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¿Son ángeles los hombres?

El comportamiento humano indica que los hombres somos demonios
Octavi Pereña
lunes, 5 de agosto de 2019, 10:33 h (CET)

Dacia Mariani, novelista, poeta, dramaturga, estuvo internada en el campo de concentración de Nogoya, Japón, de los siete a los nueve años. La periodista Ima Sanchís que la entrevista le pregunta qué ha hecho de aquella experiencia. La respuesta es: “Aquella infancia terrible ha dado paso a la serenidad. La paz me permitió curarme, comer, vestirme, pero la experiencia que viví siempre está. No consigo tirar nada de comida, es una obsesión, y la muerte propia y ajena me espera literalmente en cada esquina”. La entrevistadora le dice: Ha indagado en el alma humana. La respuesta. “No creo en la bondad natural del ser humano, considero que puede ser el peor de los animales: malvado y brutal. Por eso creo en la educación, la ética, las leyes. Y lo humano tiene que regularse no se puede abandonar a sí mismo”.

Dacia Mariani dice: “No creo en la bondad natural del ser humano, considero que puede ser el peor de los animales: malvado y brutal”. No explica cómo ha llegado a hacerse con este concepto tan negativo del ser humano. Bien seguro que la experiencia que tuvo en el campo de concentración japonés y la posterior pobreza que no la abandonó en Sicilia contribuyó a ello. Si Dacia Mariani no explica por qué el hombre “puede ser el peor de los animales: malvado y brutal”, la Biblia sí lo hace. Lo triste es que las personas en general no quieren saber nada de este libro porque dicen que sus autores humanos lo han escrito para defender los intereses de las religiones. Se equivocan quienes tienen este concepto de la Biblia. Yerran quienes se hacen suyas estas opiniones sin haberla leído. Si la leyesen con el deseo sincero de saber lo que realmente dice este libro tan controvertido se encontrarían con la sorpresa que no defiende a las religiones. Ataca con dureza a los religiosos que dicen pero no cumplen lo que la Biblia enseña. Tergiversan lo que dice y descarrían a las personas alejándolas de Dios.

Desearía que el lector que me ha seguido hasta aquí no abandone la lectura porque intentaré hacerle comprender por qué “el ser humano puede ser el peor de los animales: malvado y brutal”.

El ateo no puede exculpar su incredulidad: “Porque lo que de Dios se conoce le es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1: 19,20).la creación a partir de lo inmediato hasta la expansión sideral, todo tan perfectamente sincronizado y maravilloso es el primer predicador que todo ser humano debería escuchar, pero no lo hacen. El texto sigue diciendo: “Pues habiendo conocido a Dios, no le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (vv. 21-23). A pesar de las manifestaciones externas de negar a Dios, en el fondo lo necesitan. De ahí nace la idolatría. Habiendo abandonado al Dios invisible que la creación anuncia lo sustituyen por dioses que su imaginación transforma en objetos de adoración. Adorar imágenes de hombres, cuadrúpedos, aves y reptiles, puede parecernos muy grosero. Hoy somos más educados. Hemos creado dioses adecuados a la modernidad. Adoramos a los astros del deporte y del espectáculo…Seguimos los pasos de los antiguos paganos. Coleccionamos objetos que les han pertenecido. Son las reliquias que atesoran los idólatras del siglo XXI.

Aquí no se termina la historia. El texto nos dice cuál es la consecuencia de haber abandonado el Dios del que nos habla la creación y ser sustituido por dioses de fabricación humana. Describe las consecuencias de la idolatría: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución debida a su extravió” (vv. 26,27). ¿No refleja el texto la sociedad actual con el desenfreno sexual que la caracteriza? El comportamiento desatinado de los idólatras no queda restringido en el ámbito de la alcoba. Repercute en la sociedad. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen, estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, sin afecto natural, implacables, sin misericordia” (vv. 28-31). ¿No es un vivo retrato de nuestra sociedad?


Ahora entra en escena el pasotismo. “Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (v.32). La Biblia es un libro apropiado para todas las generaciones, por esto es palabra de Dios. Nos recuerda que nos hemos convertido en demonios por darle la espalda a Dios. Ahora ya sabemos por qué el ser humano “puede ser el peor de los animales: malvado y brutal”.

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