adelantarte que son hiperoxigenaciones diferentes, pero complementarias.

Para compartirte sobre mi experiencia en la medicina cuántica espero hacerlo a través de una entrevista con alguien experto. Ya tengo a la persona indicada para compartirte al respecto.

Regreso a mi adopción del frío como mi maestro.

He descubierto que una vez que comprendes que el frío no te va a enfermar debido a la fortaleza que desarrollas con el método Wim Hof, puedes degustarlo como creo que se paladea un café intenso o una cerveza amarga, porque se aprecian una serie de sensaciones que te llevan a comprender que el miedo al frío es de carácter psicológico originado por nuestros malos hábitos, que ciertamente, nos hacen frágiles a las bajas temperaturas.

En este camino que ando no es que se trate de ser insensibles al frío, de lo que se trata es de conseguir una fortaleza de tal dimensión que ésta puede trasladarse a otras esferas de la vida diaria.

A través del frío he aprendido que nuestros miedos son psicológicos, que no hay por qué rehuirlos, que hay que vivirlos para comprender que una vez que nos atraviesan se van porque son magnificaciones de nuestra mente equivocada.

En fin, una de las cosas que me dejó el año que concluye es que afrontar el frío me ha enseñado muchas cuestiones íntimas y profundas.

Vale la pena intentarlo.

¡Feliz año nuevo para ti y todos tus seres queridos!

2019, el año en el que hice al frío mi maestro

Inicié con baños de agua fría, no los abandoné, no obstante que al tercer día una gripe me cobró la factura por el cambio de hábito
Abel Pérez Rojas
lunes, 30 de diciembre de 2019, 09:03 h (CET)

La adopción del frío como uno de mis maestros lo recordaré significativamente como algo muy destacado de este año que concluye.

Arribé al frío a mitad de este año, lo hice buscando alternativas para afrontar el estrés y para tener mayor control sobre mi carácter.

Inicié con baños de agua fría, no los abandoné, no obstante que al tercer día una gripe me cobró la factura por el cambio de hábito.

Después de un par de semanas y gracias a la orientación de un buen amigo llegué al método Wim Hof, el cual es en resumen una combinación de meditación, concentración, adopción de ciclos específicos de respiraciones para hiperoxigenar el cuerpo y la exposición al frío.

Todo lo anterior con tal de fortalecer el sistema inmunológico y evitar en gran parte las enfermedades que aquejan a la mayoría de la población.

Los resultados son sorprendentemente inmediatos y significaron el pórtico de una forma de vida alternativa.

Después de medio año he vivido una serie de experiencias que hasta hace algún tiempo parecían imposibles debido a los problemas respiratorios que durante muchos años he padecido.

Escalar descalzo el Tepozteco, correr sólo en pantaloncillos bajo la lluvia, al amanecer, tomar una ducha con agua gélida y no usar abrigo durante lo que va del invierno son sólo algunos de los logros personales visibles de lo que estoy descubriendo en mi interior.

En las semanas recientes me he centrado más en lo mental y trascendente pues he entendido que lo físico viene por añadidura.

De la hiperoxigenación que es la base del método Wim Hof, he transitado a la experimentación con la respiración de fuego y la medicina cuántica.

De la respiración de fuego puedo decirte que es una herramienta del Pranayama para atender la ansiedad, las preocupaciones, el dolor, entre otros estados que son el pan nuestro de cada día de la gran mayoría de las personas.

Ya te comentaré en otra ocasión sobre mi experiencia de combinar la respiración de fuego y la propuesta de hiperoxigenación Hof.

Por ahora, puedo adelantarte que son hiperoxigenaciones diferentes, pero complementarias.

Para compartirte sobre mi experiencia en la medicina cuántica espero hacerlo a través de una entrevista con alguien experto. Ya tengo a la persona indicada para compartirte al respecto.

Regreso a mi adopción del frío como mi maestro.

He descubierto que una vez que comprendes que el frío no te va a enfermar debido a la fortaleza que desarrollas con el método Wim Hof, puedes degustarlo como creo que se paladea un café intenso o una cerveza amarga, porque se aprecian una serie de sensaciones que te llevan a comprender que el miedo al frío es de carácter psicológico originado por nuestros malos hábitos, que ciertamente, nos hacen frágiles a las bajas temperaturas.

En este camino que ando no es que se trate de ser insensibles al frío, de lo que se trata es de conseguir una fortaleza de tal dimensión que ésta puede trasladarse a otras esferas de la vida diaria.

A través del frío he aprendido que nuestros miedos son psicológicos, que no hay por qué rehuirlos, que hay que vivirlos para comprender que una vez que nos atraviesan se van porque son magnificaciones de nuestra mente equivocada.

En fin, una de las cosas que me dejó el año que concluye es que afrontar el frío me ha enseñado muchas cuestiones íntimas y profundas.

Vale la pena intentarlo.

¡Feliz año nuevo para ti y todos tus seres queridos!

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