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“En una década el REC habrá recibido un importante impulso”

Ramón Enrich, pintor, escultor y amante de la arquitectura

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Igualada es una población cercana a los cuarenta mil habitantes, situada a sesenta kilómetros de Barcelona. El río ha formado parte de su historia, y junto a su cauce, en el barrio del REC existía una importante industria con una importante cantidad de empresas dedicadas al curtido. Pero con el paso del tiempo esta industria dejó de ser rentable.

Durante los años 60 y 70 Igualada cuenta con empresas textiles de mucha envergadura, las fábricas textiles abrían sus puertas los fines de semana dando así oportunidad a que gentes llegadas de Barcelona y otras comarcas pudieran comprar, en la misma fábrica, y a precios interesantes los modelos que allí se fabricaban. Pero también el tiempo fue implacable con la industria textil que, en Igualada desaparece, y con ella caen empresarios y, lo que es peor, los trabajadores.

En Igualada hay un barrio con sus edificios en desuso desde hace muchos años, el REC, que levanta cabeza dos veces al año. Todo gracias a un grupo de amigos que han visto en esta zona de la ciudad una oportunidad de futuro para vivir y trabajar, al tiempo que gozan de la naturaleza. El REC nació al lado del río, en él y en sus viejas fábricas se recrean ambientes que acogen marcas de moda y diseñadores con el fin de que la gente acuda a comprar a mejor precio prendas únicas. Se crea un ambiente, una fiesta y los visitantes des de hoy, 8 de mayo, hasta el próximo 11, pueden gozar en este barrio no sólo de sus excepcionales precios y fantásticas piezas de ropa sino también de espacios dedicados a la gastronomía, cada año es más amplio el abanico de oportunidades para elegir. Espacios donde escuchar un concierto, una lectura de poesía, plazas pequeñas donde sentarse para conversar, pasear por un barrio que puede llenarse de posibilidades.

Para que nos hable de este experiencia hemos contactado con, Ramón Enrich< artista que nos habla de cómo crea los espacios para estos días y lo que siente por poder tener aquí su propio estudio de trabajo.

Usted nació en Igualada, y junto con un grupo de amigos decidieron recuperar el barrio de la curtiduría de esta población.

Si, y tuvimos que asociarnos para poder llevar adelante esta iniciativa. El REC es un barrio industrial en desuso, está fuera de las murallas de la ciudad y cada año hacemos allí dos veces nuestra fiesta grande. En nuestras primeras reuniones pensamos qué podíamos hacer para poner Igualada en el mapa, empezamos de una forma muy incipiente, y como desde la primera edición, la 0, funcionó ya nos encontramos celebrando los diez años.

¿Merecía la pena recuperar este barrio?

Este invento del REC está hecho de forma maquiavélica, para poder transformar el barrio estamos haciendo una especie de prueba piloto para activarlo, llevamos años dándole visualización, nuestra intención es hacer de que este barrio lo mejor que podamos conseguir, un barrio con una economía circular, esperando que sea como otros que hay en Europa y en todo el mundo. Barrios en los que a la gente se la ve feliz por poder vivir en ellos, con lo que hemos hecho hasta ahora sólo estamos en el primer rellano del primer piso. Todo el mundo pone de ejemplo barrios recuperados de Nueva York y de otras ciudades, Igualada está situada muy lejos, está ubicada en la Cataluña Central, es una ciudad mediana en donde se vive muy bien puesto que tienes todo lo que puedas desear, pero que nadie se engañe, es una ciudad que tenemos que hacerla nosotros, los igualadinos. No somos ambiciosos, aquí nadie instalará la sede de Google aunque nos gustaría, pero con todo lo que llevamos hecho la hemos ido posicionando y cada vez se abren en el REC más estudios de profesionales. Hay quien piensa que en una década nuestro barrio habrá recibido ya un importante impulso.

¿Son los igualadinos los primeros que deben ver las posibilidades de disfrutar de este espacio?

