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Hace algunos días Cantinflas se vistió de secretaria general para explicar las disquisiciones ante una indemnización en diferido

El innombrable

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Hace algunos días Cantinflas se vistió de secretaria general para explicar las disquisiciones ante una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en diferido en forma, efectivamente de simulación, o lo que hubiera sido en diferido en partes de una de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social. Punto y final.

Cantinflas ha dado siempre mucho juego en política. Sus imitadores se encuentran por cientos, desde aquel que olía a “asufre”, y ahora momia, hasta el que se atragantaba con una galleta mientras contemplaba un partido de béisbol. Pero nosotros, por ahora, seguimos sin enterarnos qué secretos guarda el señor Bárcenas para que el señor Rajoy no quiera nombrarlo, y por qué las explicaciones en torno a él huelen y saborean al mejor Chiquito de la Calzada: “No puedo, no puedo…”.

¿Se podría pensar que se ha llegado a un pacto de caballeros en el que los apretones en semejante parte son muy dolorosos y han de ser regulados con prudencia?. Desde luego que la imagen que traslada a los medios el señor ex tesorero es de absoluta seguridad: consumado jugador que conoce muy bien el terreno de juego y a sus antagonistas tras veintiocho años jugando con ellos al mus de las finanzas. No es precisamente la imagen de un pávido gallina a la espera de la cárcel.

Tira y amaga. Tira y amaga en un juego de sístole/diástole. Y, ya que ustedes no me denuncian a mí, yo los denuncio a ustedes, por despido improcedente o por maltrato laboral… Hay que tener un par. Como hay que tener un par para ganar el terreno de juego, el campo y la pelota.

En cambio, la disentería se ha apoderado de algunos entresijos de dirigentes del PP, que apuestan por utilizar como reclamo la parte contratante de la primera parte de Groucho Marx en tanto respuesta diferida. Los traspiés en el uso de la lengua son un síntoma y la imagen más perfecta, pero también los silencios sonoros del presidente. ¿Por qué Rajoy no nombra la palabra Bárcenas?. No es tan difícil de pronunciar. ¿Por qué en la denuncia el PP sigue sin nombrarlo y se habla del “autor de los falsos papeles” y, en cambio, se denuncia al mensajero, el diario El País?.

A veces da la impresión de que este señor, gris y oscuro como el peculio siendo tesorero, estaba esperando esta oportunidad de celuloide para saltar como antihéroe al escenario de la política española. Algunos sueñan con él: su vida política les va en ello.

El innombrable

Hace algunos días Cantinflas se vistió de secretaria general para explicar las disquisiciones ante una indemnización en diferido
Francisco Morales Lomas
lunes, 11 de marzo de 2013, 14:55 h (CET)
Hace algunos días Cantinflas se vistió de secretaria general para explicar las disquisiciones ante una indemnización en diferido, y como fue una indemnización en diferido en forma, efectivamente de simulación, o lo que hubiera sido en diferido en partes de una de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social. Punto y final.

Cantinflas ha dado siempre mucho juego en política. Sus imitadores se encuentran por cientos, desde aquel que olía a “asufre”, y ahora momia, hasta el que se atragantaba con una galleta mientras contemplaba un partido de béisbol. Pero nosotros, por ahora, seguimos sin enterarnos qué secretos guarda el señor Bárcenas para que el señor Rajoy no quiera nombrarlo, y por qué las explicaciones en torno a él huelen y saborean al mejor Chiquito de la Calzada: “No puedo, no puedo…”.

¿Se podría pensar que se ha llegado a un pacto de caballeros en el que los apretones en semejante parte son muy dolorosos y han de ser regulados con prudencia?. Desde luego que la imagen que traslada a los medios el señor ex tesorero es de absoluta seguridad: consumado jugador que conoce muy bien el terreno de juego y a sus antagonistas tras veintiocho años jugando con ellos al mus de las finanzas. No es precisamente la imagen de un pávido gallina a la espera de la cárcel.

Tira y amaga. Tira y amaga en un juego de sístole/diástole. Y, ya que ustedes no me denuncian a mí, yo los denuncio a ustedes, por despido improcedente o por maltrato laboral… Hay que tener un par. Como hay que tener un par para ganar el terreno de juego, el campo y la pelota.

En cambio, la disentería se ha apoderado de algunos entresijos de dirigentes del PP, que apuestan por utilizar como reclamo la parte contratante de la primera parte de Groucho Marx en tanto respuesta diferida. Los traspiés en el uso de la lengua son un síntoma y la imagen más perfecta, pero también los silencios sonoros del presidente. ¿Por qué Rajoy no nombra la palabra Bárcenas?. No es tan difícil de pronunciar. ¿Por qué en la denuncia el PP sigue sin nombrarlo y se habla del “autor de los falsos papeles” y, en cambio, se denuncia al mensajero, el diario El País?.

A veces da la impresión de que este señor, gris y oscuro como el peculio siendo tesorero, estaba esperando esta oportunidad de celuloide para saltar como antihéroe al escenario de la política española. Algunos sueñan con él: su vida política les va en ello.

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