Hay muchos días, como el de hoy , en los que no me apetece nada escribirles. Los políticos son tan pesados, repitiendo jornada tras jornada los mismos errores insostenibles, que defienden con vehemencia que sería muy cómica si sus consecuencias no fueran tan graves.
Digo esto, porque estamos otra vez con el tema estatuto. Esta vez es el andaluz. Pero este grave disparate es prácticamente el mismo que la estupidez catalana y por esto me resulta bastante agotador volver a mostrarles mis argumentos en contra de ambos proyectos estatutarios.
El amor a la patria y el sentido del deber me imponen la crítica a estas locuras políticas, pueden tacharme de fascista o de lo que deseen por pronunciar estas frases que suenan tan arcaicas en estos tiempos viles que corren. Pero no por esto dejaré de decir lo que pienso.
En cuanto a todos los estatutos, estos solo consagran un modelo de estado pseudo federal donde cada autonomía-nación hace lo que le venga en gana y cuya política de relación con el estado se resume en un frase : lo mío “pa” mí. Este es el criterio base del estatuto catalán y por no ser menos, de los siguientes estatutos. Siendo esto así, pediría por favor que alguien me aclare para que queremos todos seguir siendo españoles. No dejen morir a España de forma lenta, mátenla si quieren, pero de forma más rápida y clara.
El estatuto andaluz, a parte de perpetuar lo anterior, consigue que Andalucía siga siendo el cortijo de los caciques , que antaño decían que eran liberales o conservadores y ahora van de “progres” socialistas.Consagra un sistema que, al igual que los caciques, compra el voto con subvenciones y redes clientelares y perpetúa en el poder a los de siempre, los que se mantienen en el gobierno gracias al atraso secular del campo andaluz y rapiñan los ingresos de las zonas más pujantes económicamente , dónde por cierto suele gobernar el Partido Popular.
Como ciudadano español, porque eso es lo que pone de momento en mi pasaporte, que nació y vive en Andalucía lo único que espero de este estatuto intervencionista hasta la médula, es seguir perdiendo mi libertad. Tristemente dentro de todas estas ideas nacionalistas y regionalistas o como se les quiera llamar, existe una negación de los individuos a favor de las “naciones” o de las autonomías. Yo soy yo, y me niego a que me califiquen, digan cual es mi nación o no, que idioma debo hablar, que religión debo profesar o como debo pensar y sobre todo, estoy más que harto de que me digan que es lo mejor para mí.
Soy un ciudadano español, soy bastante mejor que ustedes y tengo el derecho a decidir y a disentir sin ser insultado ni marginado.
Exijo como ciudadano el derecho a decidir por medio de un referéndum como quiero que sea mi país y como quiero vivir.