Eso lo ve todo el mundo, lo que sucede es que muchos están esperando un cambio de normativa, que actualmente nos parece de suma urgencia. Un gobierno municipal cayó por haber ordenado mal el territorio, la gente se le tiró encima porque la ordenación no se hizo con la sensibilidad que todo el mundo esperaba, y aún hoy estamos esperando un nuevo planeamiento municipal para que el REC pueda contar con todos los servicios que hacen falta. Ahora todo está congelado y la gente está expectante ante una posible solución que espero llegue en el término de tres o cuatro años. Cuando el plan sea efectivo será el momento en que la gente se arriesgará a comprar con energía, a restaurar o a poner el cariño que conviene en estos casos, no se trata de que se venga al REC con excavadoras, lo tiren todo y hagan nuevos edificios, hay que aprovechar al máximo todo lo que hay, se necesita más inversión y por lo tanto mayor implicación, más cariño de la gente que es de aquí, que vive aquí, y que conoce su tierra.

¿Qué tipos de profesionales hay actualmente en el REC?

Hay ocho o nueve estudios de artistas, gente que, generacionalmente, necesitábamos espacios grandes para realizar nuestro trabajo, también hay curtidores, como en los antiguos principios del barrio, en estos últimos años se han espabilado mucho y todos se dedican a la industria del cuero de calidad dirigido a la excelencia, del lujo, son los que dan actividad industrial a este barrio pero, ellos también, lo que encuentran a faltar en el barrio son servicios y un poco más de regularización para que sea posible hacer muchas más actividades.

En el REC hay cuatro días de fiesta, llegan a Igualada el triple de personas que viven en ella, después todo se acaba, ¿no es todo un poco ficticio?

Si, lo que nos gustaría es que las empresas que vienen estos días se fuesen quedando, que pusieran en el REC sus tiendas temporalmente o de forma definitiva, pero todavía estamos en el tiempo de la focalización del barrio, estos cuatro días no dejan de ser un circo, ponemos los leones, los domadores, hacemos todo el espectáculo, encendemos las luces y todo, de alguna manera, se vuelve mucho más mágico. En cierta forma es la manera de hacer ver a mucha gente las posibilidades que tiene el barrio, pero sí, todo tiene un punto de cosmética, intentamos limpiar los espacios, abrimos las ventanas que estuvieron cerradas durante 50 o 100 años para se ventilen y la gente transita por dentro para comprar a precios especiales, de esta manera hacemos que se reúnan las marcas de moda que son soberanas en nuestros mercados.

¿En estos cuatro días le gente que llega hasta el REC lo hace para comprar?

Es un poco el ADN de Igualada, en los años 70 muchas empresas textiles de la ciudad abrían sus fábricas para que la gente pudiera comprar a mejor precio y nosotros creímos que incorporar esta manera de hacer al REC era preservar la tradición que existió hace años. Las marcas que venden en el REC estos cuatro días nunca están en edificios iguales, una empresa estará en unas antiguas caballerizas, otra en un garaje amplio, no hay ninguna tienda igual, es todo heterogéneo. Las tiendas se decoran según lo que nos inspira el registro de la marca, el espacio es un poco salvaje, es como una “gimkhana”, lo dejamos todo en estado puro que es lo que la gente aprecia bastante.

¿Se puede venir y no comprar?

Claro, hemos de comenzar a comprar con una cierta responsabilidad, somos los primeros que lo decimos, hay mucha gente que viene sin la intención de comprar, luego toma una cerveza o come en algún “food truck” hindú, normalmente, a la gente que viene al REC, le apetece pasear y ver el espectáculo, se toma una “crêpe”, ve un recital de poesía, nosotros intentamos que en todo el circuito haya mucha energía y que no pasen 25 metros sin que se les explique alguna historia, nuestra munición, nuestra arma, es un poco la creatividad, a la llegada al público se le entrega un mapa para que pueda hacer su recorrido, hay gente que lo hace todo y otras no. Hay patios en donde hay dj tocando, hay fiesta constantemente, la gente lo vive, queremos dar así un poco de felicidad momentánea en este paseo y que no sea sólo un centro comercial estándar, creamos una atmósfera completamente diferente.

