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La historiografía sudamericana sigue intentando narcotizar a las naciones de las antiguas colonias con una memoria adulterada, disecada y llena de olvidos interesadamente voluntarios

Historia Maldita en América del Sur

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De 1932 a 1935 se desarrolló en América del Sur una guerra digna del realismo mágico que con sobrada razón ha saturado la literatura latinoamericana. Exponentes de dos pueblos descalzos, expoliados y mediterráneos de una pobre región olvidada del mundo se mataron unos a otros, al decir del periodista y escritor estadounidense Theodore Dreiser, solo para decidir si Deterding o Rockefeller habrían de quedarse con el petróleo que yacía en sus entrañas.

La guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, que estalló en 1932, no solo fue opacada en la prensa mundial por la invasión japonesa de Manchuria, también había sido precedida de sangrientos golpes de estados en varios países de Centroamérica.

Por supuesto que no eran los supuestos antagonistas los estados más indicados para imponer condiciones a su Majestad el Dólar. Se trataba más bien de los perfectos chivos expiatorios para los chanchullos gestados en Wall Street.

Como sucedió muchas veces, el relato a gusto del trono sobre la historia de esta guerra absurda ha sobrevivido en los libros escolares a pesar de sus gruesas contradicciones.

Conversando con un gran especialista en la guerra del Chaco y autor de una profusa bibliografía, el Doctor Arturo Rahi, pude dimensionar hace poco el enorme trabajo que se han tomado algunos para camuflar con auténtico arte episodios claves de la cuestión.

Uno de los mitos reflotado en tiempos recientes fue la supuesta reparación de los fusiles 1927 MP (iníciales de Modelo Paraguayo), que se habían importado de una fábrica española de Oviedo cuando la guerra del Chaco con Bolivia se evidenció inexorable.

Buscando los fusiles más baratos posibles, el encargado de la compra (Eusebio Ayala) desestimó las armas suizas y cerró tratos con una fábrica española con sede en la ciudad de Oviedo. Ayala, entonces embajador de Paraguay en Estados Unidos, sería luego presidente del Paraguay durante la guerra con Bolivia.

Los españoles especificaron al delegado paraguayo que no disponían de tungsteno por no encontrarse disponible, a pesar de ser un componente importante para dar resistencia al metal de los cañones de los fusiles, y que lo reemplazarían por cromo y níquel.

Ayala alegó urgencia para contratar a los fabricantes y los industriales de Oviedo se comprometieron a entregar el pedido en diez meses.

Lo cierto es que el armamento encargado tan ligeramente no tardó en quedar en evidencia como defectuoso. Abundaron las explosiones de recámaras, generando un escándalo que manchó al gobierno paraguayo, acusado con justa razón de haber comprado armas de pésima calidad. Los cerrojos no estaban suficientemente pulidos, y estallaban hiriendo a quien lo usufructuaba.

Lo más grave es que más de la mitad de los combatientes paraguayos iniciaron la guerra con el fusil en cuestión, al que apodaron sarcásticamente como “Mata-paraguayos”: El drama de los fusiles defectuosos se extendió hasta fines de 1933, cuando providencialmente una gran victoria en Campo Vía, protagonizada por el Coronel Rafael Franco, permitió a las tropas paraguayas hacerse de casi diez mil fusiles de primera calidad.

Para quienes consideren algo menor la omisión de la “pequeña” historia de los fusiles mata-paraguayos, les recomiendo la versión cinematográfica de un relato nada más y nada menos que de George Orwell: “Homenaje a Cataluña”.

Se trata de “Land and Freedom” de Ken Loach, escrita por Jim Alen en base al relato de Orwell, donde el protagonista David Carr intenta instruir a milicianos españoles en el uso del fusil defectuoso, sufriendo graves heridas y debiendo ser evacuado a Barcelona.

La cuestión es que la guerra entre Paraguay y Bolivia había concluido un año antes de iniciarse la guerra civil española, y el gobierno paraguayo había devuelto los fusiles a su país originario a precio de saldos y retazos. Los estalinistas del partido comunista español decidieron sabotear a los trotskistas del POUM (Partido Obrero de la Unidad Marxista) entregándole el armamento defectuoso.

