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El abstencionismo en las elecciones andaluzas ha sido el causante del descalabro que han sufrido los partidos tradicionales

Es la hora de la mujer gitana

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Esta es una oportunidad que brindamos a los grandes partidos de ámbito nacional.

Es el compromiso que adquiere Unión Romaní como organización gitana, libre, plural y democrática que representa a una buena parte de los gitanos de España.

Queremos, pedimos, exigimos que el Partido Popular (PP), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Ciudadanos (C’s) y Podemos cuenten con nosotros e incorporen en sus listas al Congreso de los Diputados a representantes de nuestra comunidad. Petición que hacemos extensiva a otras formaciones políticas con expectativas de obtener representación en el Congreso de los Diputados o cuyo ámbito de actuación sea más restringido del que corresponde a toda la nación.

En España somos una gran minoría compuesta por unas 750.000 personas. Lo que supone que somos un potencial electoral muy importante. Si los partidos políticos quieren nuestros votos tendrán que comprometerse ofreciéndonos algo más que palabras o buenas intenciones.

¿A quién votan los gitanos?
Durante muchos años, especialmente cuando la democracia española daba sus primeros pasos, los gitanos españoles votaban mayoritariamente al partido político donde yo militaba. Tengo constancia de que muchos de ellos decían: “Yo voto al partido donde está Juan de Dios. Si él está ahí, eso es lo que más nos puede beneficiar”. No se olvide que en 1977 el índice de analfabetismo de los gitanos españoles era del 80%. Cifra espeluznante.

Pero hoy, gracias a Dios, las cosas han cambiado. El analfabetismo gitano ronda el 10% y va camino de desaparecer. El número de gitanos y gitanas con estudios superiores, o que están en fase de adquirirlos, son más de 500 ―de los que aproximadamente el 60% son mujeres gitanas― y es muy significativa la cantidad de gitanos y gitanas que militan en partidos políticos o que han demostrado un interés de lucha y compromiso con alguna de las formaciones políticas de nuestro país.

La lucha contra el abstencionismo
Todos los comentaristas políticos y los profesionales de la demoscopia electoral aseguran que el abstencionismo en las elecciones andaluzas ha sido el causante del descalabro que han sufrido los partidos tradicionales que durante tantos años han representado a los ciudadanos de aquella tierra. Y los gitanos no han ido a votar porque no nos hemos sentido adecuadamente representados en las instituciones. Se cumplía, una vez más, el sabio refrán castellano: “Una cosa es predicar y otra dar trigo”.

Cuando los gitanos y las gitanas reclamamos un lugar en sus listas no estamos pidiendo nada del otro mundo o que suponga una alteración de las normas democráticas de funcionamiento de los partidos. Recuerdo que en unas jornadas de estudio que propicié en el Parlamento Europeo y que celebramos en La Haya, sobre la representación de los ciudadanos en las instituciones, logré que los secretarios Generales de los partidos políticos españoles firmaran un documento ―que los tengo en mi poder― en el que se comprometían a favorecer la inclusión en sus listas electorales, en puestos de salida, de ciudadanos y ciudadanas de las minorías más significativas del país. La consecuencia de no haber cumplido con ese compromiso la estamos viendo.

El 28 de abril nos brinda una magnífica oportunidad
¿Qué pasará el 28 de abril cuando se cierren los colegios electorales? No es extraño pensar que hay tanta expectación por ese resultado como lo hubo en los primeros años de la transición a la democracia. Está todo revuelto. Líbrenme de reseñar la lista de “circunstancias nuevas” que no se habían dado en anteriores comicios. Pues añadamos una más: la presencia de algunos gitanos y gitanas allí donde se hacen las leyes y donde se puede levantar la voz para denunciar las injusticias y las dificultades por las que atraviesan quienes son la parte más débil de la sociedad.

Y para que nadie pueda decir que no sabe dónde echar la caña me permito señalar, indiscriminadamente, que se fijen en el lago del Partido Popular, del PSOE, de Ciudadanos y de Podemos. En esas aguas pueden encontrar candidatas gitanas tan valiosas como las siguientes:

Beatriz Carrillo de los Reyes. Antropóloga. Es Presidenta de Amuradi (Asociación de Mujeres Gitanas Universitarias de Andalucía) y Presidenta de Fakali (Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas a nivel Estatal). Vicepresidenta segunda del Consejo Estatal del Pueblo Gitano. Representa la nueva generación del movimiento feminista gitano, trasladando un discurso valiente, rompedor e innovador que supone un anticipo de futuro sin dejar de ser gitana.

Sara Giménez Giménez. Es abogada y destaca por su labor en la defensa del pueblo gitano. Además lucha contra las desigualdades que sufren las minorías por su etnia u orientación sexual. Estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza y completó sus estudios realizando un Postgrado en Derechos Humanos por la Universidad del País Vasco. Tiene estudios especializados sobre menores, extranjería y derecho penal entre otros.

Silvia Heredia Martín. Es licenciada en ciencias del trabajo por la Universidad de Córdoba y máster en prevención de riesgos laborales, y diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad Pablo de Olavide. Ha sido Diputada por Sevilla y Concejal del ayuntamiento de Écija.

Pero hay más, muchas más, de las que iremos dando cuenta próximamente.

Y si no las fichan, todos los españoles saldremos perdiendo.