El mundo de la moda está pasando momento difíciles con la llegada de Internet y el mundo “low cost”, ¿REC es una manera de alternativa de tratar el mundo de la moda?

No tenemos esta función, comprar por Internet hace daño a las tiendas, nosotros creamos un ambiente, queremos que el REC sea una experiencia a la hora de comprar, escoger una pieza de una colección que gusta y es económica está muy bien, pero además queremos que le gente descubra un barrio con historia, en el que además puedas ver una proyección, escuchar un concierto, charlar en una plaza, todo eso hace que te vayas a casa con la satisfacción de haber conseguido tres cosas en una, la excusa es ir de compras pero la experiencia y lo que te llevas emocionalmente es un paquete mucho más importante.

¿El REC es cultura?

Si, nosotros no formamos parte del mundo de la moda y a la hora de hacer que la gente viniera al REC hicimos cultura, no haciendo moda, porque la moda mueve mucha más gente que la cultura, tampoco somos especialistas en música, tampoco en festivales que serian competencia nuestra, nos hemos basado en la tradición de comprar en la fábrica en una ciudad que ya tiene este ADN, pertenece a nuestra identidad y lo estamos fomentando a través de estos cuatro días de REC. Tenemos el barrio, tenemos el escenario, la coreografía, tenemos todo para hacer lo que hacemos, por lo tanto lo trufamos de cultura, queremos que le experiencia sea más cultural que no comercial.

¿Han pensado trasladar esta experiencia a otras ciudades?

Si, hemos hecho otros intentos, hicimos una cosa en Valencia, otra en Lérida, nos dijeron que tenían barrios degradados que querían recuperar y nos pidieron que hiciésemos alguna cosa como lo que hacemos con el REC, pero, nosotros, en el fondo, somos muy igualadinos, somos todos de Igualada, conocemos todas las fincas de aquí, no nos queremos despistar, esto tiene que funcionar, el barrio del REC tiene que rehabilitarse totalmente, esta es nuestra intención, el barrio que nosotros amamos es éste, trabajar en otro lugar, sería un negocio, también podría ser una opción, aunque el compromiso no sería el mismo.

¿Alguien puede creer que vivir en el REC es un estilo de vida demasiado bohemio?

Somos seres cambiantes, hay modas y tendencias, es normal que exista este punto de vista, todos los puntos de vista posibles, es una forma enriquecedora de vivir la poesía. El REC es un barrio donde puedes vivir con unos grandes ventanales, ves el río, la naturaleza, todo esto es un lujo que no todo el mundo se puede permitir, nosotros tenemos este barrio para poderlo hacer y la gente que lo ve quiere gozar de ello, no diría que es una vida bohemia, ni una pose, diría que no valorar este espacio que tenemos es perderse una parte muy bonita de esta ciudad.

¿Se ganan a los visitantes por la sensibilidad que ponen en la organización?

Soy artista, y difícilmente soy consumidor de ropa de moda, pienso que con la que tengo, ya voy tirando y tampoco soy el cliente ideal para una tienda de ropa del REC pero si soy un observador de lo que hace la gente cuando transita, cuando va por la calle, cómo reacciona cuando ve la iluminación, tengo sensibilidad a la hora de poner un córner, intentar como hacer agradable una cosa que podría llegar a ser hostil, esta es la diferencia, los organizadores del REC tenemos este tipo de sensibilidad, hemos creado un tipo de lenguaje propio a la hora de definirnos. Conocemos las industrias de aquí, tenemos la energía del entorno, si fuésemos a hacer este REC a uno de los Pabellones de exposiciones de Barcelona no tendría el mismo lenguaje, sería imposible, hacer el REC en un espectáculo natural en un entorno de fábricas medio abandonadas, heterogéneas, unas de los años 60, otras del siglo XVII, crear este circuito hace que el público encuentre una diferencia y hace que sea gratificante.