La moraleja de todo este enredo confirma que no hay historia nacional en la cual la historia universal haya estado ausente. Aunque hablemos de sucesos geográficamente tan distantes como la caída de la bolsa de Wall Street, la guerra del Chaco y la guerra civil española. LAW

Historia Maldita en América del Sur

La historiografía sudamericana sigue intentando narcotizar a las naciones de las antiguas colonias con una memoria adulterada, disecada y llena de olvidos interesadamente voluntarios
Luis Agüero Wagner
martes, 20 de agosto de 2019, 09:52 h (CET)

De 1932 a 1935 se desarrolló en América del Sur una guerra digna del realismo mágico que con sobrada razón ha saturado la literatura latinoamericana. Exponentes de dos pueblos descalzos, expoliados y mediterráneos de una pobre región olvidada del mundo se mataron unos a otros, al decir del periodista y escritor estadounidense Theodore Dreiser, solo para decidir si Deterding o Rockefeller habrían de quedarse con el petróleo que yacía en sus entrañas.

La guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, que estalló en 1932, no solo fue opacada en la prensa mundial por la invasión japonesa de Manchuria, también había sido precedida de sangrientos golpes de estados en varios países de Centroamérica.

Por supuesto que no eran los supuestos antagonistas los estados más indicados para imponer condiciones a su Majestad el Dólar. Se trataba más bien de los perfectos chivos expiatorios para los chanchullos gestados en Wall Street.

Como sucedió muchas veces, el relato a gusto del trono sobre la historia de esta guerra absurda ha sobrevivido en los libros escolares a pesar de sus gruesas contradicciones.

Conversando con un gran especialista en la guerra del Chaco y autor de una profusa bibliografía, el Doctor Arturo Rahi, pude dimensionar hace poco el enorme trabajo que se han tomado algunos para camuflar con auténtico arte episodios claves de la cuestión.

Uno de los mitos reflotado en tiempos recientes fue la supuesta reparación de los fusiles 1927 MP (iníciales de Modelo Paraguayo), que se habían importado de una fábrica española de Oviedo cuando la guerra del Chaco con Bolivia se evidenció inexorable.

Buscando los fusiles más baratos posibles, el encargado de la compra (Eusebio Ayala) desestimó las armas suizas y cerró tratos con una fábrica española con sede en la ciudad de Oviedo. Ayala, entonces embajador de Paraguay en Estados Unidos, sería luego presidente del Paraguay durante la guerra con Bolivia.

Los españoles especificaron al delegado paraguayo que no disponían de tungsteno por no encontrarse disponible, a pesar de ser un componente importante para dar resistencia al metal de los cañones de los fusiles, y que lo reemplazarían por cromo y níquel.

Ayala alegó urgencia para contratar a los fabricantes y los industriales de Oviedo se comprometieron a entregar el pedido en diez meses.

Lo cierto es que el armamento encargado tan ligeramente no tardó en quedar en evidencia como defectuoso. Abundaron las explosiones de recámaras, generando un escándalo que manchó al gobierno paraguayo, acusado con justa razón de haber comprado armas de pésima calidad. Los cerrojos no estaban suficientemente pulidos, y estallaban hiriendo a quien lo usufructuaba.

Lo más grave es que más de la mitad de los combatientes paraguayos iniciaron la guerra con el fusil en cuestión, al que apodaron sarcásticamente como “Mata-paraguayos”: El drama de los fusiles defectuosos se extendió hasta fines de 1933, cuando providencialmente una gran victoria en Campo Vía, protagonizada por el Coronel Rafael Franco, permitió a las tropas paraguayas hacerse de casi diez mil fusiles de primera calidad.

Para quienes consideren algo menor la omisión de la “pequeña” historia de los fusiles mata-paraguayos, les recomiendo la versión cinematográfica de un relato nada más y nada menos que de George Orwell: “Homenaje a Cataluña”.

Se trata de “Land and Freedom” de Ken Loach, escrita por Jim Alen en base al relato de Orwell, donde el protagonista David Carr intenta instruir a milicianos españoles en el uso del fusil defectuoso, sufriendo graves heridas y debiendo ser evacuado a Barcelona.

La cuestión es que la guerra entre Paraguay y Bolivia había concluido un año antes de iniciarse la guerra civil española, y el gobierno paraguayo había devuelto los fusiles a su país originario a precio de saldos y retazos. Los estalinistas del partido comunista español decidieron sabotear a los trotskistas del POUM (Partido Obrero de la Unidad Marxista) entregándole el armamento defectuoso.

La moraleja de todo este enredo confirma que no hay historia nacional en la cual la historia universal haya estado ausente. Aunque hablemos de sucesos geográficamente tan distantes como la caída de la bolsa de Wall Street, la guerra del Chaco y la guerra civil española. LAW

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