Es la hora de la mujer gitana

El abstencionismo en las elecciones andaluzas ha sido el causante del descalabro que han sufrido los partidos tradicionales
Juan de Dios Ramírez Heredia
martes, 12 de marzo de 2019, 15:31 h (CET)

Esta es una oportunidad que brindamos a los grandes partidos de ámbito nacional.

Es el compromiso que adquiere Unión Romaní como organización gitana, libre, plural y democrática que representa a una buena parte de los gitanos de España.

Queremos, pedimos, exigimos que el Partido Popular (PP), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Ciudadanos (C’s) y Podemos cuenten con nosotros e incorporen en sus listas al Congreso de los Diputados a representantes de nuestra comunidad. Petición que hacemos extensiva a otras formaciones políticas con expectativas de obtener representación en el Congreso de los Diputados o cuyo ámbito de actuación sea más restringido del que corresponde a toda la nación.

En España somos una gran minoría compuesta por unas 750.000 personas. Lo que supone que somos un potencial electoral muy importante. Si los partidos políticos quieren nuestros votos tendrán que comprometerse ofreciéndonos algo más que palabras o buenas intenciones.

¿A quién votan los gitanos?
Durante muchos años, especialmente cuando la democracia española daba sus primeros pasos, los gitanos españoles votaban mayoritariamente al partido político donde yo militaba. Tengo constancia de que muchos de ellos decían: “Yo voto al partido donde está Juan de Dios. Si él está ahí, eso es lo que más nos puede beneficiar”. No se olvide que en 1977 el índice de analfabetismo de los gitanos españoles era del 80%. Cifra espeluznante.

Pero hoy, gracias a Dios, las cosas han cambiado. El analfabetismo gitano ronda el 10% y va camino de desaparecer. El número de gitanos y gitanas con estudios superiores, o que están en fase de adquirirlos, son más de 500 ―de los que aproximadamente el 60% son mujeres gitanas― y es muy significativa la cantidad de gitanos y gitanas que militan en partidos políticos o que han demostrado un interés de lucha y compromiso con alguna de las formaciones políticas de nuestro país.

La lucha contra el abstencionismo
Todos los comentaristas políticos y los profesionales de la demoscopia electoral aseguran que el abstencionismo en las elecciones andaluzas ha sido el causante del descalabro que han sufrido los partidos tradicionales que durante tantos años han representado a los ciudadanos de aquella tierra. Y los gitanos no han ido a votar porque no nos hemos sentido adecuadamente representados en las instituciones. Se cumplía, una vez más, el sabio refrán castellano: “Una cosa es predicar y otra dar trigo”.

Cuando los gitanos y las gitanas reclamamos un lugar en sus listas no estamos pidiendo nada del otro mundo o que suponga una alteración de las normas democráticas de funcionamiento de los partidos. Recuerdo que en unas jornadas de estudio que propicié en el Parlamento Europeo y que celebramos en La Haya, sobre la representación de los ciudadanos en las instituciones, logré que los secretarios Generales de los partidos políticos españoles firmaran un documento ―que los tengo en mi poder― en el que se comprometían a favorecer la inclusión en sus listas electorales, en puestos de salida, de ciudadanos y ciudadanas de las minorías más significativas del país. La consecuencia de no haber cumplido con ese compromiso la estamos viendo.

El 28 de abril nos brinda una magnífica oportunidad
¿Qué pasará el 28 de abril cuando se cierren los colegios electorales? No es extraño pensar que hay tanta expectación por ese resultado como lo hubo en los primeros años de la transición a la democracia. Está todo revuelto. Líbrenme de reseñar la lista de “circunstancias nuevas” que no se habían dado en anteriores comicios. Pues añadamos una más: la presencia de algunos gitanos y gitanas allí donde se hacen las leyes y donde se puede levantar la voz para denunciar las injusticias y las dificultades por las que atraviesan quienes son la parte más débil de la sociedad.

Y para que nadie pueda decir que no sabe dónde echar la caña me permito señalar, indiscriminadamente, que se fijen en el lago del Partido Popular, del PSOE, de Ciudadanos y de Podemos. En esas aguas pueden encontrar candidatas gitanas tan valiosas como las siguientes:

Beatriz Carrillo de los Reyes. Antropóloga. Es Presidenta de Amuradi (Asociación de Mujeres Gitanas Universitarias de Andalucía) y Presidenta de Fakali (Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas a nivel Estatal). Vicepresidenta segunda del Consejo Estatal del Pueblo Gitano. Representa la nueva generación del movimiento feminista gitano, trasladando un discurso valiente, rompedor e innovador que supone un anticipo de futuro sin dejar de ser gitana.

Sara Giménez Giménez. Es abogada y destaca por su labor en la defensa del pueblo gitano. Además lucha contra las desigualdades que sufren las minorías por su etnia u orientación sexual. Estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza y completó sus estudios realizando un Postgrado en Derechos Humanos por la Universidad del País Vasco. Tiene estudios especializados sobre menores, extranjería y derecho penal entre otros.

Silvia Heredia Martín. Es licenciada en ciencias del trabajo por la Universidad de Córdoba y máster en prevención de riesgos laborales, y diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad Pablo de Olavide. Ha sido Diputada por Sevilla y Concejal del ayuntamiento de Écija.

Pero hay más, muchas más, de las que iremos dando cuenta próximamente.

Y si no las fichan, todos los españoles saldremos perdiendo.



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