Ramón Enrich, pintor, escultor y amante de la arquitectura

“En una década el REC habrá recibido un importante impulso”
Teresa Berengueras
miércoles, 8 de mayo de 2019, 15:50 h (CET)

Igualada es una población cercana a los cuarenta mil habitantes, situada a sesenta kilómetros de Barcelona. El río ha formado parte de su historia, y junto a su cauce, en el barrio del REC existía una importante industria con una importante cantidad de empresas dedicadas al curtido. Pero con el paso del tiempo esta industria dejó de ser rentable.

Durante los años 60 y 70 Igualada cuenta con empresas textiles de mucha envergadura, las fábricas textiles abrían sus puertas los fines de semana dando así oportunidad a que gentes llegadas de Barcelona y otras comarcas pudieran comprar, en la misma fábrica, y a precios interesantes los modelos que allí se fabricaban. Pero también el tiempo fue implacable con la industria textil que, en Igualada desaparece, y con ella caen empresarios y, lo que es peor, los trabajadores.

En Igualada hay un barrio con sus edificios en desuso desde hace muchos años, el REC, que levanta cabeza dos veces al año. Todo gracias a un grupo de amigos que han visto en esta zona de la ciudad una oportunidad de futuro para vivir y trabajar, al tiempo que gozan de la naturaleza. El REC nació al lado del río, en él y en sus viejas fábricas se recrean ambientes que acogen marcas de moda y diseñadores con el fin de que la gente acuda a comprar a mejor precio prendas únicas. Se crea un ambiente, una fiesta y los visitantes des de hoy, 8 de mayo, hasta el próximo 11, pueden gozar en este barrio no sólo de sus excepcionales precios y fantásticas piezas de ropa sino también de espacios dedicados a la gastronomía, cada año es más amplio el abanico de oportunidades para elegir. Espacios donde escuchar un concierto, una lectura de poesía, plazas pequeñas donde sentarse para conversar, pasear por un barrio que puede llenarse de posibilidades.

Para que nos hable de este experiencia hemos contactado con, Ramón Enrich< artista que nos habla de cómo crea los espacios para estos días y lo que siente por poder tener aquí su propio estudio de trabajo.

Usted nació en Igualada, y junto con un grupo de amigos decidieron recuperar el barrio de la curtiduría de esta población.

Si, y tuvimos que asociarnos para poder llevar adelante esta iniciativa. El REC es un barrio industrial en desuso, está fuera de las murallas de la ciudad y cada año hacemos allí dos veces nuestra fiesta grande. En nuestras primeras reuniones pensamos qué podíamos hacer para poner Igualada en el mapa, empezamos de una forma muy incipiente, y como desde la primera edición, la 0, funcionó ya nos encontramos celebrando los diez años.

¿Merecía la pena recuperar este barrio?

Este invento del REC está hecho de forma maquiavélica, para poder transformar el barrio estamos haciendo una especie de prueba piloto para activarlo, llevamos años dándole visualización, nuestra intención es hacer de que este barrio lo mejor que podamos conseguir, un barrio con una economía circular, esperando que sea como otros que hay en Europa y en todo el mundo. Barrios en los que a la gente se la ve feliz por poder vivir en ellos, con lo que hemos hecho hasta ahora sólo estamos en el primer rellano del primer piso. Todo el mundo pone de ejemplo barrios recuperados de Nueva York y de otras ciudades, Igualada está situada muy lejos, está ubicada en la Cataluña Central, es una ciudad mediana en donde se vive muy bien puesto que tienes todo lo que puedas desear, pero que nadie se engañe, es una ciudad que tenemos que hacerla nosotros, los igualadinos. No somos ambiciosos, aquí nadie instalará la sede de Google aunque nos gustaría, pero con todo lo que llevamos hecho la hemos ido posicionando y cada vez se abren en el REC más estudios de profesionales. Hay quien piensa que en una década nuestro barrio habrá recibido ya un importante impulso.

¿Son los igualadinos los primeros que deben ver las posibilidades de disfrutar de este espacio?

Eso lo ve todo el mundo, lo que sucede es que muchos están esperando un cambio de normativa, que actualmente nos parece de suma urgencia. Un gobierno municipal cayó por haber ordenado mal el territorio, la gente se le tiró encima porque la ordenación no se hizo con la sensibilidad que todo el mundo esperaba, y aún hoy estamos esperando un nuevo planeamiento municipal para que el REC pueda contar con todos los servicios que hacen falta. Ahora todo está congelado y la gente está expectante ante una posible solución que espero llegue en el término de tres o cuatro años. Cuando el plan sea efectivo será el momento en que la gente se arriesgará a comprar con energía, a restaurar o a poner el cariño que conviene en estos casos, no se trata de que se venga al REC con excavadoras, lo tiren todo y hagan nuevos edificios, hay que aprovechar al máximo todo lo que hay, se necesita más inversión y por lo tanto mayor implicación, más cariño de la gente que es de aquí, que vive aquí, y que conoce su tierra.

¿Qué tipos de profesionales hay actualmente en el REC?

Hay ocho o nueve estudios de artistas, gente que, generacionalmente, necesitábamos espacios grandes para realizar nuestro trabajo, también hay curtidores, como en los antiguos principios del barrio, en estos últimos años se han espabilado mucho y todos se dedican a la industria del cuero de calidad dirigido a la excelencia, del lujo, son los que dan actividad industrial a este barrio pero, ellos también, lo que encuentran a faltar en el barrio son servicios y un poco más de regularización para que sea posible hacer muchas más actividades.

En el REC hay cuatro días de fiesta, llegan a Igualada el triple de personas que viven en ella, después todo se acaba, ¿no es todo un poco ficticio?

Si, lo que nos gustaría es que las empresas que vienen estos días se fuesen quedando, que pusieran en el REC sus tiendas temporalmente o de forma definitiva, pero todavía estamos en el tiempo de la focalización del barrio, estos cuatro días no dejan de ser un circo, ponemos los leones, los domadores, hacemos todo el espectáculo, encendemos las luces y todo, de alguna manera, se vuelve mucho más mágico. En cierta forma es la manera de hacer ver a mucha gente las posibilidades que tiene el barrio, pero sí, todo tiene un punto de cosmética, intentamos limpiar los espacios, abrimos las ventanas que estuvieron cerradas durante 50 o 100 años para se ventilen y la gente transita por dentro para comprar a precios especiales, de esta manera hacemos que se reúnan las marcas de moda que son soberanas en nuestros mercados.

¿En estos cuatro días le gente que llega hasta el REC lo hace para comprar?

Es un poco el ADN de Igualada, en los años 70 muchas empresas textiles de la ciudad abrían sus fábricas para que la gente pudiera comprar a mejor precio y nosotros creímos que incorporar esta manera de hacer al REC era preservar la tradición que existió hace años. Las marcas que venden en el REC estos cuatro días nunca están en edificios iguales, una empresa estará en unas antiguas caballerizas, otra en un garaje amplio, no hay ninguna tienda igual, es todo heterogéneo. Las tiendas se decoran según lo que nos inspira el registro de la marca, el espacio es un poco salvaje, es como una “gimkhana”, lo dejamos todo en estado puro que es lo que la gente aprecia bastante.

¿Se puede venir y no comprar?

Claro, hemos de comenzar a comprar con una cierta responsabilidad, somos los primeros que lo decimos, hay mucha gente que viene sin la intención de comprar, luego toma una cerveza o come en algún “food truck” hindú, normalmente, a la gente que viene al REC, le apetece pasear y ver el espectáculo, se toma una “crêpe”, ve un recital de poesía, nosotros intentamos que en todo el circuito haya mucha energía y que no pasen 25 metros sin que se les explique alguna historia, nuestra munición, nuestra arma, es un poco la creatividad, a la llegada al público se le entrega un mapa para que pueda hacer su recorrido, hay gente que lo hace todo y otras no. Hay patios en donde hay dj tocando, hay fiesta constantemente, la gente lo vive, queremos dar así un poco de felicidad momentánea en este paseo y que no sea sólo un centro comercial estándar, creamos una atmósfera completamente diferente.

El mundo de la moda está pasando momento difíciles con la llegada de Internet y el mundo “low cost”, ¿REC es una manera de alternativa de tratar el mundo de la moda?

No tenemos esta función, comprar por Internet hace daño a las tiendas, nosotros creamos un ambiente, queremos que el REC sea una experiencia a la hora de comprar, escoger una pieza de una colección que gusta y es económica está muy bien, pero además queremos que le gente descubra un barrio con historia, en el que además puedas ver una proyección, escuchar un concierto, charlar en una plaza, todo eso hace que te vayas a casa con la satisfacción de haber conseguido tres cosas en una, la excusa es ir de compras pero la experiencia y lo que te llevas emocionalmente es un paquete mucho más importante.

¿El REC es cultura?

Si, nosotros no formamos parte del mundo de la moda y a la hora de hacer que la gente viniera al REC hicimos cultura, no haciendo moda, porque la moda mueve mucha más gente que la cultura, tampoco somos especialistas en música, tampoco en festivales que serian competencia nuestra, nos hemos basado en la tradición de comprar en la fábrica en una ciudad que ya tiene este ADN, pertenece a nuestra identidad y lo estamos fomentando a través de estos cuatro días de REC. Tenemos el barrio, tenemos el escenario, la coreografía, tenemos todo para hacer lo que hacemos, por lo tanto lo trufamos de cultura, queremos que le experiencia sea más cultural que no comercial.

¿Han pensado trasladar esta experiencia a otras ciudades?

Si, hemos hecho otros intentos, hicimos una cosa en Valencia, otra en Lérida, nos dijeron que tenían barrios degradados que querían recuperar y nos pidieron que hiciésemos alguna cosa como lo que hacemos con el REC, pero, nosotros, en el fondo, somos muy igualadinos, somos todos de Igualada, conocemos todas las fincas de aquí, no nos queremos despistar, esto tiene que funcionar, el barrio del REC tiene que rehabilitarse totalmente, esta es nuestra intención, el barrio que nosotros amamos es éste, trabajar en otro lugar, sería un negocio, también podría ser una opción, aunque el compromiso no sería el mismo.

¿Alguien puede creer que vivir en el REC es un estilo de vida demasiado bohemio?

Somos seres cambiantes, hay modas y tendencias, es normal que exista este punto de vista, todos los puntos de vista posibles, es una forma enriquecedora de vivir la poesía. El REC es un barrio donde puedes vivir con unos grandes ventanales, ves el río, la naturaleza, todo esto es un lujo que no todo el mundo se puede permitir, nosotros tenemos este barrio para poderlo hacer y la gente que lo ve quiere gozar de ello, no diría que es una vida bohemia, ni una pose, diría que no valorar este espacio que tenemos es perderse una parte muy bonita de esta ciudad.

¿Se ganan a los visitantes por la sensibilidad que ponen en la organización?

Soy artista, y difícilmente soy consumidor de ropa de moda, pienso que con la que tengo, ya voy tirando y tampoco soy el cliente ideal para una tienda de ropa del REC pero si soy un observador de lo que hace la gente cuando transita, cuando va por la calle, cómo reacciona cuando ve la iluminación, tengo sensibilidad a la hora de poner un córner, intentar como hacer agradable una cosa que podría llegar a ser hostil, esta es la diferencia, los organizadores del REC tenemos este tipo de sensibilidad, hemos creado un tipo de lenguaje propio a la hora de definirnos. Conocemos las industrias de aquí, tenemos la energía del entorno, si fuésemos a hacer este REC a uno de los Pabellones de exposiciones de Barcelona no tendría el mismo lenguaje, sería imposible, hacer el REC en un espectáculo natural en un entorno de fábricas medio abandonadas, heterogéneas, unas de los años 60, otras del siglo XVII, crear este circuito hace que el público encuentre una diferencia y hace que sea gratificante.

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